diario de una adolescente

capitulo 2

mi semana fue un asco, pero por alguna razon espero con ansiedad la siguiente. queria volver a ver a ese chico que habia sido amable conmigo.

todo comenzo el jueves, yo estaba en el recreo, sola ccomo de costumbre y con el libro que no estaba leyendo, porque estaba precensiando algo mucho mas triste. en una esquina, un niño con lentes de marco grueso y una camisa a cuadros color carmesi, estaba siendo golpeado por un idiota de chaqueta negra, tan estupido que me daba nauseas. yo me pare, y como tan estupida, yo me levante, temblando y con las manos algo sudadas le dije:

- hey, porfavor dejalo, que te hizo el para que tu te estes abusando de el?

-porque no eh? quieres que te golpee a ti tonta niña nerd?

en el momento en que estaba llegando su puño a mi cara, aparecio alguien por atras y lo empujo, le dijo:

-ey flash, metete con alguien de tu tamaño, no molestes a personas que solo quieren ayudar, ni tampoco las molestes sin razon.

de una manera extrañisima, ese muchacho,flash o como se llamara, obedecio a las ordenes de aquel chico y se fue caminando y refunfuñando por el corredor. entonces, el chico que me habia defendido,se acerco a mi y me pregunto si estaba bien, yo le respondi algo nerviosa que si, que estaba bien.

me llamo ansel- dijo.

lizbeth-dije.

el sonrio. tenia una linda sonrisa,sus dientes estaban perfectamente alineados, sus ojos eran de color celeste, al igual que el mar, tenia el pelo largo, pero no demasiado y era de un color particular, al menos para mi. me pregunto si yo estaba en alguna clase con el, yo me moleste un poco porque no habia notado que yo estaba con el en tres clases, pero tuve paciencia porque no queria espantar al unico chico que me habia notado.

-si, estoy contigo en quimica, historia y español. conteste, esta vez mas calmada y menos nerviosa.

-¿enserio? no te habia notado, lo siento contesto el algo avergonzado

-tranquilo, nadie lo hace, creo que empiezo a acostumbrarme. 

el sonrio, me sonrio a mi, yo hice lo mismo y nos quedamos en silencio, mirandonos como si nos conocieramos de alguna vida pasada.