Nada ocurre porque sí, todo tiene su trayectoria, y, obviamente, Fyodor lo sabía.
Él era un simple campesino de pueblo. Con sus propias manos hacia magia. Un propio titiritero con su propios títeres y muñecos.
Sus cabellos púrpuras y su simple sonrisa, lucía felíz con lo que hacía, y tenía un buen pago, por lo cual, estaba felíz, pero había algo más:
Aquel recuerdo latiente de su padre dándole ése muñeco rubio era simplemente con lo que se despertaba todos los días.Aún lo conservaba.
Sus ojos rojos, sus hebras rubias, su sonrisa pintada en su rostro, al igual que sus dos pómulos rojos, largas pestañas, y una pinta de payaso. . . Pero resaltaba su color gris gastado, y sus piezas faltantes, y pérdidas.
Tenerle allí tragando polvo no le hacia feliz. En lo absoluto."¿cómo he de arreglarlo?"
Se consultaba a sí mismo, viendo al mismo sobre una repisa."¿y si lo limpio?"
Ahora pensaba llevándose una mano a su mentón.── Quizás. . . Volver a construirle.── habló al fín. Sus pasos calmos se hicieron presentes, a su vez, el movimiento de sus brazos, que fueron a parar sobre el objeto.
Días, semanas, un mes entero. Quería que fuese perfecto. Empeño y esfuerzo, todo para volver a recrearle.
Y ahí estaba, su hermoso muñeco de piel blanca cual porcelana: el payaso Gogol.── ¡HA, AL FIN! ¡LO HE CONSEGUIDO! ¡HE ROTO LAS BARRERAS QUE ME IMPEDÍAN SEGUIR ADELANTE CON MI INALCANZABLE SUEÑO! ── gritaba con alegría, saltando, y mirando de reojo a sus demás creaciones, que no traían mucha fama.
El titiritero estaba más que satisfecho.
Le tomó en brazos, le sonrió y revisó; ni un fallo.
Era perfecto.── Te amo, te voy a amar, y nunca te dejaré ir, amado padre. Usted permanecerá aquí cueste lo que me cueste. Ésto ha de ser un orgullo para usted, y me alegro de que así sea. ¿Puede aún oirme, o Dios no ha perdonado sus pecados y lo ha enviado a las insalubres tierras del infierno? ── divagó Dostoyevsky, mirando por la ventana.
[...]
Todo había dado sus frutos. La gente estaba encantada con el payaso, ¡había funcionado! Estaba en la boca de todo el pueblo, y, es más, ¡de hasta otras ciudades!
El dinero sobraba, y ni hablar de su felicidad, que la misma desbordada.
" ¡WOH, QUERIDO CREADOR! ¡LO LOGRAMOS AL FÍN! " le hubiera gritado el bufón, si tan sólo pudiesen escucharle.
Todo era muy especial. Fyodor compartía sus ideas con sus otros colegas, Fukuzawa, Mori y Fritz, creadores de sus propias obras.
── Es especial, insaciable. ¡La gente está embobada! ── vociferaba el de hilos púrpuras, levantando al ser exento de razonamiento.
── ¡he de decir que por lo que veo, nos ha ido maravilloso! Tampoco podía esperar menos de nosotros.~ ── afirmó el egocéntrico de Fritz, soltando unas carcajadas.
Todos tenían sus obras, sus grandes y espectaculares obras maestras.
Mori con su drama mafioso, Fukuzawa con sus detectives, Fritz con lo futurista, y él, con su simple payaso.Pero, Fyodor sólo escuchaba voces.
Algo le estaba hablando, le estaba dando ideas, y obvio no debía de desaprovecharlas.
Y ésta no era la excepción.──. . . Muchachos, tengo una propuesta.
(..)
# ¡hey! Hola.
Lamento mucho si quedó un capítulo corto, es que tenía sueño. Poco menos que decir, una y media de la madrugada. u u
¡espero que les haya gustado!
Bye~