El Príncipe Zorro.

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Érase una vez, en una tierra muy muy lejana, existió un rey del inframundo que en busca de codicia y deseo, le fue infiel a su esposa con un mortal. Aquel mortal era un zorro bastante bello y hermoso,  uno del cual muchos peleaban su mano. El rey vio en aquel zorro una posesión, un simple objeto del cual se desharía cuando este obtuviera lo que quisiera de él. El zorro amaba con toda su alma a aquel rey, a pesar de que no sabía que estaba casado y de tantas atenciones y mimos por parte del rey hacia su amante, se deshizo del zorro con la falsa promesa de que volvería por él.


Con aquel zorro preñado, no tardaría mucho para que un pequeño zorrito naciera arropado por el manto del invierno. El bebé era tan lindo y bello como su padre zorro, pelaje naranja otoñal, y cabello naranja brillante, como su padre el rey, sus ojos eran rojos cual fuego ardiente y apasionado, que demostraba su porte real. 


La esposa del rey, al enterarse de la aventura de su esposo, cayo en locura y desato toda su furia contra el amante, saliendo desde el infierno hasta el mundo terrenal para quemarlo en la hoguera, pero antes de que la reina lo atrapara, escondió a su pequeño bebé entre los matorrales del bosque nevado.


Luego de la desdicha, una pareja de lobas omega escucharon los llantos del zorrito, fue entonces que decidieron adoptarlo y llevarlo a su aldea, un pequeño pueblo lleno de omegas, le pusieron Lis como nombre.


Lis creció con gracia y belleza al lado de sus madres adoptivas. A la edad de 15 años sus madres le encontraron un pequeño trabajo de costura en el reino de Zielony, lejos de aquella aldea, por lo cual Lis tendría que atravesar el bosque para llegar.


Mientras tanto en el inframundo, las hijas caprichosas de los reyes se sentarían en el trono del hijo mayor, ya que como las dos nacieron al mismo tiempo, las dos gobernarían el infierno: Brayan, una gata de complexión llena la cual disfrutaba de hacer sentir mal a los demás, Kitty, una felina la cual adoraba torturar a sus lacayos de todas las maneras posibles. Cuando las dos rastrillas se disponían a sentarse en el trono sintieron que se quemaban poco a poco, así que rápidamente se levantaron. ¿Como podía ser posible esto? Se suponía que ellas eran las únicas con sangre real, ¿O tal vez no?


La reina enfurecida y con la duda de que su esposo tuviera que ver, se entero que el zorro que asesino hace 15 años tenia un hijo, y este era el mayor de todos los hijos del rey. La reina se embraveció como nunca mas se había visto, al mismo tiempo que sus hijas ardían de rabia al enterarse de que no podrían ser las futuras herederas. El rey, asqueado por su descendencia masculina, para calmar a su esposa decidió mandar a sus propias hijas a asesinar a su hijo, tarea la cual ellas aceptaron gustosas.


Mientras Lis caminaba a Zielony jugando y cantando, fue sorprendido por sus medias hermanas. -¿Quienes son ustedes queridas?- preguntaba Lis amablemente a las chicas, y estas no hicieron mas que sacar su enorme oz.  Lis al ver que no tenían buenas intenciones corrió como pudo al bosque siendo perseguido por su propia sangre, hasta que tropezó con una roca. Lis volteo horrorizado y cerrando sus ojos esperando su fin, hasta que escucho un filo. El pensaba que estaba en el mas allá, y cuando abrió sus ojos se encontró con un hermoso lobo, pelaje negro como la noche, profundos ojos azules y múltiples cicatrices, vestía ropajes caros y de la realeza.

-¿Estas bien pequeño?- Preguntaba aquel joven mientras limpiaba la sangre de su ropa.

-Si... Gracias por haberme salvado... en verdad... se lo agradezco muchísimo.- Decía el zorrito tímidamente.

-¿Porque alguien abra querido asesinar a alguien tan lindo como tu? - Preguntaba el lobo mientras acariciaba el mentón de Lis.

-¡Príncipe!- Gritaba un sirviente a lo lejos, por lo cual el lobo tuvo que irse, no sin antes darle una carta al pequeño zorrito.


Al leer la carta descubrió que se trataba de una invitación para un baile real en el palacio de Zielony, así que luego de completar su trabajo, decidió ir al baile. Al principio los guardias no lo dejaban pasar, debido a sus ropajes de pueblerino, hasta que les enseño la invitación. Dentro del salón, el príncipe esperaba al zorrito y al verlo, corrió para darle un cálido abrazo.

-Alguien tan hermoso como tu no merece estos harapos, ¿Porque no vas a cambiarte?- Seguido de eso, el príncipe llamo a una de sus sirvientas para que le colocara a Lis algo mejor que sus ropajes de pueblerino.


A la hora del baile, Lis bajaba las escaleras con un bonito traje de gala, fue entonces que el príncipe extendió su mano hacia el zorrito, invitándolo a bailar. Fue en ese baile que dos corazones se volvieron uno, pasaron horas y horas, hasta que en un mirador, el zorrito le dio un suave beso al lobo, el cual este correspondió con amor. Fue a partir de ese beso que el salón se cubrió en llamas, la multitud intentaba escapar, pero se encontraba rodeada por las llamas. En medio de todo el fuego, en el centro del salón,  salieron el rey y la reina del inframundo. 


Estaban con rabia y en llanto, el rey sostenía en sus brazos los cadáveres de sus hijas. Y la reina se hizo oír entre la multitud:


"Eres igual que tu estúpido padre, no te basta con robar el trono de mis hijas, las mataste, planeas tener un reino en el mundo mortal, ¡Voy a hacerte pagar! ¡Tu y tu padre me robaron lo que es mio por derecho!"


Luego de ese discurso, con rabia lanzaba llamaradas al zorro, el cual corría y esquivaba como podía.  El príncipe no dejaría que matasen a su amado frente a sus ojos, así que mientras cundía el pánico, el se fue escabullendo entre las llamas a las espaldas de los reyes. Antes de que los reyes lanzaran la llamarada que acabaría con la vida de Lis, este tomo sus dos espadas y las apuñalo contra el corazón de los reyes. Se retorcían de dolor mientras su piel caía como si se estuvieran quemando en vida, hasta quedar sus esqueletos, y luego polvo.


El fuego paro y aparecieron unas escaleras en dirección hacia abajo. Lis decidió bajar, y al llegar al final, noto un castillo de aspecto lúgubre y tenebroso, luego de vagar un poco por aquellos aposentos encontró un único trono en el salón. Lis, al sentarse en ese trono, el castillo mágicamente fue perdiendo su apariencia lúgubre y transformándose en un bello palacio, pero el cambio no solo afecto al castillo, todo el inframundo fue cambiando, la geografía volcánica del infierno se fue transformando en ríos, lagos, llanuras, desiertos, tundras, y demás maravillas. Los demonios que habitaban el reino fueron liberados de sus cadenas, y felices fueron a jurarle lealtad a su nuevo soberano.


El alma bondadosa del príncipe zorro se reflejó en todo el reino al reclamar su derecho al trono. Al final de todo, se caso con el príncipe lobo y vivieron felices para siempre.

Lis książę.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora