El año 1812 marcó a todo el pueblo de Göttingen, Alemania. En concreto a los amigos de la familia Grimm. Al descubrir que el pabre echó a sus dos hijos y nunca más volvieron a verlos.
Un martes por la noche, llego el padre de la familia, acababa de tomarse cinco copas de whisky después de ser despedido. Mientras caminaba por las calles, pensaba una manera de ahorrar dinero, y lo único que se le ocurrió fue abandonar a sus dos hijos, Hansel y Gretel. Así pues, entro decidido en la pequeña habitación de los muchachos y sin decir nada, los agarró por la ropa y los echó a la calle sin ningún miramiento. Su mujer seguía durmiendo, y nunca se enteró de la verdad, ella pensó toda su vida que sus hijos habían sido robados y perdidos entre los recuerdos.
Los dos pequeños asustados se dirigieron al pueblo en busca de ayuda, pero al ser de noche, nadie se ofreció a darles cobijo, así pues, fueron al bosque a buscar madera para hacerse una pequeña cabaña donde pasar lo que quedaba de noche.
Ninguno de los dos lloró. Se tenían a ellos dos y harían todo lo posible para sobrevivir.
Mientras caminaban en busca de ramas, se encontraron una pequeña cabaña con luz y a su lado una caseta de perros. Corrieron a llamar al timbre y un hombre no muy mayor, de unos veinticinco años, con el pelo rubio y unos ojos dulces, les abrió la puerta. El hombre al verlos cambió su sonrisa por una mueca de tristeza.-Hola pequeños. - dijo el hombre.- ¿Qué hacéis por aquí solos?
Hansel habló por los dos.
-Hola señor. Nuestro padre nos ha echado de casa y no sabemos a donde ir, hemos buscado ayuda en el pueblo, pero nadie nos atendió. -Dijo el muchacho.
-Vaya, entonces pasad, aquí tengo camas calientes donde podéis pasar la noche, y por la mañana tendréis comida.
-Gracias.- contestó Hansel.
Hansel y Gretel entraron en la pequeña cabaña y observaron a su alrededor. Era muy acogedora y tenia un fuego de piedra que calentaba toda la casa. Los muchachos se quedaron de pie, esperando que el señor les indicara su lugar.
-¿Cómo os llamáis?
-Yo soy Hansel, y ella es mi hermana Gretel. Esta muy asustada y no suele hablar mucho.
-Gretel, pequeña, no tienes por que estar asustada, ahora estáis seguros y podéis quedaros todo el tiempo que haga falta. -Dijo el señor mirando a Gretel.-Me podéis llamarme Ripe. Y decidme ¿Cuántos años tenéis?
-Yo 12.- Dijo Hansel.
- 9. - Dijo Gretel en un susurro. En todo este rato seguía agarrada a su hermano
Ripe se levantó y les señaló una pequeña cama donde cambian los dos hermanos.
-Aquí podréis dormir. No es mucho, pero entráis los dos.- Hansel se tumbó seguido de su hermana que no paraba de mirar a todas partes. No le gustaba ese lugar.- Yo voy a la cama. Si necesitáis algo estoy en la habitación de al lado. Cuando Ripe se marchó Gretel comenzó a llorar.
-¿Qué te pasa pequeña? ¿Estas asustada? - Gretel asintió en silencio. -No tienes porque, ahora estamos seguros bajo un techo.
-Ya lo sé. -Miró hacia la puerta y susurro a su hermano.- Pero no me gusta ese señor.
-Tranquila, no pasara nada, mañana nos iremos y construiremos una pequeña cabaña donde vivir.- Su hermana asintió de nuevo.
Los hermanos se quedaron dormidos pero horas más tarde algo les despertó. Un fuerte sonido que provenía de la habitación de Ripe. Gretel asustada se agarró a su hermano y cerró los ojos. Hansel siguió con la mirada fija en la puerta que momentos después se abrió sin apenas hacer ruido. De ella salió un hombre que no se parecía en nada a Ripe, tenia el pelo castaño oscuro y una mirada diabólica en sus ojos. En la mano llevaba un palo con la parte de arriba roja. El hermano fingió dormir, pero el señor lo vio y sin tocar a Gretel cogió a Hansel y se lo llevó a la otra sala. Hansel vio que esa sala era distinta a la otra, tenia un aspecto mucho más terrorífico, había velas por todos lados, y unas escaleras que llevaban a un sótano. El muchacho parecía estar asustado de verdad. Pero no puso resistencia cuando el señor lo llevo al sótano. A partir de ahí todo era oscuridad. Pero se oyó un grito para después venir el silencio.
Gretel seguía en la cama más asustada que antes. Se levantó temerosa de hacer ruido y se dirigió a la puerta de salida. Escuchó que detrás de ella se abría una puerta, entonces ella empezó a correr. Pero ella al ser pequeña no era muy rápida, y el señor la agarro por la espalda y se la llevó al sótano.
Ya en el lugar oscuro, la chiquilla pudo ver un poco de luz que provenía de arriba, de las velas encendidas. Gracias a la luminosidad pudo ver la silueta de su hermano, asustado, se apartó del señor y se fue con su hermano. Pero este no reacciono a su contacto. Gretel, asustada enfoco su vista y pudo ver a su hermano, o parte de su hermano, le había extraído partes del rostro y de las manos. La chiquilla atemorizada empezó a llorar y chillar, pero no le sirvió. El señor la cogió y la llevo a una camilla del fondo.-¡Déjame en paz! ¿Qué ha hecho con Ripe?
-Ay pequeña, ¿aún no te has dado cuenta? Yo soy él.
-Está loco señor. ¡No me toque!- Empezó a chillar Gretel.
-¡No estoy loco! mi realidad es simplemente diferente a la tuya. Tengo aspecto de ángel, pero en realidad vengo del infierno y ahora, pequeña, vas a acabar como tu hermano. - Y dicho esto las luces se apagaron y se oyó el segundo y último grito de la noche. No se supo nada más de ellos. Y Ripe desapareció entre la oscuridad, esperando.