- El sueño de vivir - {4}

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Flashback Shannon:

Llegué al restaurante a la hora exacta, tu no estabas, sabía que tardarías un poco. La nota era específica, te vería a las nueve de la noche en el Villa Paradiso. Solo tenías que dar tu nombre y te guiarían hacia nuestra mesa. Había hecho la reservación con más de dos meses de anticipación, quería que todo fuera perfecto, especialmente para ti.

Bebí una copa de vino ante los diez minutos de retraso que llevabas, era normal siempre solías llegar tarde a casi todas nuestras reuniones. Dentro de mi mente practicaba lo que haría y diría frente a ti, no quería arruinar el momento y realmente me sentía nervioso, era algo nuevo y no usual en mí. Mi plan no era casarme, y eso lo creí hasta que te conocí, fue ahí donde me di cuenta que la realidad era distinta, que mi realidad era la de compartir mi vida contigo, y solo contigo.

Media hora de retraso se asomaba en mi reloj de pulso. Decidí llamarte, tú no eras tan impuntual. Creí que te habías perdido o algo por el estilo. Marqué el número de nuestro departamento, estaba descolgado, nadie contestaba. Eras distraída, lo normal era que posiblemente no colgaras bien después de alguna llamada hecha.
Marqué el número de tu celular, entró el tono de espera pero jamás contestaste en ninguna de las tres ocasiones que intenté contactarte. Estarías arreglándote, vendrías manejando, pero algo debía impedir que contestaras mis llamadas. O tal vez solo habías olvidado tu teléfono en el departamento.

Los comensales iban y venían, pero tú jamás aparecías. Pasó una hora frente a mis ojos y las velas del centro de mesa estaban a la mitad de su consumo. Me sentí desesperado al volver a llamar y no recibir respuesta, al no verte llegar, al no saber bien que ocurría. No, algo no estaba bien. La hora había pasado y como extra te regale diez minutos más para aparecer.

No, no puedo estar sentado esperando una señal tuya. Me levante de la silla haciendo un fuerte ruido mientras tomaba con apresuro mi saco del respaldo de la misma. Algunos de los meseros y comensales me miraron un poco extrañados. Salí prácticamente corriendo del lugar hacia donde se encontraba el ballet parking. Espere mi coche durante un par de minutos eternos que se volvieron horas dentro de mí, y que provocaron un ataque de adrenalina sobre mi cuerpo, ya que cuando tuve el coche frente a mí, no dude en subir rápidamente y arrancar con demasiada fuerza haciendo que el coche se me descontrolara un poco al salir a plena avenida transitada.

Me detuve ante una luz roja que estaba a dos calles de donde había comenzado mi carrera contra reloj. Tomé mi celular y con pulso tembloroso busqué tu número entre mis contactos. Eras la primera, siempre la primera. Por milésima vez en la noche, no contestaste - ¿Qué demonios está pasando contigo Samantha?- Mi voz ronca y llena de preocupación retumbo dentro de las paredes de mi bestia de metal mientras el celular rebotaba sobre el piso del coche después de que lo había lanzado con fuerza sin saber realmente donde había dado a parar.

Mi nerviosismo crecía a cada momento. Sentí el aire cortado mientas mis manos se aferraban al volante del coche y aceleraba más y más a cada calle que lograba dejar atrás. Esquivé coches, personas y me pase uno que otro semáforo en rojo. Faltaba poco para llegar, el claxón del coche no dejaba de presionarse bajo mi mano desesperada cada vez que el tráfico se detenía frente a mí. Quería que el maldito teléfono sonara y escuchar tu voz detrás de él diciéndome – Estoy bien, te amo – No, nada estaba bien y era mi propia exageración la que me sugestionaba, pero era necesario salir de ella, y la única manera de lograrlo era viéndote sonreír frente a mí.

No distinguí bien lo que pasaba en mi entorno, excepto que logré llegar. Pronto estuve dentro del estacionamiento subterráneo del edificio donde ahora tendré que vivir solo. Busque mi lugar con la mirada. Comencé a desear que tu coche no estuviera en su lugar. Creí sudar en frío, sí, creí que un infarto quería apoderarse de mi corazón cuando encontré el lugar de mi coche, y junto a mi espacio vacío estaba tu hermoso carro negro, mal acomodado y con la ventana del piloto abajo.

Con demasiada rapidez me deshice del cinturón de seguridad que aprisionaba mi pecho y Salí de mi coche directo al tuyo. Todo comenzó a dar vueltas a mí alrededor. No entendía nada y el miedo se apodero de mi al abrir la puerta del coche y ver tu celular tirado en el piso del mismo. Lo tomé y al encenderlo vi todas mis llamadas perdidas, las que jamás serian respondidas por ti.

El sueño de vivir...  (Shannon Leto)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora