Capítulo dos: " Hola, mucho gusto, Sofia, eres un idiota"

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Yo seguía observando a aquel chico a lo lejos concentrado en su celular, que tipo de hombre se considera si luego de discutir con una chica, y hacerla llorar se va de allí como si nada hubiera pasado. En un momento el alzó su mirada y me quedo observando fijamente. Me puse de pie y me dirigí hacia donde se encontraba, él se acomodaba para recibirme, claro, era obvio, yo iba hacia él; seguía con una mirada normal y pacifica, tampoco le iba a insultar por como dejó a la chica, simplemente no era mi problema solo que me molesto un poco, a decir verdad, mucho.


Recuerdo una vez que yo iba en el bus público, y un chico delante todo el mundo le empezó a gritar a una mujer delgada; de esas cosas que quisieras que nunca nadie te grite. Lo hacía sin razón aparente, ni motivo justificado, él le gritaba tanto que la sangre estaba que me hervía. Mi límite había llegado a su fin, cuando me enfurecí por completo con su trato tan horrible que le dije:

— Mira tú ¿Qué ganas ridiculizando a la mujer en público? Caray ¿Quieres demostrar tu "hombría"? No seas marica, por favor. Déjate de estupideces.
— Mira chica, este no es tu problema, ubícate en tu asiento y deja de ser metida.
— Ah, si este no es mi problema, no deberías gritar, para que todos se enteren de tus problemas, más bien siéntate tú, y espera llegar a tu casa con ella. Porque como sigas de idiota, te voy a joder todo el camino.

Él chico me grito "Ocúpate de tus cosas, sapa" Y desde ahí no me quedaron más ganas de meterme a defender a las mujeres, bueno, si me pongo de mal genio cuando nos tratan como una basura ¡Dejen de estupideces, por favor!

Volviendo a lo que sucedía ese momento, el chico puso una cara extraña hasta que comencé a hablar:

— ¿Qué haces acá? 
— ¿No es obvio? No quiero estar allá, yo solo estoy acompañando a mi hermano.— dijo seco, sin ningún interés de verse amable, con la vista todavía fija en la pantalla de su celular.
— Ah ¿El otro chico es tu hermano? — hice una pregunta tonta.
— Es lo que te estoy diciendo, nena.
— No me digas nena.
— ¿Cómo te llamo? — me respondió elevando su mirada y el marrón de sus ojos inundo al verde de los mios.
— Sofia — sonreí — Soy Sofia.
— Thomas — sonrió — Soy Thomas.

Sí Thomas Hamilton, tiene 17 años y dentro de unos meses cumplirá 18, los cumple en diciembre, estamos en marzo. Ya sabrás cuando falta para que sea mayor de edad.

— Eh sí, Thomas.
— Entonces.. ¿Para qué has venido acá a la cocina? Tu mirada es demasiado intensa hacía mí.
— Tenía solamente la intención de socializar, verás que fuera por mí y me quedo en mi habitación.— aunque a decir verdad, no tenía motivos por el cual seguir allí, excepto por el. Si subía a mi cuarto me vería obligaba a realizar toda la tarea que me correspondía, y ya saben, todo es mejor que eso.

Él no dijo nada, solo se quedo mirándome mientras sonreía. Ya me estaba fastidiando tantas miradas "Hey háblame" eso quería decirle.

— Eh... ¿La chica morena...?— blbuceé tratando de que vuelva la vista hacía mi.
— Es mi novia.
— Ah, la has dejado llorando — dije de imprudente.
— Cosas de nosotros.

En voz baja otra vez me dijeron "metida" eso es por estar pendiente a las cosas que ni me importa, pero lo que mas me enfurece es cuando un hombre humilla a una mujer.


— Sabes que por lo que acabas de hacer has quedado como un completo idiota ¿cierto?
— ¡Agresiva! — dijo un poco molesto — No me conoces, deja de meterte.
— No ¿bien?, y no me llames metida. Mira, no sé que fue lo que ocurrió, pero no es para que le hagas eso ¿Por qué ustedes suelen humillar a las mujeres cuando están en público?

Él se quedo callado, y ahí recordé cuando mamá me dijo que fuera amable, y fui demasiado grosera, pero juro que no me arrepiento de haberle dicho eso.

Siempre quieren dejar a las mujeres como las débiles en frente de todo el mundo. Incluso cuando nosotras tratamos de decir algo, ellos hacen lo posible para que no hablemos, sino que nos quedemos como unas tontas viendo o más bien escuchando como cada vez más no nos dejan hablar, y siguen ellos con argumentos estúpidos.

No son así todos los hombres, claro que no. Algunos si tienen problemas con nosotras, simplemente dialogan, y no te humillan ¡Valen oro esos hombres! pero ahora como que esta de moda humillarnos cuantas veces les de la gana.

— No me conoces — dijo él poniendole énfasis a sus palabras y pensé para mi misma "Gracias al cielo que no".
— No me arrepiento de nada lo que he dicho, me molesta, siempre veo que nos humillan en público.
— Estás falta de novio, ocúpate de tus cosas.

Él se fue, mientras se dirijía al lugar donde todo este diléma había comenzado. Quede como una tonta, a pesar de que no me arrepentía. Miraba su perfil mientras volvía exactamente por donde había venido, y observaba sus ojos cuando me quedaba mirando fijamente y de repente de sus labios salió un "No me conoces" Ah, pues, que idiota soy, mejor dejo de pensar en esas cosas. Cuando el iba por media sala de mi casa aceleré el paso, logre alcanzarlo:

— Bien, sigo sin sentirme arrepentida, pero no quiero que te vayas con una mala impresión mía.
— Sofia, fue como "Hola, mucho gusto, Sofia, eres un idiota" No me conoces ¿Sí?
— Yo lo sé, pero se me salió a veces soy imprudente, ya conoces algo de mí.
— Sí ¿No te vas a disculpar?
— Sí, pero quiero que sepas que si sigues siendo idiota.
— Que terca.
— Soy sincera, pero no sé, utilizo mi sinceridad para humillar.
— Otra cosa que conozco de ti Sofia.
— Si, ya, disculpa.

Thomas me sonrió, y me quede como una tonta mirando su sonrisa ¡Era perfecta! Él tenía unos ojos maravillosos, unos ojos de color café, esos que con solo recordarlos en una noche puede que te quite el sueño, un brillante cabello negro que puedes quedar maravillada con tan lindo cabello, y unos labios rosados bueno ya no lo sigo describiendo, ah si quiero decir que tiene una piel trigueña, ¡basta ya Sofia!

— ¿Me das un número en dónde te pueda comunicar? — Preguntó él.

Me quedé inmóvil frente a la pregunta que salía de sus labios, pero algo en mi se adelantó y sin pensarlo un solo segundo más le di mi teléfono celular y antes de él ir de nuevo al living él dijo:

— ¿Novio?
— No tengo — sonreí.

Ya habían pasado cinco meses desde que había terminado con mi anterior novio, y desde entonces, no me había vuelto a gustar nadie más.

Aunque ya yo quería dejar de estar soltera... Es raro ¿No?

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⏰ Última actualización: Oct 29, 2014 ⏰

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