Part 3 - Final

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Camila estaba en su casa, vestida con un short corto de color rojo y una remera ajustada blanca mientras en sus manos tenía el joystick de su playstation 3 mientras jugaba Gran Turismo 6. Estaba en una carrera super concentrada cuando su teléfono celular comenzó a vibrar, puso pausa al juego y lo atendió. Lo sujetó con su cabeza y su hombro, y le sacó la pausa al juego.

—Emi, ¿qué tal? —contestó cortantemente mientras continuaba la carrera. Estaba en un torneo en el nivel de complejidad más alto, no podía darse el lujo de perder esta carrera o perdería su primer puesto en la tabla general.

—¿Estás jugando?

—Ajá, pero hablame, no hay drama.

—¿Venís conmigo a un cumpleaños?

—¿De quién?

—Resulta que la novia de mi hermano me invitó al cumpleaños y la verdad que no me da ir sola, ¿podés hacerme la segunda y acompañarme?

El auto que Camila estaba conduciendo derrapó en exceso en una curva y terminó dando una vuelta de 180 grados al momento que escuchó al cumpleaños de quien la estaba invitando, sin entender por qué se sentía nerviosa y a la vez entusiasmada.

—¿Cómo hacemos?

—El cumple es en Puerto Madero, ahora te mando un mensaje con la dirección, nos vemos ahí tipo ocho, ¿dale?

—Ok.

Cuando colgó el teléfono recibió un mensaje con la dirección. Apagó la consola y se fue a bañar para poder prepararse para el cumpleaños, solo faltaban dos horas para las ocho.

Había llegado justo a horario a pesar de que se había tardado por ninguna razón aparente en elegir qué ropa ponerse. Resultaba ser un día muy frío y más allí que estaba al lado del río, se había decantado por un jean ajustado azul, unas botas de cuero negro y una remera negra con un dibujo abstracto de líneas de colores, arriba un montgomery negro.

Su amiga como siempre llegó tarde y juntas subieron al departamento que ocupaba todo un piso.Al ser recibidas por Arturo quien les abrió la puerta, después de dejarlas pasar a las dos, agarró a Camila del brazo y le pidió que por favor no le dijera la verdad sobre los libros a su novia. Camila no tenía ninguna intención de meterse en problemas de faldas con Arturo, además eso solo continuaba confirmando que Arturo era un idiota.

Emilia estaba hablando con Julieta, quien resultó ser una chica normal de una estatura promedio, de agradable sonrisa y con el cabello ondulado de color castaño hasta la cintura. Mientras hablaban, Emilia señaló a Camila a quien presentó como su mejor amiga. Camila le sonrió y la saludó por su cumpleaños, disculpándose por no haber traído ningún presente debido a haber sido avisada de improviso dos horas atrás, sin embargo a Julieta no pareció importarle en lo más mínimo, las presentó al resto de los invitados y tomaron asiento.

La velada avanzó donde todos intercambiaban risas, experiencias y vasos de cerveza. Camila solo tomaba gaseosa o jugo dependiendo de que había disponible. De vez en cuando sin quererlo observaba a Julieta quien en contestación le sonreía cálidamente.

Luego de que Julieta soplara las velas por su cumpleaños, Camila fue a tomar aire al balcón. No le gustaban las fiestas de cumpleaños, nada más por el hecho de que no le encontraba sentido a tener que celebrar el acontecimiento de haber nacido. Nunca le había gustado celebrar el suyo, menos le iba a gustar la celebración de otros. Además Emilia se había hecho amiga de algunos de los chicos de la fiesta y la había comenzado a ignorar desde hacía unas horas.

Luego vio que era el momento de los regalos, donde observó el ritual a distancia. Julieta habría cada paquete con alegría, como Camila había anticipado todos eran libros, ella se veía muy alegre al abrirlos y le agradeció a cada uno. Era el turno del regalo del idiota de su novio. Camila no pudo evitar sonreír al verla romper el papel y de la cara de sorpresa de Arturo al notar que el regalo que le había comprado no era un libro.

Luego de leer todos los libros que Julieta leía, había logrado entenderla más que cualquier persona, incluso más que su propio novio y por eso había optado por un regalo diferente a lo obvio. En los libros que ella leía siempre había constantes que casi nunca cambiaban, si bien había libros diferentes en la gran mayoría existía una constante en particular: dragones.

Tardó en encontrar la clase de dragón que quería regalarle, pero sabía que de seguro le gustaría una escultura de un dragón. Le había tomado mucho tiempo encontrar una estatua como la que quería, y la única que había cumplido con sus deseos era una de yeso que tuvo que pintar a mano. Camila no era amiga de las manualidades, sin embargo se le daba muy bien.

Julieta al retirar a la estatua del dragón de la caja abrazó a su novio con una tremenda alegría y le susurró al oído que lo amaba. Todos se enteraron que siempre había querido una estatua de un dragón occidental parecido a los de Ciruelo, pero que jamás había logrado encontrar alguno que se pareciera.

Arturo miró hacia el balcón y articuló la palabra gracias a Camila quien solo asintió con la cabeza, luego se volteó y observó al oscuro horizonte donde el río y el cielo se unían, se retiró unos instantes sus lentes y masajeó su tabique para luego volverlos a poner. Había dejado de prestarle atención a la fiesta y a la gente y sentía que su misión había sido cumplida. Entonces una mano se posó en su hombro.

—Hola.

Julieta estaba detrás de ella y se apoyó en la baranda para compartir la misma vista.

—Hola, disculpá el no haberte traído algo por tu cumpleaños... — contestó.

—No, gracias por el regalo...— afirmó Julieta con una sonrisa.

—Yo no te traje nada...— contestó Camila sorprendida.

— Um... ¿sabés?— Julieta se volteó y observó al interior con una sonrisa —. Arturo es muy bueno, pero no es del tipo que le gusta leer y lo sé. Su forma de hablar conmigo sobre los libros que yo leo, no son sus palabras, lo noté desde que comenzamos a hablar sobre el libro que le regalé.

Camila no contestó, Julieta había demostrado ser una chica mucho más astuta de lo que parecía y si decía algo iba a terminar cayendo en una trampa.

—Pero me gusta esa persona...— la anfitriona miró para arriba y luego se volteó para ver la luna. — Al principio me sentí mal de que Arturo me mintiera, pero luego pensé que había hecho algo increíble solo para que me siguiera gustando. Arturo es un buen chico en el fondo... Además me gustaban las opiniones de la persona que le resumía los libros. Esa persona me parecía muy interesante y quería conocerla...

Camila no sabía cómo escapar de esa situación, estaba claro que a cada palabra Julieta solo estaba intentando hacerla pisar el palito.

—Hoy hablaba con mi cuñada y me comentó que te gusta mucho leer...— afirmó mirando de reojo a Camila con una sonrisa. Al ver que ella pensaba decir algo, Julieta la interrumpió.

— No necesitas decir nada, supongo que se lo prometiste a Arturo. Gracias por el regalo.

Julieta le dió un beso en la mejilla y entró de nuevo a la casa. Y Camila sonrió por primera vez en su vida por una persona.

Entre las páginas de un libroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora