El piano sonaba suavemente, los recuerdos de las tardes de verano llenaban la mente de Hansol. Esa melodía recurrente que resonaba por todo su hogar, mientras que las manos de Jihoon guiaban, con destreza, a las de Hansol. El sol hacía que los ojos del mayor brillaran, incluso con más fuerza que cuando observaba al contrario. Los dedos pálidos tocando las teclas blancas, las risas cuando cometían equivocaciones, los besos entrecortados, las respiraciones que seguían el compás de esa canción. Hansol negaba con la cabeza e intentaba recordar el orden de ellas. Sentía que la poca memoria que le quedaba se había esfumado cuando él partió.
Las manos pálidas de su novio se deslizaban con tal facilidad en ese piano viejo.
Siempre la misma canción, con una sonrisa de oreja a oreja. Hansol no la podía ver, sólo podía sentirla. Podía escuchar su lengua chasquear y un tono divertido cuando lo llamaba por su nombre. Podía sentir como la rodilla de Jihoon rozaba con su pierna, podía, incluso, imaginarse cómo se vería su pelo ese día. Si la tintura ya se había lavado lo suficiente, si el rosa lejano que ya no podía contemplar todavía tenía ése tono pastel. Podía oler su perfume, podía acariciar su rostro con sus manos. Podía intentarlo, podía desear realmente fuerte que, en un abrir y cerrar de ojos, todo volviera a la normalidad.
Pero, ya no podía sentir su cara, su nariz levemente curvada, sus ojos achinándose, sus labios suaves o su piel con pocas imperfecciones. Ya no podía sentir su aroma si no era en sus viejas camisetas, que, poco a poco, tenían más su olor que el del propietario original. Ya no podía recordar el orden de esas teclas, y, sentía que iba a perder la razón.
Llevaba puesta ésa camiseta amarilla con rayas negras que siempre utilizaba Jihoon, su cuello era decorado por el collar que le había regalado en su primer aniversario, sus manos tanteaban los lugares por los que había pasado él millones de veces. Las gotas de la lluvia golpeaban su ventana y el reloj era el único que lo convencía de que había algo acompañándolo, incluso si era un objeto destinado a hacerlo sentir condenado con los minutos que pasaban.
En algún momento de la tarde, comenzó a escuchar esa tonta grabación que habían hecho hacía años, con la dulce voz de Jihoon y su poca atención a la hora de no equivocarse.Inaudibles palabras que se susurraban el uno al otro inundaron sus oídos, llenándolo de recuerdos. No tardó mucho en empezar esa melodía, estaba sintiendo una calidez en su pecho nuevamente; estaba refugiándose en su nostalgia, siendo silenciosamente acompañado por su melancolía. La letra lo inundaba en sus propias lágrimas, lo hundía en su propia miseria. Nunca pensó que la suave y deleitable voz de Jihoon, arrastrando sus palabras podría angustiarlo de tal forma. Recordaba la siguiente parte, donde la voz de su ex novio se rompía. Ahora sólo se escuchaba el silencio, los quejidos ahogados y sus voces, intentando conformarse con eso.
—Hansol, incluso cuando ya no estemos juntos, incluso cuando ya no recuerdes como mi toque se sentía, incluso cuando ya no puedas tocar esta canción... No me escuches. No te entristezcas por mi voz. Vas a conocer a otras personas, vas a tener a alguien con quién pasar tus últimos años, vas a conseguir a alguien mejor, incluso si ahora no está lo suficientemente claro.
Y, todo paraba abruptamente. No sólo las palabras. Tal vez también recordaba claramente cómo sus manos se apretaban cuando Jihoon le decía lo último que iba a salir de tu boca; "Siempre volveré a ti. Sólo espérame."
Tal vez Hansol lo había esperado por ya muchos años. Tal vez tenía que aceptar que Jihoon se había ido, de forma permanente.
Una pieza de Hansol se había ido con él, también.
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don't listen in secret ♡ hoonsol.
Fanfic"no finjas que no escuchas, si estás escuchando mi corazón; ¿podrías volver a mí?" lee jihoon + choi hansol + angst + one shot. disclaimers/trigger warning: mención de muertes.