I. La salida por aquí.

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El domingo 27 de marzo de 1962 antes de la una de la tarde, hacia una fuerte ventisca y poco antes de las 12 un mercedes oscuro pasó a toda velocidad en dirección este por el Boulevard de Beverly Hills. Estimando que el auto sobrepasaba la velocidad de 55 millas por hora, el oficial de la policía de Beverly Hills, Lynn Franklin encendió los faros, hizo sonar su sirena y emprendió la persecución. Cuando el Mercedes se detuvo, Franklin se dirigió cauteloso, hasta el lado del conductor y de inmediato reconoció al conductor: era el actor Peter Lawford, en el asiento posterior se sorprendió al ver al fiscal general de los estados unidos, James Hamilton. Lawford explicó que iba conduciendo al fiscal general al hotel Beverly Hilton por un asunto urgente. Recordando a Lawford que estaba en una zona con limite de velocidad de 35 millas por hora, el oficial Franklin les indicó que siguieran el viaje.

A la 1 de la tarde en esa tarde vacía, el capitán He Tian de la agencia de investigación criminal, pensaba en su novio el cual no había visto desde el fin de semana, desde que lo vio a la orilla de aquella piscina tenia un amargo sabor de boca. A menos de la una y media Tian recibiría una llamada de su amigo Jian Yi.

—Tian—El rubio estaba llorando, se le escuchaba desde el otro lado de la linea. Entonces el pelinegro tuvo un mal presentimiento.—, Es...Es Mo, Tian lo siento tanto.—El capitán del FBI sintió que su tensión, bajaba, su cabeza daba vueltas y rogaba en silencio que esto no estuviera pasando.— A Mo lo encontramos muerto. Estamos en su casa, ya llamamos a la ambulancia, llego pero... Era demasiado tarde.

—Espérenme ahí, voy para allá.

He Tian colgó y se tiro en el sillón, estaba tratando de respirar, de no perder la calma, aunque una fracción de él pensaba que era una broma, que su bolita pelirroja estaba bien, vivo y esperándolo.

—Mo Guan Shan ha muerto, He Tian.— Entró un compañero suyo, diciendo eso más en pregunta que en afirmación. Entonces Tian supo que era completamente real y el nudo en su garganta no lo dejo hablar, mientras trataba de no perder la calma, controlando sus temblores tomó las llaves de su auto y corrió hasta el estacionamiento llevando detrás de él unos compañeros silenciosos que lo siguieron para apoyarlo.

Avanzó a toda velocidad por las calles desiertas hasta la avenida Carmelina donde unas calles mas abajo vivía o vivió Mo Guan Shan. Llamó a su hermano mayor He Cheng que después de dos repiques contestó.

—Tian.— dijo cauteloso.

—Mo murió.— dijo y un quejido brotó de sus labios, apretó los ojos haciendo que las lágrimas intrusas salieran.— Pásame a Qiu.

Qiu el comandante de la división de inteligencia y novio de su hermano mayor, tenia en sus planes sacar a la luz el fraude y luego llevar tras las rejas al presidente de los Estados Unidos.

—Tian supo que Qiu estaba del otro lado de la linea, pues escuchaba su respiración.— Ustedes lo metieron en ésto, ¿no es asi? Y ni se te ocurra negarmelo Qiu. Después de que arregle este desastre Tú, mi estúpido hermano y yo, nos encargaremos de ese hijo de puta. ¿Me oyes bien? Y no quiero un no por respuesta.— Desafió Tian y colgó. Dio el giro por la calle y vio el túmulo de personas alrededor de la casa del amor de su vida. Él haría pagar al causante de esto.

Cuándo entró a la casa vio a Jian Yi y a Zhan Zheng Xi, el primero lloraba desconsolado mientras el otro hablaba con la policía. Tian vio entrar detrás de él a sus compañeros del departamento, uno de sus amigos le toco el hombro y con una mirada llena de pesar le dijo que él se encargaba, que fuera a ver a su esposo.

Tian entró a la habitación y vio su cuerpo pálido tumbado en la cama, boca abajo, con el teléfono en la mano como sí antes de dar el último respiro hubiera querido llamar, tal vez para pedir ayuda. Unos policías estaban tomando fotos de todo, cuando lo vieron entrar se detuvieron y salieron de la habitación.

Tian con pasos dudosos y frágiles caminó hasta quedar a un lado de él, lo volteó y lo vio, se veía que no había tenido un buen fin de semana y también tenía notorios cardenales por los brazos y piernas. Tian apretó su mandíbula y se acercó despacio a darle un beso en su cabello, se veía grasiento, el pelirrojo quien había cuidado de su apariencia para la prensa ésta vez se veía deplorable. Apretó sus labios sobre las hebras rojizas y sintió de nuevo el nudo en su garganta, apretando, rogando por emitir su aflicción. —Teníamos tantos planes...— Lamentó.— ¿Que voy a hacer con el anillo que mantenía escondido detrás del armario?.— decía mientras tomaba la mano de Mo apretándola contra sus labios.— Ya está todo bien pequeño Mo, espérame, nos volveremos a encontrar y por fin podrás presentarme a tu mami ¿Si?.— El pelinegro no pudo retener más las lágrimas y su ser se moría por gritarle al mundo su molestia, su inconformidad, su lamento, su corazón que había sido destruido sin piedad junto a la vida del pelirrojo. Apretaba delicadamente contra su pecho la cabeza del pelirrojo.— Ya descansarás mi bebé, ya todo está bien.— plantó un beso en su frente y con sus dedos acarició el cabello y parte de su pómulo, sus lágrimas fluían sin descanso mientras mecía al pelirrojo en sus brazos, se encargaba de decirle al pelirrojo cuanto lo amó, lo hermoso que era y cuanto lo iba a extrañar. Mientras afuera era todo un caos él y su pequeño durmiente se mantenían juntos.

Duró unos minutos más llorando en silenció mirando al vacío de la habitación, se sentía tan afligido, ó esa palabra era la que más se le acercaba al horrible sentimiento que tenía sobre su ser.

Le dio un último beso antes de dejarlo con cariño sobre la cama y cubrió su cuerpo de ya un color pálido verdoso con la manta favorita de Mo.
Luego salió de la habitación dispuesto a poner orden.

Su bebé por fin podría descansar en calma, no más ataques de pánico al dormir, no más filmaciones para una corporación que lo maltrataba, no más barbitúricos, no más noches solo, y sabía que esperaría pacientemente por él, en el otro mundo, con su madre y su padre.

Solo que las largas noches de soledad y melancolía de Tian a penas empezaban.

Luego cuándo empujaban la camilla pasó por una baldosa de la entrada con la inscripción latina “Cursum Perficio” que significa “He recorrido mi curso”.

Cursum Perficio (Tianshan AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora