Stressful

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Me costó un poco más de trabajo esta idea... Supongo porque se cruzaba mucho con una idea que tengo para el día de pecados capitales... Ya veremos cuál les gusta más.

No necesita mucho contexto, pero pueden leer mi drabble Fired si desean una descripción más detallada de este universo (del cual haré un longfic más adelante)

Espero que lo disfruten <3

Disclaimer: Good Omens le pertenece a Neil Gaiman, Terry Pratchett y Amazon Prime.

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En un día como este, Crowley desearía tener aliento de fuego y poder simplemente quemar a toda la maldita universidad. Había tenido las dos semanas más infernales de toda su vida. No recordaba sentirse así de presionado, ni si quiera en sus exámenes finales de titulación.

"Queremos participar en la olimpiada, profesor" dijeron los chicos. "Queremos que usted sea nuestro tutor a cargo." ¡Eso dijeron! Y claro que pudo haberse negado pero, agh. ¡Era débil! ¡Esos niños sabían que era débil y por eso se lo habían pedido con esa cara tan lastimera! Y bueno, tampoco podía culparlos. Cuando tus opciones son horribles personas como Gabriel y Miguel, tampoco había mucho de dónde escoger. No mencionaría a Aziraphale, porque no le deseaba este estrés a su amor.

Se saltó un par de semáforos en rojo mientras apretaba el acelerador e ignoraba todos los insultos que le eran inferidos en su trayecto a casa. Diablos, eran las nueve con cincuenta. Prácticamente llegaría a casa a las diez. Había comprado los ingredientes, pero no quería hacer esperar tanto a su esposo por la cena. ¿Tal vez debió haber comprado algo ya preparado? Bueno, era tarde, porque ya estaba cerca de casa.

Bajó la velocidad al entrar a la privada. Se detuvo en la tercera casa, donde vivían desde hace ya un tiempo. Cargó con las bolsas, con los libros, y se colgó los lentes en el cuello de la camisa, para poder salir y no chocar con nada. No, no iba a hacer dos viajes. Cerró la puerta con la cadera y de nuevo otra tragedia. Los malditos frutos de los árboles de la escuela, ¡lo atacaban de nuevo! Manchando el techo de su preciado Bentley. Ya se la pagarían en cuanto estuviera libre y pudiera hacerles una visita, ¡con un demonio!

Era justificable su estrés. Llevaba todos esos días teniendo que hacer oficios, buscar hoteles, hablar con Gabriel sobre los permisos, haciéndoles exámenes para probar su aptitud, supervisando sus reuniones... Eso sin descuidar sus clases. Intentó que sus alumnos expusieran mientras estuviera ocupado, pero Dios mío. Había subestimado que tan flojos y estúpidos podían ser. Le traían cada presentación... que siempre terminaba teniendo que preparar material para corregirlos, o todos iban a reprobar los semestrales.

Hacer esto, hacer aquello... ¡Estaba exhausto! Sólo quería tomar algo tibio e irse a dormir. Respiró, tratando de no hacer más corajes, y entró a la casa color beige con un suspiro.

Sus pensamientos se disiparon poco a poco cuando un delicioso olor llegó a él. Oh... Su casa no era muy grande, pero de igual forma el aroma inundaba el pasillo. Dejó los libros en la sala de estar y se guió por la luz de la cocina para encontrar al origen de tal deleite.

– ¿Aziraphale? – Preguntó al verlo de espaldas, cerca de la estufa. Su esposo volteó, notando todas esas bolsas que llevaba encima.

– Oh querido. – Se acercó rápido, tomando algunas de estas. – Pídeme ayuda si traes tanto...

Because of your loveWhere stories live. Discover now