✿𝚎𝚜𝚌𝚎𝚗𝚊𝚛𝚒𝚘 𝚊 ✿ ɬ ｋｏｏｋｍｉｎ░ａｕ¹ ɬ

ＩＩ

La luz de los primeros rayos de sol comenzaba a filtrarse por entre las delgadas cortinas del gran ventanal, posándose justamente en su rostro. La suave brisa golpeaba las sabanas y le daba un poco de frescura, algo justo después de la noche cálida que había tenido que sufrir. Los pajaritos cantaban, algo raro en la gran ciudad de Seúl, pero, justamente por su rareza, era considerado un tesoro, algo que no volverías a escuchar otra vez en mucho tiempo.

Se levantó, sintiendo el cuerpo un poco más liviano, aproximándose hasta el ventanal que estaba descorrido. En el borde del barandal, había un pequeño pajarito, muy pequeño para ser un adulto, era apenas un polluelo. Se acercó un poco más, procurando no alterarlo, puesto que estaba muy a la orilla, aunque su intento de pasar desapercibido no sirvió de mucho.

El pajarito, notando su presencia, se balanceo nerviosamente por el barandal, tratando de volar o correr. Jimin entro en estado de pánico, así que, de un segundo a otro, corrió hasta el y extendió sus manos para tomarlo, justamente antes de que cayera al vacío. Una vez en sus manos, su corazón volvió a latir con normalidad y lo miro. Vaya que era pequeño, solo era un poco más grande que su dedo pulgar, contando con que las manos de Jimin de por si eran pequeñas. El ave no podía tener más de 5 semanas, tal vez menos. 

Rápidamente se dirigió hacia su closet, buscando algo para poder colocarlo. Finalmente, en el rincón más apartado, encontró una vieja caja de zapatos, perfecta para colocar a su nuevo amigo. Buscando de nuevo, encontró algunos paños que servirían para hacer un improvisado nido. Una vez listo, puso al ave dentro, acurrucándolo y dándole el mayor calor posible. Se levanto del piso junto con la caja y la dejo sobre la cama, mientras tomaba su celular. Hasta ese momento, advirtió la ausencia de Somin. Y, a un lado de la lampara de noche, se encontraba una tarjeta pequeña con unas tenues letras.

"Fui a desayunar con Yuna, te veo en la noche. Te amo, Somin"

Bendita seas, Yuna. 

Su novia se ponía particularmente cariñosa con el por las mañanas, y eso, aunque no le disgustaba del todo, lo incomodaba a muerte. Somin no lo quería, mucho menos lo amaba, él solamente era su "chico bonito" o el "chico perfecto". Eso hacia las cosas mucho más fastidiosas. Pero tenía que seguir con su vida de la manera como estaba. No podía arriesgarse que, por un mal trato de su parte hacía Somin, su padre lo reprendiera y le cuestionara su comportamiento. Su padre no era idiota, y sabía perfectamente como era su hijo. El darle más incentivos para que pensara otra cosa, sería el equivalente a la muerte o al repudio por parte de su progenitor, lol cuales eran básicamente lo mismo. 

Jimin desecho esos pensamientos de su mente y se dirigió hacia la ducha. Necesitaba tener su cabeza despejada y su cuerpo fresco para poder afrontar el día de trabajo duro que se avecinaba. Las grabaciones estaban por concluir, lo que significaba una cosa: las atenciones dejaría de estar centradas en los actores, ahora, la presión estaría cien por ciento en el equipo de efectos y audiovisuales, lugar en el que Jimin llevaba el liderazgo desde hacia cinco años, teniendo una excelente reputación desde siempre. Esa era la razón por la que, ese proyecto, había caído en sus manos. 

Mientras, una a una, las ropas iban cayendo de su menudo cuerpo, Jimin comenzó a pesar, inconscientemente, en esa noche. La mejor noche de su vida. No, de su vida no, de su completa existencia. La noche en la que se libro de todos sus miedos y temores, donde se entrego a lo desconocido, a sus deseos más profundos, y de donde salió bien recompensado. Cuando el agua caliente topo con su pecho, no pudo evitar pensar en Jungkook. Ese chico alto, fornido, cubierto de tatuajes, que lo había echo sentirse vivo. Que lo había cuidado en el acto, marcando los pasos, acariciándolo y barriendo sus callosas manos por su vientre.