Cherry gum ✧ 𝐒𝐁 𖬺 𝐇𝐊

ଘ gums ଓ

—¿Kai?— El mayor se encontraba buscando a su novio por la casa que actualmente compartían juntos. —¿Bebé?

El Castaño se encontraba preocupado, debido a que la noche anterior se había quedado jugando entre caricias y besos con el menor, para luego quedarse atrapados en los brazos de Morfeo. Soobin admitía que apenas al despertar esperaba un beso (o muchos en realidad) de buenos días, pero a diferencia de eso, la acción pedida por el mayor de la pareja nunca llegó. En cambio, para su sorpresa, el lado de la cama en el que debería estar descansando su lindo novio estaba vacío, dejando un sentimiento de susto y preocupación en el Castaño.

El mayor bajó por las escaleras dirigiéndose a la sala principal de la casa, la cual apenas entrar se podía sentir un delicioso aroma de lo que Soobin deduciría que era un desayuno americano. Se adentro a la cocina luego de pasar por el comedor de la casa, viendo la imagen más hermosa de sus largos veintiocho años. Hueningkai se encontraba cocinando, dado vuelta, mientras cantaba lo que seguramente venía siendo el estribillo de "Euphoria".

El mayor se acercó a su novio tratando de hacer el menor ruido posible, para después abrazarlo por la espalda, riendo por el pequeño grito que dio el menor, seguramente por el susto.

—¿Eh? Soobin, me asustaste—Dijo el menor, en cambio Soobin estaba  sorprendido al escuchar al menor hablarle tan desinformal.

—¿Dónde están tus modales, bebé?— se burló el mayor, pasando sus manos por la cintura del menor.

El menor parecía querer reclamarle, pero solo se quedó callado ante la repartición de besos que este daba en su cuello y nuca, mezclado con la respiración débilmente alterada.

—Ya...—Se quejó por el pequeño mordisco que el mayor le dio en el lóbulo de su oreja —No hagas eso— Estaba sonrojado, muy sonrojado.

—Eres un chicle de cereza malo—El mayor hizo un intento de puchero, sabiendo que el menor no se resistiría a sus encantos.

—¿Chicle de cereza?—El menor estaba confundido; el mayor era de usar apodos así como "chicle" con él, pero nunca había escuchado el anteriormente pronunciado.

—¿Por qué?—Preguntó curioso, inclinando un poco su cabeza, con un aire de cachorro curioso.

—Tus labios saben a cereza. Es adictivo—El mayor pasó su mano por la cintura del menor y, con la otra, apagó la cocina, para luego, sin ninguna dificultad, subir al menor a la mesada de la cocina.

—Y también porque eres mi pequeño chicle oficial, ¿No es así?— Hueningkai sabía mejor que nadie por qué el apodo de "chicle", pero aún no era una excusa válida para poder decir que él siempre se la pasaba pegado a su novio. Pero ¿Qué podría decir, después de todo? El menor es como un bebé; necesita atención a toda hora.

Por la cual Soobin estaba dispuesto a darle mucho más que eso.

—Mmm...—El mayor se acercó a Huening, dejando que sus respiraciones se mezclaran y que sus labios quedaran en un pequeño y tierno beso, mientras que ambos jugaban una guerra de miradas, la cual Huening perdió en menos de diez segundos.

—Lindo...—Murmuró Soobin, pegando completamente sus labios a los del menor, para terminar formando un dulce beso cargado de amor y ternura, haciendo que las mejillas del contrario se tornaran un lindo y fuerte color carmesí, sin compararlo con un tomate.

—Deberíamos comer ya...—Dejó escapar una risa al ver el nerviosismo del otro.

—Sabes, tengo interés de comer otra cosa en éste momento...—El peli negro frunció el ceño algo ofendido, ya que el azabache no parecía dispuesto a comer lo que había preparado.

—¿Cómo qué?—Preguntó con el ceño fruncido, dando un aire de ternura.

—Tú serías un claro ejemplo—Soobin no le dio mucho tiempo a Hueningkai para reaccionar, ya que en un abrir y cerrar de ojos ya tenía al mayor pegado a sus labios, cargándolo hacia su habitación compartida.

Al llegar a esta, Soobin dejó caer con cuidado al menor en las sábanas de color pastel, que aún seguían desaregladas, para luego dar besitos por todo el cuello del menor, dejando otra marca en su cuello y clavícula.

—¡Soobin! Sabes bien cuánto cuestan sacar las marcas—Se quejó, haciendo un berrinche. —¿Qué le dire a las personas cuando vean esto? La excusa de las "arañas" ya no es válida—Hizo un berrinche, haciendo que el mayor muriera de ganas de comerlo a besos.

—Mucho mejor, así todo el mundo sabrá que eres mío—El menor se sonrojó, tanto que se cubrió con uno de los peluches con forma de conejito que compraron en su último viaje a Japón.

—No te cubras—El castaño movió el peluche para poder ver la cara del tomate que ahora tenía como novio.

—Esto es muy vergonzoso...—Dijo el menor al darse cuenta de la posición en la que se encontraban.

—¿Quieres cambiar de posición?— preguntó el mayor con una sonrisa pícara.

—Sí, por favor—Mencionó el menor con su linda aura llena de inocencia, a diferencia del mayor.

Soobin solo se recostó en el colchón, dejando al menor un poco confundido.

—Ven— el mayor dio golpes en su regazo, indicándole al peli negro que se sentara ahí, orden que el menor obedeció un poco desconfiado por obvias razones.

El menor se sentó sobre el regazo de Soobin, dejando sus piernas en ambos costados de su cadera, mientras que el mayor le daba suaves caricias en la zona baja de la espalda del menor, haciendo un intenso juego de miradas.

—Te amo, mi chicle— El menor se sonrojó al escuchar las palabras que el castaño había mencionado con el mismo tono con el que el mayor se le había confesado hace cinco años, en un pequeño café que se encontraba en el parque de cerezos en Japón.

—Te amo, conejito—Parecía un juego para ver quién amaba más a quién, pero Hueningkai esta vez no quería ver arder Troya al saber lo intenso que era su pareja.

—Te amo, bebé —El mayor se unió sus labios con los del menor, formando un suave y tierno beso, saboreando el dulce sabor de los labios del castaño, y con cada movimiento marcando cada sentimiento de amor del uno hacia el otro, finalizando el tierno beso con una mordida en el labio inferior del menor, para poder mirarse fijamente con las típicas miradas de pareja enamorada, con las cuales llevan viéndose desde el día en que se conocieron.

"Habrás encontrado a la persona indicada cuando no tengas que suplicar, ni amor, ni sexo, ni cariño, ni amistad... simplemente te dará todo antes de que lo pidas".