06: xiloé

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BamBam llevaba una semana en su casa. Su madre había actuado mejor de lo que esperaba, al parecer aceptó a BamBam.

Samantha propuso ir a Chiloé, donde vivió cuando era pequeña. Así que iban en camino hacia allá en un avión. Lamentablemente para no levantar sospechas de que tenían una relación a escondidas, decidieron grabar todo.

Era bueno, así no debía cuidar lo que subía y no se confundirian las cosas.

-Ya estamos en el avión, en camino a la casa de Sam.-. La cámara apuntó a la nombrada, quién saludó tímida.-. Aprovechemos la situación y contemos cómo nos conocimos.

Samantha no sabía si hablar español o inglés, su mejor amigo dijo el idioma que le acomodase más. Habló en coreano.

-Nosotros nos conocimos en Internet. BamBam creyó que era una de sus amigas de la secundaria, al ver que no lo era me burle de él, hasta el día de hoy.-. Sam al recordar sus bromas se reía.

-Sin esas bromas hubiéramos dejado de hablar, poco a poco me ayudó en tantas cosas.-. La miró con cariño.- Cuando me sentía cansado o estresado siempre me llegaba un mensaje de ella, contándome que me vio en televisión y le gustó mucho mi presentación. Era cómo si supiera cuando me sentía mal.

Eso era bonito, saber que BamBam se sentía bien al tener a Sam a su lado.

-Él no se queda atrás, cuando quería llorar, me llamaba y creaba temas hablando desde el color caca de mis pecas hasta de como un día se cayó de su cama y se hizo un esguince en el brazo-. Ambos rieron.- Es bueno saber que BamBam existe y sé que la mayoría de sus fans ven lo que yo veo en él, una persona buena y decente, honesta y con tantas ganas de hacer feliz al mundo-. Miró a BamBam.- Por eso te apoyan.

BamBam abrazo a Sam con un par de lágrimas cayendo por sus mejillas, definitivamente fue lo mejor haberse equivocado de chat.

Apagaron la cámara y conversaron lo que quedó de camino, eran dos horas. Dos horas que pasaron rápido.

Cuando llegaron, rápidamente fueron en busca de sus maletas, querían aprovechar el tiempo al máximo. Gente comenzó a rodear a BamBam, Sam sabía que su mejor amigo amaba la atención pero cuando lo axficiaban, nadie era especialmente fan de eso.

Al tomar sus maletas pidieron un taxi fuera del areopuerto siendo, evidentemente, perseguidos por la gente. Sam fuera de sus casilla hubiera golpeado a cada una de las personas que se acercaba demasiado rompiendo el espacio personal de su amigo, pero el actuó con normalidad, una pequeña niña se acercó a darle un regalo.

BamBam lo recibió sonriente y desorden el cabello de la pequeña niña, el taxi por fin había llegado y ambos subieron.

-En Corea es mucho peor que esto, así que tranquila.-. Habló BamBam con un tono tranquilo.

El taxi los llevó directamente a la casa de Sam, una casa con una vista hermosa hacia la playa en Chonchi. Los árboles habían crecido, el aire aún olía a como lo recordaba, era tan pacífico volver.

Entraron a aquella casa y se acomodaron, hacia algo de frío por lo que Sam encendió la chimenea, BamBam fue a atender una llamada mientras que su mejor amiga veía que hacer de comer. Se decidió por unos fideos y pollo, algo rápido de cocinar. Su madre si se había preocupado en enviar a alguien a llenar los muebles de comida.

Terminando de cocinar, arreglo todo y lo dejó en la sala de estar. Espero a su amigo casi por media hora, fue a buscarlo al jardín, allí atendía su llamada.

Lo vió preocupado, llamando un poco alterado, se acercó rápidamente.

-Hey, tranquilo. ¿Qué ocurre? -. Sam tocó su espalda y cuando él volteo a verla, estaba llorando.

-No responde, él debería llamarme, no sé dónde está, necesito saberlo-. Sam quedó estática, quién era él.

-Él responderá, tranquilo-. Ni siquiera sabía a quién se refería o si, efectivamente, respondería. Pero por el momento sólo quería tranquilizar a su mejor amigo.

Entraron a la casa cuando BamBam terminó por tranquilizarse, comieron un poco antes de que explicara lo que había ocurrido.

Un amigo. Un amigo había peleado y nadie tenía rastro alguno de él. Estaban todos preocupados.

-Seguramente él está descansando, o algo parecido. No te preocupes demasiado, pronto llamará.

Dichas esas palabras su teléfono sonó, BamBam aún se encontraba afectado así que Sam respondió.

-BamBam, hey.

-Hola, soy su amiga, Sam. Él ahora... No se encuentra muy bien, ¿necesitas que le diga algo?

-Sam... Hola, soy Jinyoung. Un gusto...-. Él era parte del grupo de BamBam, lo recordaba. - Uhm, ¿podrías decirle a BamBam que no se preocupe por mi?

-Sí, sí. Yo le diré pero... ¿Estás seguro? No te escucho muy convencido de ello.-. Se escucharon sollozos en la otra línea.- Puedes hablar conmigo, le transmitiré lo que desees a BamBam.

-Y-yo... Pelee con mi familia, e-ellos me sacaron de ahí, no tengo donde quedarme.

-Tranquilo, ¿Sí? Aquí estoy, ¿Realmente no tienes a nadie?.- Negó. -¿Algún amigo?

-Por eso llamaba a BamBam pero él está contigo y no qui-

-¿Dónde estás?

-En Australia.

-¿Tienes dinero para poder viajar hacia acá, a Chile?

-Yo sí-pero...

-Puedes quedarte en mi casa el resto de tus vacaciones, incluso si no quieres estar solo puedes venir a Chiloé.

-¿Estás segura?

-Sí, o sea es una opción.

El resto de la llamada se organizaron para poder recibir a tal chico.

BamBam había escuchado todo y no comprendía porque su amiga sugirió su casa para hospedarlo lo que quedaba de sus vacaciones, y al parecer Sam entendió tal duda y sólo dijo.

–Algo debe tener él, debe ser muy bueno como para que perdieras el control y te preocuparas de esa manera–. Y era cierto, para BamBam, Jinyoung era muy importante.

Sam le contó el itinerario de Jinyoung a su mejor amigo, quién manejaría por ser mayor de edad y tener licencia de conducir.

Terminando de ver una película bajaron a pasear por la playa, todo estaba tan tranquilo.

Tan pacífico, que por poco olvido que su mejor amigo estaba allí, haciendo ridiculeces como acostumbraba a hacer.

Los días pasaron tan rápido, hacía dos días Sam le propuso al amigo de BamBam que viniera a quedarse allí, en sus vacaciones. Y hoy ya debían ir por él al aeropuerto.

Para no causar inconvenientes esperaron en el auto, le describieron el auto a Jinyoung para que apenas saliera, se subiera al auto y se fueran.

Esperaron cerca de veinte minutos, Sam decidió ver que ocurría, él debería haber salido hace un rato ya. Entró y busco al chico, no lo conocía pero su mejor amigo le mostró una foto.

Su radar se enfocó en un grupo de personas rodeando a alguien. Se acercó rápidamente a verficiar si era él y efectivamente, lo era. La gente lo vio y lo rodeo para sacarle fotos, no lo dejaban pasar.

Todo ocurrió tan rápido, Sam tomó la mano de Jinyoung, bien tomada lo guió hacia fuera del círculo de gente y ambos corrieron hacia el auto donde se encontraba BamBam.

–G-gracias.–. Jinyoung habló en un estado de shock, mientras miraba sus manos aún tomadas. Sam lo notó.

–Sí, lo siento.

Y soltó su mano, el camino de vuelta a la casa se basó en BamBam y Jinyoung hablando en coreano sobre lo que había pasado, seguro el chico pensaba que Sam no entendía coreano. Aún así no escucho lo que él decía, no sé sentiría cómodo hablar de cómo se sentía con un extraño.

florecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora