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El Señor Alegre siempre está así. Y por más que lo miro se me hace curioso.

Habría llegado a nada más que unas dos semanas, y en el trayecto, ya había hecho que las personas lo quisieran. Yo pues, también lo quería.

Era alguien muy divertido, le sonreía a todos, era amable, y parecía que todos en el salón le habían tomado manía a regresarle a ver aunque sea una vez para poder sonreír.

Lo miraba también, no voy a mentir.

Pero no lo hacía porque "Ah, me hace feliz", solo me daba curiosidad, ¿Cómo lograba sonreír así de bien?, y la verdad es que todos alguna vez nos levantamos con mal humor y maltratamos a medio mundo que se aparezca en el camino.

Y era increíble, en su piel no había rastro de ojeras, pero eso sí, sonreía con los ojos. Lo hacía tan bien que se formaban medias lunas en pleno medio día.

No lo decía del modo de amor donde alguien quiere acoplarse al otro por completo. Lo digo del modo en que quizás, me gustaría poder jugar con su mano, tenerla un rato entre la mía y reír por pequeños golpecitos.

— Hey. — Susurré mientras le tiraba un papelito a él. El Señor Alegre me miró sorprendido al parar de escribir en su cuaderno cuando vio mi papel aterrizar.

Sonreí.

Él abrió el papel lentamente. Me moría de los nervios, no sé si había sido precipitado, pero quería hacer algo bien con mi vida al menos una vez.

— Tú. — Me lanzó el papel, lo traté de agarrar pero cayó al suelo así que lo tomé tan rápido como pude.

Y el sonrió cuando abrí el papel.

"¿Estaría bien si puedo caminar y hablar contigo hoy?"
— Nadie

"Estaría muy feliz."
— Señor Alegre

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⏰ Última actualización: Sep 07, 2019 ⏰

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Señor AlegreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora