Segunda parte.

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Lisa había pasado su primer día sin la presencia de Jungkook. Fue como si de pronto todo se volviera más lento y calmado. Lisa respiró profundo, cuando nadie esperó por ella al momento que el timbre de receso sonó, y se había dedicado a escuchar a Jimin hablar sobre su nota de ciencias. Regresó a casa tranquila, llenando su cabeza sobre las pruebas que se acercaban cada vez más y el nuevo novio que su madre llevaría a casa el día siguiente. Pareciera que a Jungkook se lo hubiera tragado la tierra. Al segundo día, como Lisa esperaba, él no dio rastro en el receso, ni en la salida. Aun así, el que no apareciera en la cafetería, en cierto modo llamó su atención, más si su sequito de trillizas si habían llegado como todo el mundo a almorzar. Algo empezó a sentirse extraño, pero Lisa guardó sus pensamientos para sí misma, o al menos hasta que Jimin se dio cuenta.

— ¿Jeon no apareció ayer?  —Jimin le preguntó cuando llegó el viernes por la mañana.

Lisa alzó las cejas por la pregunta, lo encaró cuando se sentó en el pupitre.

—No ¿Por qué la pregunta?

Jimin se encogió de hombros y se recostó en su silla dándole una mirada extraña a Lisa. Hasta que apuntó con un dedo a su dirección.

—Quería ver cuando iba a llegar tu remordimiento.

—¿Qué? —la pelinegra abrió los ojos sorprendidos por la acusación.

—Lisa, estamos en la mejor aula del curso, no soy un idiota. —Lisa entrecerró los ojos— Me he dado cuenta de que lo último que has hecho es escuchar lo que digo en el receso o mientras caminamos en la salida.

—Pues a veces eres aburrido.

—Tu sabes. Te sientes culpable por lo de Jungkook.

—No seas...  —resopló, porque el rostro de Jimin dejaba en claro que no creería nada  de lo que salía de su boca. —Estoy bien así. Ese era el propósito, que dejara de molestarme. No tengo remordimiento o lo que sea.

Jimin le sacó la lengua de forma burlona y se enderezó en su lugar. Dejando un silencio que otorgaba sin querer una respuesta. Lisa intentó eliminar el recuerdo que repentinamente apareció. El rostro furioso de Jungkook y sus manos arrojando la pequeña caja. Jimin era un tonto y estaba imaginando cosas, ella solo se estaba acostumbrado a la repentina tranquilidad. Pero después de todo, ¿Por qué si quiera debía acostumbrarse?

*

La pelinegra caminaba por el pasillo despejado, pues ya todos los alumnos se habían ido al acabar el día. Lisa se había quedado a pedido de Kim Hong Jo, su profesor de cálculo. Ese hombre de mediana edad, respetado por sus grandes títulos y poca paciencia. Lisa era buena con los números y eso la había puesto a un nivel más alto para ganarse la simpatía de Hong Jo. Bueno, toda simpatía que un alumno puede tener, como ser el encargado de traer el material o borrar la pizarra después de su clase, todo por puntos extra. Pasaba que el hombre le había pedido su atención al finalizar las clases, pues tenía un asunto que conversar con ella. Así que ahora se dirigía hacia la sala de profesores, en donde se suponía debía encontrarlo.

Cuando cruzó la puerta aún quedaban algunos profesores en sus escritorios, pero estaba relativamente vacío. Ubicó al profesor Hong Jo en su lugar cerca del ventanal al lado derecho. Ella caminó hacia él rápidamente.

—Profesor.

Hong Jo despegó la vista de su computador y sonrió cuando la vio, dejó los papeles en los que había estado ocupado y con una mano invitó a Lisa a sentarse en la silla frente al pequeño escritorio. La duda resonaba por la mente de la chica mientras veía a su profesor sacar lo que parecía ser un registro de notas. No tenía ni una mínima idea del porqué había sida llamada, y pudo asustarse por un momento pues podía tratarse de algo malo, pero no había razones.

Hateful  ↯  Liskook 3.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora