Mientras los tres arrogantes jóvenes que vestían las túnicas azules se encontraban en el centro de la plaza gritando y burlándose de los aldeanos de la Aldea de las Nubes Tormentosas el joven Baltazar fruncía el ceño molesto, y observaba cómo el joven que llevaba una estada en la mano tenía una cara de frustración y en el momento que noto la presencia del jefe de la aldea se dio vuelta y asintió con la cabeza reverenciando.
- Mis disculpas maestro, si lo ordena los expulsaré en este instante.
Los tres jóvenes arrogantes se voltearon a mirar al joven de la espada con una mirada de desprecio, ese joven no los estaba poniendo en sus ojos y hasta el momento ya lo habían humillado bastante.
- No tienes que preocuparte por eso pequeño Frederick.
El Anciano de las Nubes volteo su mirada hacia el grupo que se encontraba frente a su discípulo y con una curiosa mirada les hablo.
- Queridos amigos de la Aldea Flor de Agua me gustaría saber cuál es la razón de que vengan a mi humilde aldea a causar un alboroto tan grande.
Los tres arrogantes se sintieron extremadamente incómodos frente a la mirada inquisidora del Anciano de las Nubes, que era conocido en toda la Provincia de las Escamas Blancas por ser un cultivador muy sanguinario.
- Hermano Sebastián deberíamos retirarnos. Todos sabemos que el Anciano de las Nubes es muy peligroso y ni siquiera sabemos si el jefe de nuestra aldea podría derrotarlo.
El que habló fue uno de los jóvenes arrogante que tenía dientes de conejo y se encontraba asustado tras confrontar frente al jefe de la aldea en la que se encontraban. Pero el joven al que se dirigía no había cambiado la expresión de su rostro, él llevaba sus cabellos puntiagudos y sus ojos eran feroces como los de un tigre. Y sin ningún respeto contestó gritando para que todos escucharan.
- Mi nombre es Sebastián Pontus y no le temo a nadie de esta pequeña aldea. Pronto mi maestro y el jefe de mi aldea vendrán a reclamar estas tierras y serán todos asesinados por no entregar un tributo a nuestra aldea.
Esas palabras causaron una gran conmoción a todos los presentes ya que el jefe de la Aldea de las Nubes Tormentosas había negado rotundamente cuando les informaron que debían comenzar a entregar un tributo todos los meses a la Aldea Flor de Agua debido a lo débiles que eran.
Esas palabras causaron que Frederick se en crispara totalmente y en su mirada surgió una fuerte intención de lucha mientras alzaba su espada y unos leves relámpagos comenzaron a asomarse en la hoja de la espada. Pero un momento antes de que fuera a enfrentarse al grupo jóvenes arrogantes frente a él, a sus espaldas escuchó una fuerte carcajada la cual tomó la atención de todos los presentes.
El joven Baltazar que esta el momento se había encontrado en silencio comenzó a avanzar al frente con las bolsas de las provisiones compradas en las manos y se dirigió hacia el grupo arrogante de la Aldea Flor de Agua.
- Desde que comencé a vivir en esta aldea hace tantos años nunca había escuchado una ridiculez tan grande como esta. Piensa que el viejo de las nubes les prestará atención a una demanda tan ridícula como esa, será mejor que sepan diferenciar la inmensidad entre el cielo y la tierra no puedo creer que sus mayores no les hayan enseñado modales.
Esas palabras causaron que los aldeanos presentes se sintieran totalmente sorprendidos ya que, aunque le disgustaba a la mayoría de ellos la presencia del joven Baltazar, nunca se hubieran imaginado que en el momento que lo necesitaran para defender a la Aldea de las Nubes Tormentosas sería el primero en defenderla contra los extraños. Aunque un poco de terror surgió en la mirada de todos ya que esas palabras ofenden directamente a los jóvenes de la aldea vecina y ellos sabían que las consecuencias de eso no serían simples.
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El Dios de la Guerra
FantasíaA lo largo de los milenios la guerra siempre ha existido en todas las civilizaciones. Varias de ellas que fueron lanzadas a lo largo de los milenios fueron destruidas en tan sólo una noche y algunas que se alzaron en tan sólo una noche continuar gob...