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Tenía la respiración agitada, había salido lo más rápido que le permitieron sus piernas de aquella extraña conversación, llegó a los dormitorios e ignorando las miradas y llamadas de atención de sus compañeros, fue a su cuarto y se encerró

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Tenía la respiración agitada, había salido lo más rápido que le permitieron sus piernas de aquella extraña conversación, llegó a los dormitorios e ignorando las miradas y llamadas de atención de sus compañeros, fue a su cuarto y se encerró.

Ahora estaba recargada contra su puerta con el corazón a mil por hora. Fue descortés él irse así, lo admitía, pero no pudo evitarlo, hacía tiempo que no hablaba con él pero de pronto se acercaba así, con tanta fuerza.

Caminó hacia su cama y se arrojó, mirando el techo se puso a pensar, se había rendido con Bakugou, intentó ser la intermediaria entre él y Deku por un tiempo, pero el rubio parecía despreciar su presencia, cada que ella intentaba entablar una conversación este la miraba como si la fuera a matar ahí mismo, de tal forma que decidió por fin darle su preciado espacio, al fin y al cabo tenía más amigos y amigas con quienes podía charlar con naturalidad.

No supo cuánto tiempo había pasado desde entonces, pero ya era bastante, y hoy de la nada se acercó sin más confundiendola con sus palabras, Kacchan era todo un misterio para su persona, tan... contradictorio.

Aplanó los labios, ¿podría darle otra oportunidad?... jamás lo conoció realmente bien, ni él a ella, no conocía lo que pasaba por la mente del chico, pero estaba completamente segura de la decisión que había tomado, de tanto rogarle por una amistad se había cansado y ahora una segunda oportunidad era difícil de ver para ella.

Si tanto parece querer hablar, tendrá que esforzarse más que eso —Se dijo así misma, tendría que demostrar que él valía la pena para por lo menos amistarse— Lo cuál dudo mucho.

En fin, Katsuki Bakugou era orgulloso y egocéntrico, lo más seguro es que no aguantaría bastante y así ella podría seguir de la misma manera, pasando de él.

Y así con eso en mente, esbozó una segura sonrisa y cerró sus ojos, sólo queria descansar y no reparó en que aún tenía el uniforme.

•••

¡Hola, buenos días a todos! —Saludó entrando a la sala donde todos sus compañeros estaban, ella ya estaba lista, reluciente como casi todos los días— Veamos... ¿qué hay para desayunar?...

Caminó en dirección a la cocina, pero antes de abrir la puerta.

Wooow, espera Uraraka —Kaminari la paró poniendo su mano en su hombro— Explosiones locas está ahí dentro, no sabemos que hace pero a todos los que hemos intentado entrar, nos ha sacado.

De acuerdo —Se encogió de hombros y fue con todo a la sala, sentándose en uno de los sillones, esperando la hora en que debían irse a las clases.

Mientras hablaban, la puerta de la cocina se abrió de golpe, y un Bakugou con expresión tosca salió, todos lo miraron en silencio.

Vengan a tragar, extras —Ordenó y todos se levantaron curiosos a ver lo que había en la cocina, al observar no era la gran cosa, un desayuno normal.

Ya estaban varios platos servidos con arroz, salmón a la parilla y los tsukemono. Dieron las gracias y comieron lo que a parte de tener buena pinta tenía buen sabor.

Uraraka fue la primera en terminar y limpiar sus platos, para poder retirarse primero, no le apetecía quedarse al final. Se levantó y antes de abrir la puerta de salida de los dormitorios pasó lo que de temía.

Eh, cara redonda —Llamó aquella voz rasposa a sus espaldas, se giró y miró a Bakugou con una bolsa de papel entre sus manos.

— ¿Sí, Bakugou?.

Se acercó a ella y le arrojó la bolsa.

Se hará tarde para ir a clases, camina.

—Euh, sí.

Y empezaron a andar en dirección al gran edificio, la curiosidad de Uraraka fue mucha y abrió la bolsa sigilosamente, encontrándose con Mochi adentro, mucho Mochi que daba la impresión de haber sido recién echo, sus ojitos de iluminaron y levantó la vista hacía el chico.

Gracias.

— ¡CÁLLATE! —Rechinó los dientes y miró a otro lado, pronto se dió cuenta de lo que dijo y regresó la mirada— ¡No, espera, no hagas silencio!.

La castaña parpadeó un par de veces perpleja por lo que decía el rubio.

¿Y eso porqué?... es decir... cuando hablo no pareces estar muy contento —Cambió su expresión a una seria y miró a otro lado.

El rubio la tomó de la mejilla de manera feroz con una de sus manos y la hizo regresar la mirada hacia él y sus ojos rubíes.

Tch, no seas idiota, es cuando estoy menos enojado, después de tanto deberías aprender a identificarlo —Achicó los ojos y la soltó, para continuar caminando.

¿Qué rayos era esa faceta de Bakugou?. Ambos continuaron caminando, ya varios de sus compañeros habían entrado al edificio, ellos lo hicieron y antes de entrar al salón de clases.

— Ven conmigo a la hora del almuerzo, no te tardes —Ordenó y antes de poder responderle él se alejó con rapidez.

Respiró hondo y ladeó su cabeza a un costado, aquél acercamiento pudo desarmar con tremenda facilidad su actitud de "te voy a ignorar y ya está", pues ella no era una persona muy dura, sin embargo a veces eso le molestaba.

¡Uraraka, espera! —Sus mejillas se tiñeron de rojo enseguida al reconocer aquélla voz y sentir en su hombro el peso de una mano— ¿Uh?, ¿qué tienes ahí?.

A-Ah Deku, pues es un aperitivo que me regalaron —Movió su mano intentando restarle importancia y guardándolo en su mochila.

— Hmm~ ya quiero saber qué es, tendré que esperar hasta él almuerzo —Midoriya sonrió, él sabía de sobra la actitud tan compartida en cuanto alimentos que tenía la chica.

Hmph, b-bueno, hoy creo que no comeré con ustedes, alguien... me ha dicho que le acompañe, ¡pero te lo compensaré!.

— ... No pasa nada, ¿con quién comerás? —Curioso formuló la pregunta y la chica dubitativa en contestarle o no, terminó cediendo.

Bakugou.

El oji-verde paró en seco mientras que ella siguió caminando, ¿había escuchado bien?.

El oji-verde paró en seco mientras que ella siguió caminando, ¿había escuchado bien?

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Rᴇᴘɪᴛɪᴇɴᴅᴏ ᴇʟ ᴘᴀᴛʀᴏ́ɴ | Kacchako |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora