–Así que ella es Sam...–. El pelinegro miró a través del espejo retrovisor a Sam.
–Sipí
–Siempre hablabas de ella, pero nunca me la imagine así–. Mencionó con cierta impresión.
–¿Así? ¿Así cómo?
–Tan bonita–. Se sinceró.
–Gracias –. Habló Sam, quería burlarse de la reacción del chico. Miró a BamBam.
–Hermano, ella es coreana, obviamente habla coreano.–. BamBam rió, y miró como Jinyoung estaba impactado.
–Hablamos mayormente en inglés porque así le acomoda a BamBam. Pero sí, sé hablar coreano.
Jinyoung calló todo el camino, avergonzado.
Todo siguió normal durante el camino, al llegar a casa, almorzaron. A Jinyoung le agradó Samantha.
Decidieron ir a una de las tantas playas en Chiloé, Lelbun. La tranquilidad que había en ese lugar parecía irreal, era una playa muy poco conocida en ese lugar, por lo que, no había nadie allí.
Corrieron por la orilla un montón de veces, se bañaron en las aguas saladas y volvieron a comer, sentados cerca del mar, hicieron una batalla de freestyle. BamBam no se sorprendió al ver que su mejor amiga era bueno en ello.
Al anochecer hicieron una fogata cerca de ahí, contando anécdotas divertidas.
–Sería increíble que hicieran un tour por latinoamerica, ustedes son bastante reconocidos aquí, por lo menos en Chile. –. Habló Samantha con sinceridad, si ellos venían ella haría lo posible por disfrutar de su música en vivo.
–Estamos trabajando en ello, nos gustaría venir pronto.
Un silencio dominó el cálido ambiente, era tranquilo mientras todos pensaban cosas distintas.
BamBam estaba mirando su cámara, completamente enamorado por las imágenes que había logrado captar, subiría absolutamente todo.
Samantha se sentía feliz de ayudar a su mejor amigo a conocer lindos lugares, que conociera su cultura. Era lindo.
Jinyoung iba por detrás, observando a Samantha sonriendo, sin querer perderse ningún detalle sobre ella, continuó mirándola mientras pensaba en lo linda que era.
Y así pasó la tarde, al volver a casa vieron televisión los tres en el sofá.
–Necesito ir al baño, ya vengo
Bambam se levantó rápidamente y corrió al baño.
–¿Te has sentido mejor estos días? Quiero decir, ¿Has estado bien? Te vi muy pensativo y...
–Sí, creo que está isla es mágica. No esperé que fuera tan hermosa y pacífica, me hizo olvidar todo una vez llegué.–. Y Jinyoung no mentía, realmente desde que había llegado se sentía extremadamente feliz y tranquilo.
–Eso es bueno. Me alegro un montón.
El pelinegro tenía dudas, muchas dudas. ¿Por qué sin conocerle, Samantha lo invito a su casa? Ni siquiera sabía su nombre y él se estaba quedando allí.
–¿Por qué sin saber de mí, me invitaste?
Samantha le miró, intentando responderle sin sonar muy cariñosa respecto de eso.
–En la llamada, realmente te escuché mal. Eres amigo de BamBam y él se preocupó tanto, quise ayudarte, ayudarlos. Debes tener algo por lo que seas su amigo así que no dude en ayudarte en lo que pude, como ofrecerte donde quedarte.
Esas palabras encendieron el corazón de Jinyoung. Ella estaba siendo malditamente buena, sin conocerlo. Ella no era prejuiciosa, ni superficial. Ella miraba más allá de una simple apariencia. Ella era definitivamente ella.
BamBam volvió y continuaron viendo televisión.
El resto del día fueron al puerto y grabaron ahí.
–Hoy es el día número cinco en esta linda isla junto con Sam y miren quién decidió sumarse–. Bambam emocionado señaló a Jinyoung con la cámara y él sonriente saludo.– Sinceramente me hace feliz ver que Samy se sienta tan cómoda con mis amigos.
Se sentaron en el puerto y comenzaron a jugar a las cartas, Jinyoung miraba atento a Sam, le gustaba cuando arruga a su rostro al perder. Era tierno.
Al anochecer hicieron una maraton de películas de terror, por lo que todos miedosos durmieron juntos.