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¿En qué se había metido Mark?

Sus pasos iban casi desesperados a uno de los sitios que había escuchado que eran uno de los mejores psicólogos.

Él de verdad sentía que los psicólogos sólo lo escuchaban por obligación pero estaba desesperado por encontrar ayuda... por encontrar a alguien que lo escuchara y su última opción era un psicólogo.

Estuvo en la recepción de la pequeña sala de espera. Realmente se veía que era un lugar bueno, un lugar que trasmitía confianza. Su turno había llegado y se levantó para hablar con la señorita de mediana edad que estaba atendiendo.

—Vengo a ver a un psicólogo...—No había escuchado ningún nombre de alguna persona que trabajará en ese pequeño lugar, por lo que habló en general. La señora lo que hizo fue asentir mostrándole una pequeña tabla con algunos documentos.

—Necesitaré tus datos y tu identificación— Ahí estaba el problema. Mark no tenía identificación ya que aún no era mayor de edad.

—Entonces debe venir acompañado de sus padres para poder tener una cita.

—Vivo solo.

Y ahí fue cuando Mark empezó a tratar de convencer a la señora, una pequeña discusión estaba surgiendo y es que sí Mark no buscaba ayuda profesional podía terminar haciendo algo grave.

Era la hora libre de Johnny, estaba pensando ir a comer algo cerca ya que no quería dejar su oficina tanto tiempo sola. Cuando salió de la misma se dio cuenta de la discusión que estaba surgiendo afuera en la sala de espera, y se sorprendió al ver a un adolescente de baja estatura con lágrimas en los ojos. Se acercó al lugar tratando de entender que era lo que ocurría.

—¿Qué ha pasado, Irene? —Le preguntó a su asistente tratando de entender el comportamiento de la misma al tener el semblante serio.

—Él quiere verlo, señor Suh, pero es menor de edad. —Entendió dirigiéndose al chico tratando de calmarlo dándole una sonrisa amistosa.

—¿Tus padres saben que estás aquí?

—¿Por qué lo sabrían? ellos están a kilómetros de distancia de mi. —Se sorprendió ante la respuesta del rubio, sin embargo el chico se veía desesperado por tener un poco atención.

—Irene, déjalo pasar. Estoy en mi hora libre. —No dejó que la mujer contestara ya que le hizo una seña de que no protestara, a lo que ella simplemente se cruzó de brazos. —acompáñame.

Ahí estaban ambos, Mark en una pequeña camilla recostado boca arriba y a Johnny con una silla cerca de él.

—¿Me puedes decir tu nombre?

—Soy Mark... Mark Lee... —Respondió casi arrepintiéndose de su tonta e impulsiva decisión; el no necesitaba psicólogo... o eso pensaba él.

—Un gusto Mark, soy John Jun Suh, pero mis pacientes me dicen Johnny, un gusto conocerte. —A pesar de la desconfianza de Mark, miró como el psicólogo le hablaba calmadamente, a lo que sintió un poco más de comodidad— Y dime Mark, ¿Por qué estás aquí?

Mark ya no podía quedarse callado, necesitaba desahogarse. Tomó aire y se armó de valor para soltar todo lo que sentía.

—Todos me hablan porque les conviene... y no porque de verdad quieran hablarme. —el más alto puso más atención al muchacho escuchando cada una de sus palabras detalladamente. —Encontré en el baile un método de relajación pero últimamente me siento tan solo y tan presionado socialmente que ahora ya no tengo tiempo para hacer algo que me gusta, —Empezó a lagrimear por la impotencia que sentía al no poder hacer nada por sí mismo— y es odioso ver a todos felices y sin ninguna presión... que tal vez no deben de sentir que tienen la responsabilidad de tener que ser el orgullo de todos... que te esfuerces al máximo y que aún esperen más de ti. Pero sólo esperas una cosa; esperas que tus padres mínimo te apoyen, y eso no lo tengo yo, nadie me apoya en todo lo que hago, nadie se alegra por mis logros. Mañana tengo un debate con otra escuela sobre las políticas de Corea y simplemente no hay nadie que quiera ir; mis padres no vendrían ni a mi graduación, y es doloroso, odio la maldita presión social, odio no poder tener la libertad sólo por tener un coeficiente intelectual superior... sólo quiero ser un adolescente con un poco de amor.

La sala se quedó en total silencio, sólo se escuchaba los llantos ahogados que Mark estaba soltando con dolor, con desespero buscando ayuda. Se había liberado de una carga tan importante.

—¿Te gusta el chocolate? —Mark giró a mirar al que había hablado, algo confundido por sus palabras, pero asintió curioso. El muchacho tomó una barra de chocolate extendiéndola al menor— Come, es un regalo —Mark asintió empezando a comer de a poco aquella pequeña barra, una vez tranquilizó su llanto el alto empezó a hablar. —No debes de quedar bien con alguien, sí te esfuerzas mucho tu cuerpo no lo soportarás. Estás muy pequeño para recibir esos tratos. Haz las cosas que tú deseas hacer, haz lo que a ti te guste hacer y deja las cosas que realmente son aburridas para ti.

—Pero me van a odiar.

—La gente te va a juzgar por todo lo que hagas Mark, no tienes que quedar como héroe con la sociedad, debes de quedar como héroe contigo mismo.

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Mark espera ansioso el resultado de su debate, había competido en su escuela con personas de diferentes escuelas y ahí estaba con su grupo de compañeros de debate, esperando con los ojos cerrados; había estado bastante cerrados los argumentos y estaban nerviosos de no ganar la competencia.

—¡El ganador es la escuela de artes de Seúl! —todos aplaudieron en el público (aunque no era tanta gente), hicieron una leve reverencia antes de recibir el trofeo.

"Haz lo que tú deseas hacer"

Esas palabras estaban en la cabeza de Mark desde ayer que salió de la consulta con el psicólogo, suspiró cansado sin saber que hacer, pero de igual manera se armó de valor y decidió pedir la palabra con el micrófono.

—Esta es mi última victoria con mi equipo. Estoy orgulloso de cómo pueden llegar tan alto, pero realmente este club no es lo que me apasiona... pero fue increíble los momentos que viví con ellos, pero es hora de trazar nuevos caminos. —Entregó el micrófono abrazando a todo su equipo, se bajó del escenario algo cabizbajo, su equipo de debate estaba muy serio cuando dio la noticia; tenía miedo.

Sin embargo una figura vestida con un traje bastante lindo frente suyo hizo levantar su mirada.

—¡Doctor Suh! ¿Qué hace aquí?

—Fue mi día libre, me di cuenta que no tenía citas, así que no tuve problema en venir a verte debatir, estoy orgulloso de lo que hiciste. —Orgulloso... una persona estaba orgullosa de algo que hacía. Su sonrisa no pudo ser más sincera. —Y te dije que dejarás las formalidades, soy Johnny para ti. —Se quedaron en silencio un tiempo mientras se miraban a los ojos, los ojos de Mark estaban brillando... algo que Johnny no tenía ayer.— Ve a mi oficina por la tarde, iremos a comprar un helado de celebración. —Alborotó el rubio cabello del menor y salió por la puerta como los demás que habían asistido.

Mark se la pasaría tan bien con Johnny hasta...

Cry (JohnMark)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora