Capítulo 3: ¡Aiba la ostia!

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CAPÍTULO 3

-¿Qué quieres dos?

-De ti ni agua quiero yo.

-Pues si quieres el móvil, ya sabes…

Evitando hablar de eso salté unas varias veces para coger el móvil sin mucho éxito.

-Bullyng.-reí.

En realidad me lo estaba pasando bien y todo.

En un momento dado, me abalance torpemente sobre él,

Probó a darme un pico pero una voz nos separó.

-Jesús, eres un pesado tío.

El acento JAJAJA.

Dani se cruzó en frente de nosotros.

-Normal que las tías te peguen.-bufó Dani.-Podrías ser algo más atento.

-¿Qué le pegan?.-estallé de risa.-No puede ser, me meo.

Dani comenzó a hablar entre risas pero no pudo y paró unos segundos.

Jesús tenía una sonrisa dibujada de rostro, pero hacía rato que estaba en la misma postura.

-Fati me ha dicho mi madre que te enseñe la casa.-me comentó Dani más calmado.

-De acuerdo.-me señaló la puerta de entrada refiriéndose al porche.

A primera vista el jardín daba la apariencia de ser más pequeño pero en realidad era amplio y habían aprovechado el espacio perfectamente.

-Perdona a mi hermano, es un pedorro.

Me reí.

-Sois bastantes diferentes.-manifesté.-Físicamente sois como dos gotas de agua, anque ya os diferencio.

Presumida que soy.

-Yo también ligo eh.-se quejó, solté una carcajada.-Él es más…

Íbamos rodeando el jardín.

-¿Más lanzado?

-¡No! Yo también lo soy, cuando tengo confianza, bueno tú la aportas.-era adorable, no me digáis que no.-Pero yo voy relajadito al principio y las dejó anonadadas después, haciendo que se acostumbren al hecho de que sea tan encantador con ellas.

Dani era educado y me sorprendía cada cosa que decía.

-Sinceramente, no me gustan los tíos como Jesús.-él río y abrió la puerta de la entrada.-Pero tampoco me gustan los chicos románticos, los odio.

Dani me mostró el resto de la casa y cuando terminamos nos sentamos a cenar.

Los gemelos estaban en frente de mí y mi querido hermano, a mi izquierda.

Los mayores comentaban a su aire pero si cruzábamos alguna palabra se paraban y escuchaban atentamente.

En una de estas, cuando los padres se encontraban tan ensimismados y yo estaba terminando de comer un filete bastante bien hecho, levanté la mirada y observé a Jesús susurrándole algo al oído a Dani mientras el primero, se reía.

Bufé.

De verdad, no aguantaba a Jesús, era demasiado subidito.

Un minuto más tarde, Dani (gemelo) pronunció algo notando la tensión en la mesa:

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⏰ Última actualización: Oct 27, 2014 ⏰

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