Oh Jeno, debiste haberte dado cuenta de lo mucho que amabas a Renjun antes de terminar de romperlo por completo.
Debiste haber notado que lo que sentías por él no se comparaba ni un poco a lo que sentías por tu Renjun, por ese lindo chico que siempre te amó y esperó de manera paciente y dedicada a tu lado, que gastó cada uno de sus respiros por y para ti.
Oh, Jeno. Debiste haberte dado cuenta de que lo que sentías por Donghyuck era mera atracción sexual, y que en realidad nunca podrías llegar a quererlo como algo más que amigos.
Tuviste que sentarte a pensar en las pequeñas curvas de tu amado antes, en sus lindos lunarcitos y sus diminutos bracitos. Debiste haber adorado lo menudas que se veían sus piernitas al lado de las tuyas y lo brilloso de sus ojitos antes de exterminar la llama en ellos.
Debiste apreciar sus mañas y sus pucheros, la manera en que te hacía berrinches cuando no le querías dar besitos y como siempre buscaba estar contigo la mayor parte del tiempo posible.
Fuiste tan bobo al no notar lo impresionante que era Ren al pasar de ser un bebé mimoso a un adulto serio y maduro cuando era necesario, al no repetirte lo maravilloso y especial que era el chico al cual tenías la dicha de presentar como tu novio.
Diablos, Jeno. Fuiste tan afortunado al tener a alguien como Renjun a tu lado, pero recién ahora que te encuentras llorando frente a su lápida te das cuenta de ello, con un ramo de rosas blancas arrugado entre tus manos.
