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Johnny había vuelto a su oficina cuando salió el Sol.

Prendió su teléfono que estuvo abandonado toda la noche.

20 llamadas pérdidas del mismo número.

Se preocupó ya que el número era diferente, intentó llamar de vuelta; sólo sonaba la contestadora automática de hospital de Seúl.

Se preocupó, ¿Algún paciente habrá estado en el hospital y habrán tratado de comunicarlo.

Intentó a hablar con cada uno de sus pacientes; todos estaban sanos y salvos. Incluso la familia del reciente fallecido había negado que lo hubiera llamado.

Era raro, no entendía que podía estar sucediendo en ese momento...

Su día fue normal, lleno de cariño por parte de sus pacientes.

Pero ese día, a las seis de la tarde Johnny esperaba a Mark para pedirle unas disculpas por su mal comportamiento la noche anterior.

Pero Mark no había dejado ni rastro cerca de Johnny.

Recordó todos los momentos en los que Mark se ocultaba a los lejos mientras jugaban a las escondidas. Siempre podía sentir la potente pero no pesada mirada del menor de ambos... pero esta vez en todo el día no había sentido algo parecido, por lo que Mark no lo estaba viendo.

Salió de su trabajo a las diez de la noche, se dio una vuelta a la casa del pequeño rubio para poder explicarle todo, no sin antes comprarle un pequeño girasol como señal de disculpa.

Grande fue su sorpresa al ver que en la puerta del departamento un "Se vende" estaba puesto en un gran cartel.

—Disculpa, ¿Mark Lee ya no vive en el apartamento doscientos dos? —Preguntó en la pequeña recepción, y por cuestiones legales no le dieron más información que un simple "no" de respuesta.

¿Mark se mudó?, ¿A dónde? ayer por la niche que el mayor había ido a su departamento no vio nada de cajas o de señales que planeaba mudarse, aparte el rubio le hubiera dicho desde antes, y aparte él no tenía dinero para tener un departamento más amplio. Era demasiado pequeño, de vez en cuando Mark y Johnny no podían estar en la misma habitación por el poco espacio que había.

Llamó a su teléfono.

Una.

Dos.

Tres timbres...

Nada.

Otra vez.

Y así duró días...

Marcando sin ninguna respuesta.

Sólo escuchando el "Hola, Soy Mark, deja tu mensaje, te llamaré cuando tenga tiempo".

Una semana... y Johnny no pudo contactar con Mark, había hecho ya más de diez llamadas al día y nunca conseguía una respuesta.

Se había cansado de esperar, había pasado más de quince días, fue directamente a la hora de salida a la escuela de Mark, y estuvo esperándolo.

Pasó una hora, y ya sólo pocos alumnos salían de la escuela.

Entonces vio a una chica delgada y alta junto con un robusto hombre. A ella lo conocía... de eso estaba seguro.

Se acercó sin nada de miedo, había captado quién era, era una ex compañera de Mark en el club de debate.

—Disculpa por interrumpir, pero, ¿Tú eres Jennie? —La chica se sorprendió al ver al más alto ahí, lo había visto con Mark anteriores veces— ¿Sabes dónde está Mark Lee?

Automáticamente el rostro de ambos se oscureció de manera casi instantánea.

—Mark... él estuvo dos semanas en el hospital por un intento de suicidio, apenas ayer lo desconectaron por petición de sus padres.

Un enorme escalofrío recorrió su espalda.

Un balde lleno de agua fría había caído sobre él.

Mark... ¿Estaba muerto?

.

.

.

Sus ojos estaban viendo una imagen que no quería ver.

Mark estaba en un ataúd mientras todos lloraban desconsoladamente su pérdida...

Era una lástima que él sabía que las lágrimas no eran reales.

El ataúd bajó a la tierra y enterraron el cuerpo de su amado paciente...

Una cruz mal hecha y de bajo presupuesto estaba en ese lugar, y Mark sintió lastima por eso.

.

.

.

—Irene, sí a mi me pasa algo, sí llego a morir quiero que firmes la petición de que vas a enterrarme junto a Mark, no importa a que edad muera.

Irene sospechaba mucho de Johnny desde que miraba por la ventana seguidamente y con el café.

Le dolía la pérdida de Mark...

Y no lo diría.

Cry (JohnMark)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora