Lo primero que ve cuando se despierta es ese pequeño cuerpo al lado suyo que dormía profundamente, acurrucada contra él para mantener el calor, él sonríe al ver a esa pequeña niña que parecía un ángel. Lentamente la mueve para despertarla, ella abre sus ojos y le regala una sonrisa que ilumina su día.
— Buenos días — Ray la saluda con un tono cariñoso, ella bosteza tratando de despertar completamente su cerebro.
— Buenos días — Finalmente dice la niña, levantándose completamente, lista para empezar el día, si es que así le podía decir.
En ese lugar no existe la noche, solo un día perpetuo y un laberinto sin fin.
Ray lo ha intentado por mucho tiempo, pero no ha podido encontrar la salida de allí, simplemente se acostumbró a vivir en ese lugar, mientras intenta criar a la niña él solo. Todos los días, Ray le enseñaba todo lo que sabía, todo el conocimiento que acumuló con los años, se lo transmitía. Ella escuchaba todo lo que decía con curiosidad, sus ojos le miraban atentamente, tratando de imaginarse todo lo que él le decía.
¿Podría realmente aprender algo que nunca vio?, él no podía saberlo, pero lo seguía intentando.
Las clases terminan y ambos siguen caminando en ese lugar sin fin, ella lo sigue con sus pequeñas piernas, él sigue su paso para no cansarla mucho, después de todo, Ray ya no sentía alguna prisa por llegar al final, porque sabía que lo había perdido todo. Aun así, había una promesa que tenía que cumplir.
Voltea a mirar a la niña, que lo observa con esos enormes ojos violetas, Ray deseaba a veces que se volvieran esmeraldas, justo como los de su madre.
— Vamos a descansar aquí — Ella asiente mientras se sienta en la arena.
El chico la observa, es una niña realmente obediente, siempre le hace caso, nunca le reprocha nada, ella es la hija perfecta y a veces siente que eso esta mal, recuerda a sus hermanos, haciendo berrinches y llorando desconsolados, así debían de ser los niños.
— Papá — Su suave voz infantil le llama — ¿Me dirías como es el mundo otra vez? — Ray asiente, regalándole una sonrisa.
Ray le vuelve a contar como era el mundo que vio, dibuja en la arena los árboles, los animales, el cielo, el sol, la luna, tratando de que su historia sea lo más vivida posible, su deseo era poder mostrarle aquel mundo a aquella pequeña niña.
— Pero allí no éramos libres — Ray continua con su historia, con la parte que no le gustaba contarle, pero que él consideraba necesaria de decírsela.
Porque Emma le había enseñado que era mejor hablar con la verdad que construir ilusiones falsas. Dibujo con su dedo a los demonios, ella tembló otra vez, su mente no se imaginaba el verdadero horror que era la realidad, pero estaba asustada de que la persona más fuerte que conocía le temiera a algo.
— Y por eso buscamos re-hacer la promesa, para ir al mundo humano, todos juntos — Ray sonrió al recordar el motivo porque había iniciado este viaje.
Ella miró con tristeza los dibujos.
— Pero ya ha pasado mucho tiempo — Le recordó ella — Es demasiado tarde — Ray cerró sus ojos, su hija era demasiado lista, justo como él.
— Aun no lo es — Respondió con una sonrisa, Ray puso su mano en su cabeza y revolvió sus cabellos naranjas — Todavía están los niños que quieren ser libres e ir a ese lado, además, te tengo a ti, mi sueño es mostrarte ese mundo — Ray al final tocó su pequeña nariz, ella sonrió conmovida.
Ray lo sabía muy bien, Emma ya no estaba, Norman había eliminado a los demonios, los niños seguramente habían sido liberados y él seguramente les había construido su mundo ideal, pero su familia todavía debía de estar esperando por él, que volviera al mundo real.
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Eres mi sol
Fanfiction"Porque cuando la oscuridad me invadió, aparecisté para alumbrar mi camino, eres el sol que brilla todos los días de mi vida y me mantiene cuerdo en este laberinto". One-shot inspirado en el viaje de los 7 muros. Historia principal de Ray y un Oc. L...