La vida me repetía el mismo mensaje, incluso con gritos y bofetadas, hasta que por fin escuché, para purificar mi corazón necesitaba del perdón, necesitaba entender lo que no quería ver, que de mil maneras el destino me enviaba rayos y tormentas para despertar, y que la vida color de rosa no era más que una simple y sencilla fantasía.
La vida hace y deshace en tantas partes como sean necesarias, empieza con su ciclo, lastima, hiere, atormenta, lo hace hasta que dejas tus caprichos y berrinches y solo agradeces respirar.