No place like home.

122 7 0
                                    

Su día había empezado de la mierda.

Simplemente no debió levantarse aquella mañana, mucho menos debió hacer caso a los lloriqueos de Nagi o los quejidos desanimados del estúpido aprendiz que se había conseguido hacia alrededor de dos meses.

Debería haberlos ignorado y seguir con su vida.

¡Pero no!

Justo ese día había despertado con ganas de ser buena persona, ¿verdad?

No podía ser otro día, cuando ese par de niños no estuviera preparado para joderle la mañana del sábado con sus quejas sobre un aparente resfriado del que él, como su tutor, debería hacerse cargo.

Maldita sea, ni siquiera tenía los dieciocho.

Definitivamente, debió dejar a Fran con Varia y huir cuando la oportunidad se le dio. ¿Para qué siquiera lo había buscado? El futuro del niño era prometedor, pero nada debería obligarlo a tenerlo de aprendiz. ¡¿Para qué quería un aprendiz?!

Era estupidez, culpa totalmente de Sawada Tsunayoshi.

Ahora se jodía.

Cabreado, Mukuro pateó de una piedrecilla que se encontraba en su camino. Luego de las quejas de su par de mocosos predilecto, Rokudo se vio incapaz de negarse ante los pedidos de Nagi por un poco de medicina.

¿De dónde carajo iba a sacar mierda para la gripe?

En su vida se había enfermado. ¿Qué tomaba la gente en esas situaciones?

Chikusa se lo dijo; "Sólo mierda para la gripe, en las farmacias pueden decirle, Mukuro-san".

¡Pero él no sabía dónde carajo quedaba una farmacia! Venga, que ya llevaba un tiempo muy largo viviendo con los demás en medio de Kokuyo, pero... Por Dios, en serio. Nunca se enfermó, jamás tuvo la necesidad de ir al doctor y mucho menos de ir a visitar la ciudad para conocer siquiera dónde estaba el centro comercial.

Sumado a eso, pasaba más tiempo en Namimori armando jaleo (o siendo partícipe de los jaleos que rodeaban a Sawada Tsunayoshi), así que si tuviera que saber sobre algo de una ciudad sería aquella...

La cuestión estaba en que su entrada había sido completamente prohibida, al punto de que Ave-kun casi instalaba una barricada en la frontera entre las ciudades. Era pura exageración, la verdad. ¿Qué culpa tenía el pobre de que Tsunayoshi se alterase y congelase medio instituto el jueves pasado?

¡Simplemente había intentado poseer su cuerpo y el burro no se dejaba!

Al menos, Rokudo se consolaba, él no había sido el único castigado y a Tsuna le había caído la gorda con Reborn de un lado y Kyoya del otro.

Comparada a la putiza que le dieron al chico, el ilusionista agradecía el simplemente haber sido echado a patadas de la ciudad por un tiempo indeterminado... Sanción que, por cierto, estaba violando en ese momento.

Mukuro suspiró desganado, ajustándose la gorra mientras observaba el papel con un mapa bastante confuso. Al final, Nagi había dibujado aquello para él, era la dirección a la casa de una de las amigas de Tsunayoshi (¿Cuál? No tenía idea, pero el chico sólo tenías tres amigas y una de ellas era Chrome así que...), supuestamente había enviado un mensaje a la muchacha en cuestión para que lo guiara hacia la farmacia y así pudiera comprar la mierda necesaria para que la gente le jodiera, pero de otro modo.

Últimamente, Fran se estaba poniendo en modo curiosillo y empezaba a hostigarlo a preguntas sobre la reproducción. En general.

¿Cómo lo hacen los caballos? ¿Por qué los caballos de mar macho son los que quedan embarazados? ¿Pueden los hombres tener a los bebés de otros hombres? ¿El maestro tendrá un bebé? ¿Quién es el padre? ¿Seguro que son chocolate y no es un hermano para Chrome? ¿Cómo nacen los héroes? ¿Es verdad que el maestro salió de una piña? ¿De qué bestia nació Ken? ¿Cómo debo prepararme para el día en que Chrome-nee me noticeé?

No place like home.Where stories live. Discover now