CAP. 1

402 13 2
                                    

Han pasado 2 años desde que la madre de mi medio hermano menor a muerto. Hoy se cumplen 2 años, Inuyasha esta triste y lo único que puedo hacer por el, es seguir a su lado.

Ah la semana de que Izayoi murió obligue a Inuyasha a venir a vivir conmigo a una casa lejos del pueblo, al principio se enojo y se trataba de escapar. Aun recuerdo cuando discutimos, me hirió tanto.

-Inuyasha, ya te dije que no puedes ir, es muy peligroso, te puede pasar algo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

-Inuyasha, ya te dije que no puedes ir, es muy peligroso, te puede pasar algo. ¡Entiende que no quiero que te pase nada! -le grite entre enojada y preocupada. Inuyasha, quería ir a enfrentar a los demonios que mataron a Izayoi, pero estaba segura de que si lo dejaba ir el moriría y yo no quiero eso-.

-Tu no eres nadie para decirme que hacer y que no así que déjame, no quiero tu ayuda, no quiero tu amor, no quiero nada de ti, entiéndelo de una ves, ¡NO TE QUIERO CERCA DE MÍ! -me grito mientras me veía con odio-.

Escucharlo decir todo eso me destruyo el corazón, me dolió tanto que no pude evitar tener los ojos cristalinos. Para evitar que viera mis ojos llorosos gire mi rostro, viendo a la pared donde había una foto de su madre junto con nosotros dos de pequeños.

- En ese caso, me voy, me largo. Ya no te molestare más y ya no te buscare más.
Adiós Inuyasha -le dije mientras salia de la casa sin verle a la cara, no quería que viera mis lágrimas caer por mis mejillas, él nunca me vio llorar, nunca me mostré débil ante él, yo debía ser fuerte frente a él, yo debía protegerlo con mi vida. Todo porque lo amaba-.

Salí de la casa a paso apresurado, prácticamente corrí por el jardín para perderme entre los arboles del bosque.

Estaba sentada en la orilla de un lago cantándole a la nada, lo único que me alumbraba era la luz de la luna, esa hermosa luna blanca que siempre me acompaña a todos lados.

Cansada me acosté de costado mientras cantaba...

Por favor, mi amor
Dime que aquí estas
Dime que hoy te quedaras
Te amaré, te querré
Te veré florecer
Sin tu luz voy a perecer
Por favor te pido que me Ames igual
Que me des una gran señal
Por favor dí que en la mañana estarás
Dime que tu también me amaras
Otra vez, aquí estoy,
En las sombras yo voy
Deambulando por la oscuridad
Soledad, confusión
Hay en mi corazón
Fuiste tu solo una ilusión
Quiero ver el brillo de tus ojos.

Deje de cantar al escuchar una rama pequeña romperse. Rápidamente me puse de pie y apunte al intruso con una de las espadas que mi padre me dejo, Sounga.

-Sal de ahí si no quieres una muerte lenta y dolorosa -de entre los arbustos salio Inuyasha con la mirada baja, al verlo detallada mente pude notar que había estado llorando- ¿Inuyasha que haces aquí? -le pregunte mientras guardaba mi espada.

-Y-yo, l-lo siento yo no te tuve que decir todo eso -empezó a decir llorando, aun mantenía su mirada baja mientras se tapaba los ojos con sus manos- Yo no quiero que me dejes, no quiero que te alejes de mi lado, no quiero que dejes de amarme, no quiero estar sin ti -seguía diciendo mientras su llanto empeoraba. Con cada palabra yo me iba acercando mas a el. Al escuchar que no quería estar sin mi, no pude evitar abrazarlo con fuerza mientras apoyaba su cabeza en mi pecho. Inuyasha no tardo en corresponder a mi abraso llorando- Te quiero.

-Te amo, y por que te amo, nunca te voy a dejar solo, y si me voy igualmente voy a estar contigo en tu corazón. -le dije mientras le acariciaba la cabeza- tranquilo, ya no llores, mi amor, se me rompe el corazón al verte llorar -Levanto su rostro de mi pecho para verme a los ojos.
Sus ojos eran tan hermosos, sus labios tan lindos y sus orejas tan tiernas, no pude evitar juntar sus labios con los míos para así fundirnos en un dulce e inocente beso. Amaba besarle, para mi era una forma de reclamarlo como mío.
Al separar sus labios de los míos pude ver su sonrojo, y notar que dejo de llorar.

-ven -tome su mano para acercarlo a la orilla, para así sentarnos, el como siempre apoya su cabeza en medio de mis pechos, según él, escuchar mis latidos lo tranquilizaba por completo-.

-¿Me cantas? -pregunto en un susurro tierno-.

-Si, mi amor.

Déjame cantar una canción de cuna Mientras cierras los ojos
Y mientras te vas quedando dormido
Cómo espero que los sueños que encuentres sean brillantes

Déjame cantar una canción de cuna Mientras cierras los ojosY mientras te vas quedando dormidoCómo espero que los sueños que encuentres sean brillantes

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

- Sakura, tengo hambre -Él pequeño de cabellos blanco platinado movía el hombro de su hermana mayor con insistencia- Sakura, Sakura, SAKU...

-Ya, ya me desperté -dije mientras le tapaba la boca con mi mano- sabes que no me gusta que me despiertes de esa forma -salí de la cama y me estire mientras bostezaba- que sueño -salí del cuarto y fui directo a nuestra cocina. Prendo fuego a la leña para empezar a cocinar huevo revuelto y poner el pan que hice ayer a calentar.

-Inuyasha, después de comer tienes que entrenar.

-Si. Sakura, yo... Quiero visitar la tumba de mi madre -dijo con la mirada baja-.

-Si eso quieres, eso haremos -me levante de mi asiento para caminar hasta él. Una vez a su lado, levante su mentón y deposite un beso en su frente- iré a preparar las cosas para partir -le susurre mientras le acariciaba la mejilla. Tuve la suerte de apreciar su sonrojo- eres tan lindo -le dije mientras soltaba una pequeña risa- ya vuelvo amor.

La Princesa (Inuyasha y tu) (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora