¿A quién salvar?

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Y aunque todo este pintando mal, de que hay una esperanza de reponer nuestros errores del pasado.

Recordar aveces nos lástima un poco más que la última vez, mirar nos duele de manera exorbitante.

¿Cómo es posible que la misma persona que te hizo llorar, algún día fue el que te las limpio del rostro?

¿Cómo es posible que estés fúnebre por él pero antes él te libraba de aquello?

¿Acaso es posible?

Su belleza exorbitante, desmesurada, despampanante. Tanto que parece imposible, y aquí está, anhelando ser amado y no es escuchado.

¿Qué puedo hacer por aquel Adonis?

Desgraciadamente, puedes abandonar o puedes ser arrastrada por sus mismos demonios. Ofertas indeclinables ¿no?.

Llorar por el o llorar por mí
Un poco de amor es lo que le falta

Amarlo tal vez es incurrir, o solo es algo sin importancia.

Tan cegada, tan ingenua, tan débil. Pero solo yo debo saberlo. Si él se entera me undira, y no puede hacerlo.

Alariamos saberlo todo, alariamos tenerlo todo, ¿pero realmente es así?. Mofarnos de aquellos sufren hace que nosotros suframos igual. Tal vez el dolor nunca hizo amago de tomar presencia, o tal vez si.

Y entoces decidí quedarme, tratar de sacarlo de aquel doloroso vacío al que estaba sumergido, undiendome con él.

Lloré, por que me dijo que me quería con un tono tan dulce que opacaba aquel veneno que me transmitía.

Y lloré aún más por que quería a otra persona, una más bella que yo, a alguien que yo no podía ser.

Pensaba que si yo le decía que lo amaba, el imitaría mis acciones, pero como siempre y como todo, me equivoqué.

Y me dejó.

Me lastimó, me mató y ya no lo soporte cuando por fin la grieta terminó por desmoronar el corazón dólido, entonces ya no sabía que estaba bien y que estaba mal. Por que ¿cómo se que estoy haciendo algo mal?, ¿cómo se si está bien?. ¿Qué era la verdad?, ¿qué era la mentira?. Dicen que lo bueno es algo que no te lástima, y que la verdad, es algo relevante, algo que te duele.

Pero yo sentía que él me hacía feliz aún cuando me lastimaba, el siempre me decía la verdad pero me dolía, y se sentía tan correcto.

Ahogada en las mentiras y el dolor.

La única esperanza que tenía ahora mismo, era confiar en mí, solo yo podía darmela.
Una vez una persona anciana y sabia me dijo que para salir de una mentira era necesario el dolor, para aprender de nuestro error y no cometerlo nuevamente.
Ese día, me dí cuenta de que el dolor es el sentimiento más puro, irónicamente lo vuelve verdadero ya que ¿quién fingue dolor?, la felicidad puede actuarse pero el dolor no.

Aún no todo estaba perdido en el pasado, aún podía salvarme a mí. Pero implicaba olvidarlo a él.

Escritos en una misma nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora