Ese día la humanídad recibió un sombrío recordatorio de muerte. Vivimos con temor a los titanes, y tuvimos la desgracia de vivir en estas jaulas que llamábamos muros.
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- Mamá, ¿Se fué papá? - decía una chica jóven de cabello oscuro y largo, con orbes de color celeste igual al cielo.
- Él se a ido a trabajar. No te preocupes mi niña, él regresará - contestó la madre de está, una señora hermosa, su hija nació con la misma imagen que su madre.
- No es que me preocupo por él, en realidad me alegra que no esté
- ______...
- ¿Porqué tenemos que estar encerradas aquí, mientras que él sale a quien sabe donde? - decia la joven con el ceño fruncido.
- Tu padre lo hace por tu bien, debes de entender que es peligroso que salgas
- ¿Peligroso? ¿Hablas de los titanes?
- Un poco sí - la señora parecia deprimida, desde que ______ nació, su marido no las a dejado salir de la casa con el pretexto de que los titanes los asesinarán. Aún así, de vez en cuando dejaba que su hija salga por el distrito mientras su padre trabajaba - Hey, no estés así. Aprovechando que tu padre llegará un póco tarde, puedes salir a pasear con tus amigos
- ¿Enserio?
- Sí, pero vuelve enseguida
- Ok, ¿necesitas algo?
- No gracias, tú ve
La chica no dudo ni un segundo y salió, era muy pocas veces que su madre la dejaba salir al exterior de su casa.
- ¿Eh? - escucha el sonido de una campana, esa era señal de que la Legión de Reconocimiento volvieron después de una exploración. La joven va corriendo a ver a sus héroes.
Siempre soñe con unírme a la Legión de Reconocimiento y salir de los muros para ver el mundo exterior, suena una idea loca ya que muchos soldados murieron por culpa de los titanes, pero no me importaba, lo único que quería era liberar a la humanidad de esos malditos titanes y ver el mundo exterior, donde está el mar.
Cuando llegué al centro del Distrito Shiganshina, ví que había mucha gente observando a los soldados, muy malheridos y con una mirada perdida.
- ¡Oye, ______! - grita un chico de orbes verdes acompañado de una chica con una bufanda roja.
- ¡Eren, Mikasa! - meacerco a los recién mencionados.
- Hace mucho que no te vemos - dice Mikasa.
- Lo siento, es que mis padres no me dejaban salir - digo con un poco de nervios.
