Barcos de metal

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En la ciudad ya no hay honestos

ni caballeros con dignidad,

lo único que escucho son mentiras,

¡Ya ni en mí se puede confiar!

¿Quién lo diría? ¿Quién lo diría?

Ya ha empezado otra vez.

No me digas que no te lo he advertido

porque como los demás quedaré.

Pouvez-vous commencer maintenant, monsieur?

Soyez patiente, madame.

En la ciudad ya no hay honestos

ni caballeros con dignidad,

ya que las rosas han cubierto sus pálidos ojos

y han de llover barcos de metal.









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