Capitulo 32

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Sebastian.

Poco después de la cena le suplique a Kat que se quedara en la cabaña de mi familia a dormir conmigo, solo quería dormir a su lado, su compañía verdaderamente me tranquilizaba, lo mejor de tenerla durante toda la noche es poder ver su rostro relajada pero con una sonrisa que difícilmente se borraba, sus mejillas siempre se convertían en un color rojo, no sé si era por el contacto de mi piel sobre la suya.

Al parecer estoy pensando en voz alta porque su sueño se ve un poco atormentando, se empieza a mover por cierta incomodidad, yo solo la acerco más a mi cuerpo, beso su cabello, que siempre lleva ese aroma a coco que causa mi locura. Ya es casi medio día, el sol empieza a entrar por la ventana que da vista al lago, definitivamente es una mañana perfecta, así quisiera dormir todos los días de mi vida, con ella, no me importaría que se me hiciera tarde para ir al trabajo.

Maldita sea, aquella noche donde llego Jennifer a mi apartamento... ¿y ahora está embarazada? Me parecía una total mentira, no pude haberme acostado con ella, seguía insistiendo en que si, ¿Cómo se lo voy a contar a Kat? La verdad... no podría hacerlo... le haría daño a sus sentimientos de una manera tan cruel, seré el peor de los hombres, no quiero alejarla ni un instante de mi vida, la quiero para siempre conmigo.

   -Joder... - exclame.

   -¿Qué ocurre, cariño?

   -Nada mi niña, no pasa nada – le digo acariciando su suave cabello – iré a preparar el desayuno – digo mientras me levanto suavemente de la cama para no incomodarla y que siga durmiendo plácidamente.

Salgo a la cocina, el lago nunca lo había visto tan reluciente, parece un espejo, se puede ver claramente las nubes reflejadas en él, el sol y algunas gaviotas que buscan peces. Esa niña sí que hace ver todo con otros ojos.

Busco algo en la despensa, mi madre siempre trataba de tener todo listo, aquí solíamos venir de fines de semana y ella sabía que vendría con Kat, así que se encargó de llenar la nevera.

Mientras saco la leche para preparar el chocolate, escucho que llaman a la puerta repetidas veces, ¿Quién podrá ser? Nadie aparte de mi madre sabe que yo venía a este lugar. Debe ser el señor Sam, él vive en la cabaña de al lado, es un viejo amigo de la familia, siempre suele venir los fin de semana. Decido abrir la puerta.

   -¿Qué haces tú aquí?

Yo.

El tono de mi teléfono hace que me despierte de un brinco de la cómoda cama.

Llamada telefónica.

   -Tami por dios, ¿Qué pasa?

   -Solo es para saber que estas bien, me tome el trabajo de decirles a tus padres que nos íbamos de compras todo el día, así que puedes estar tranquila.

   -Gracias, eres la mejor amiga del mundo.

   -¡Lo sé, chao!

   -Chao.

Llamada finalizada.

Miro a mi alrededor, no pensaba quedarme en bragas y en esta camiseta de Sebastian, y menos ahora que escucho voces en la sala, debe ser Jessica, que horror... no quiero que me vea así.

Me levanto directamente al baño, sobre el lavabo había una bolsa con una nota.

"Kat cuñadita, sé que necesitaras varias cosas de las que están aquí, Sebastian es pésimo escogiendo ropa, todo lo que ves aquí es obra mía. Att: Jessica".

Abrí la bolsa, había varios shorts y camisetas, un par de zapatos y ropa interior...

Decido ducharme para cambiarme, opte por los shorts y una blusa que dejaba descubierto mi hombro y deje mi cabello suelto.

Decido salir a ver a mi novio y a saludar a Jessica para agradecerle por haberme comprado la ropa. Cuando salgo a la sala, me doy cuenta que no es Jessica la que se encontraba hablando con Sebastian.

Sebastian.

   -Jennifer, por favor vete – digo con un tono bajo, y apretando el agarre en su brazo para dirigirla a la salida.

   -Espera mi amor, hablemos de nuestro bebe – me dice soltándose de mi agarre.

   -Ni aquí, ni ahora hablaremos de eso... ¿Cómo me has encontrado?

   -Hable con Jessica, se cómo sacarle información sin necesidad de presionar – dijo orgullosa.

   -Lárgate, y no vuelvas a mencionar nada sobre lo del bebe – alzo un poco la voz.

Yo.

   -¿Qué haces tú aquí? – le pregunto a Jennifer, que se nota que está discutiendo algo que no logro escuchar, solo gritos o no estoy concentrada tanto en lo que dice sino en cómo lanzarme a su cara para sacarle los ojos.

   -Por eso querías que me fuera... - dice ella señalándome con su dedo como si fuera un bicho.

   -Kat, ven vamos a la habitación – dice Sebastian acercándose a mí, agarra mis brazos y me encamina en dirección a la habitación.

   -¿No se lo piensas decir? – pregunta Jennifer antes de que pueda entrar a la habitación.

   -¡Cállate y vete! – dice Sebastian elevando la voz y señalando la puerta.

Por Siempre TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora