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—¿Tan temprano, cariño?

KyuHyun dió un pequeño salto cuando cerró la puerta del pequeño departamento donde vivía con su madre. Giró de inmediato para verla sentada en aquella sofá desgastado que aún servía para ellos.

Ella se encontraba con expresión de cansancio mientras de quitaba los zapatos para cambiarlos por unas sandalias que tenía a un lado. Así que de inmediato supo que también acababa de llegar de su primer trabajo, más tarde, volvería a irse para entrar al segundo.

Dejó las llaves a un lado de la mesita qué estaba parada justo a lado, y no supo que decir debido a su repentina llegada.

—Yo...yo salí temprano.

La mujer alzó su castaña mirada para examinarle, sabía que le estaba mintiendo.

—Sabía eso, pero pensaba que ibas a ir con algún amigo por ahí, es viernes. ¿Sabes?

—Si, pero tengo mucha tarea —se encogió de hombros mientras comenzaba a quitarse la mochila—, ya veré si salgo el fin de semana con alguien.

—Eso dices siempre y terminas encerrado en tu cuarto.

—Salgo en las mañanas, cuando trabajas. Siempre regreso antes que tú, señora. —rió un poco hasta acercarse a la puerta de su habitación.

Volteó a verle para darse cuenta que no planeaba decir más, puesto que ella estaba un poco más interesada en contar el escaso dinero que había ganado aquel día y tuvo que suspirar antes de encerrarse a su cuarto.

Aventó su mochila hacia la cama sin importarle qué algunas libretas se esparcieran. Y el suspiró con mayor frustración.

No tenía amigos, no sabía cómo explicarle a su madre que todos en la universidad se metían con él por ser raro, por ser inteligente y un inadaptado social solo porque se ponía muy nervioso, y casi sudaba cuando tenía que hablar con alguien. Juraba que un día de esos iba a terminar muerto si se llegará a encontrar con alguien que no le tuviera paciencia.

Miró su pequeño cuarto donde apenas cabía su cama a lo largo, un pequeño ropero, una mesita de noche y ya. Era todo lo que tenía.

Tampoco se quejaba, su madre le daba todo lo que podía desde que su padre los había abandonado así que nunca iba a echarle en cara nada. Era comprensivo, y le gustaría trabajar para poder ayudarla pero siempre terminaba pasando de largo aquellos anuncios donde solicitan empleados, porqué la pena era demasiada y peor si aquellos negocios estaban llenos de clientela.

Se sentó en la cama para poder acomodar sus cosas y comenzar a hacer la tarea, pero observó aquél libro negro de pasta dura, donde sus hojas estaban pintadas de rojo y dorado a la vez. Solo las orillas, porque al abrirlo, se había encontrado con un idioma extraño.

Antes de regresar a casa había pasado a la biblioteca para poder investigar algunas cosas de la biblioteca y después se encontró con ese libro viejo. Lo sacó sin que se dieran cuenta y ahí estaba. Con un libro de idioma diferente entre sus manos, ni siquiera sabía porque lo había tomado si no entendía nada de lo que decía. Así que se apresuró a sacar su celular para buscar aquella aplicación donde le traducía a lo que le tomara foto.

Y le salió error. Idioma no encontrado. Lo comprendía porque tampoco lograba distinguir que idioma podría ser.

Siguió repasando cada hoja sin encontrar algún sentido de todo hasta dar con unos dibujos donde representaban a unos ángeles en el cielo, en el medio había algunas personas y debajo de ellas (después del suelo) se representaba a lo que parecían ser unos demonios con intenciones de rasgar el suelo para poder devorar lo que tenían encima.

03:03     ;  [ Kyusung ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora