-No...te entiendo- le digo entre risas bobas.
¿De qué nos reímos de todas formas?
- Te explico- hace una pausa para tomar un sorbo de su tequila-, mi padre quería que fuera abogado, pero yo me impulse a seguir mis sentimientos y cogí medicina.
Nos seguimos riendo como si no hubiera mañana.
-¡¡¡Yo estoy en último año de medicina!!!- le confieso.
Él se sorprende y casi puedo ver como funciona su cerebro mientras piensa.
-¿Entonces, tienes 22 años?
Yo asiento con la cabeza pero presiento como si no fuera suficiente confirmación.
-Ajá, 22 recién cumplidos.
Me sonríe como quien guarda un secreto.
-Yo ya llevo 9 años trabajando de médico general. Soy jefe de cirugía- lo dice con orgullo y yo no puedo evitar admirarlo.
-Tal vez...cuando termine mi carrera...me puedas conseguir algún trabajo en tu hospital- propongo.
-Cuenta con eso.
Y en ese momento siento que puedo confiar en él para cualquier cosa. Incluso algo que nunca he hecho con nadie y eso es confesarme.
-¿Estás comprometida?- pregunta sorprendido mirando mi anillo de oro blanco que nunca me quito.
Yo levanto la mano con delicadeza para contemplarlo de cerca. Lo acaricio un poco antes de responder su pregunta.
-Si y no.
Gale me estudia aún más sorprendido que antes.
-¿Qué quieres decir?
Niego rápidamente.
-No es asunto tuyo- pero antes de proponérmelo ya se lo estaba contando-, pero te haré una historia.
Él no se mueve. Espera a que yo continúe hablando. Y no sé si será por todo el alcohol en mi sangre, pero me siento valiente para continuar.
"Había una vez una chica que soñaba ser doctora. Sus padres no tenían dinero para pagar la Universidad de Medicina, así que hicieron un trato con la tía de la chica, que resulta estaba casada con un millonario pero no tenían ningún hijo. El trato consistía en que la tía le pagaría los estudios si ella se iba a vivir a su casa durante lo que duraban los tres años de preparatoria- suspiro y le doy un sorbo a mi bebida para seguir hablando-. Sus padres aceptaron, por supuesto. Lo que sea por su hermosa niña. Entonces ella se fue a vivir a Los Ángeles con 15 años.
"Se sentía muy solitaria al ir allí. No conocía a nadie. Así que se encerró en sus libros. Pasaron unos meses y fácilmente logró ser la mejor de la clase. Tanto, que los profesores le pedían que fuera tutora de algunos alumnos. Aceptó con la esperanza de hacer amigos, pero la suerte le tenía mucho más que eso. La suerte le tenía a un chico guapo dispuesto a enamorarla y sacarla del mundo de los libros, y ella estaba encantada con la idea.
"Ambos estaban profundamente enamorados y se hicieron novios. Se amaron y se respetaron durante sus tres años de preparatoria y hasta Dios los bendijo con un lindo regalito el último año.
"Ellos nunca planearon separarse, por eso él también tomaría medicina y estarían juntos toda su vida, con el pequeño bebé que crecía en el vientre de la chica.
"Entonces, un día como hoy, 20 de marzo, del primer año de universidad, tres meses antes del nacimiento del bebé, ella decide visitar a sus padres y darles una sorpresa, ya que todos creían que el bebé sería niña, pero no lo era. La feliz pareja se dirigían a su casa en coche cuando él se decide a preguntarle algo muy importante a ella. Por su pequeña distracción no se da cuenta del camión que había perdido el control y se impactó justo contra su auto, sacándolos de la carretera. Ella tubo la suerte de salir disparada por el parabrisas antes de que el coche impactara contra un árbol.
"La chica era la que menos golpes había recibido, sólo contaba con huesos rotos y algunas heridas en el cuerpo. Logró arrastrarse hasta donde su amado estaba atrapado aún por el coche. Y entonces él creyó que era el mejor momento para proponerle matrimonio. Ella claro que aceptó. Pero no sólo eso, ella sabía que él estaba mal. No por nada ella estudiaba medicina. Ella le rogó que no se fuera, pero el no tenía fuerzas para seguir luchando. Murió agarrandola de la mano y lo último que le dijo era lo mucho que la amaba- hago una pausa para secarme la lágrima solitaria que rodaba mi mejilla.
"La chica se desmayó y despertó un mes después en el hospital, sólo para encontrarse con que había perdido a su niño por causa del impacto. La única prueba que le quedaba de que ellos existieron era el pequeño anillo y su corazón partido en mil pedazos- finalizo y lo miro, cosa que estaba evitando en el curso de mi historia.
Gale no había dejado de mirarme. Su cara solo dejaba ver la comprensión. Le agradecí enormemente en silencio que no sintiera lástima.
Pienso en ese vacío en mi pecho, en como mi cuerpo se siente frío siempre que estoy sola. Pienso en el dolor en y en la sensación tan amarga de mi sangre inrviendo bajo mi piel. Y entonces decido olvidar. Olvidar que viví toda esa mierda. Olvidar que hoy es 20 de marzo , el cuarto aniversario de la muerte de las dos personas más importantes de toda mi vida. Olvidar que sólo vivo para mantener un eterno luto y sobre todo olvidar esa absurda promesa de serle fiel a Tyler incluso cuando él no está aquí, porque sé que él no querría eso para mi.
Decidida, me levanto de la banca en la que estaba y me acerco a la suya. Me abro paso entre sus piernas y sin pensarlo dos veces y esperando lo peor, me lanzo hacia su boca.
Al principio sólo es una presión inocente de mis labios contra los suyos. Después de unos segundos mientras yo me obligaba a llevar el beso más allá, él sale de su estupor y contribuye.
Le separo los labios con mi lengua tímidamente. Gale explora un poco el terreno antes de entregarse completamente y dejarse llevar. Entonces es él quién usa su lengua en el interior de mi boca para acariciarme con ella. Noto un piercing de metal y sin resistirme a la tentación lo atrapo entre mis dientes.
Relajo mis músculos tensos. Realmente creí que no me gustaría, que hasta me daría algo de asco. Después de besar a Tyler durante años y sentir algo único, pensé que no me gustaría ningún beso de otra persona.
Pero me equivoque. Me encante. El chico sabe cómo besar. Es un experto. Y me encuentro devorando sus labios a los pocos segundos.
Sus manos suben por mis muslos y me animan a sentarme a horcajadas sobre él. Lo hago con mucho gusto y no dudo en profundizar el beso y hacerlo más caliente. Yo me dedico a acariciarle los hombros para luego enredar mis manos en su pelo.
-¿Vamos a mi casa?- pregunta aún pegado a mi boca.
-No lo dudes.
Y así paso el resto de mi noche más difícil del año con un desconocido.
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El dolor cuando es por dentro... es más fuerte
Novela JuvenilÉl, todo un chico impactante y ella, una persona que no confía en nadie y se niega a querer. Hade Jeffersom es una chica con un pasado doloroso. Desde hace mucho ha intentado olvidar y rehacer su vida. Pero, ¿cómo lo podrá lograr si Gale le recuerda...