Introducción

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El día en el que me di cuenta de que mi nombre era una maldición, fue el día más triste de mi vida. Me llamo Soledad. Sí, solitaria, sola. Mi novio, o, mejor dicho, mi exnovio Emilio me ha dejado. Sus motivos: conoció a alguien más porque yo ya no tenía mucho tiempo para él. Los estudios y el trabajo me tenían sobre cargada y a duras penas llegaba a casa a acostarme. Durante ese tiempo intenté ser la persona más comprensible del mundo. Emilio quería ir a muchos lugares, y yo lo animaba a visitarlos.

-Lamento no poder estar ahí contigo, amor. De verdad quisiera, pero en estos momentos tengo que trabajar en mi tesis. Falta muy poco, lo prometo.

Sabía que durante mi último año de carrera tendría que esforzarme más, pero también sabía que, si no podía estar siquiera físicamente con Emilio, iba a ser la mejor novia virtual del mundo. Todos los días mensajes bonitos, todos los días ánimos y recomendaciones sobre cosas en las que Emilio podría ocupa su tiempo.

Nunca pensé que en lo que él podría ocupar su tiempo sería en conocer a otra persona.

Así que cuando llegó el día, después de más de un año de relación y solo un mes de haber iniciado esa ajetreada vida de estudios y trabajos, me sorprendió que, todo por lo que había trabajado, parecía ser en vano. Que, si Emilio no podía ser un poco más empático y entender que no todos en la vida iban por ahí desayunando a las 11am, rascándose la panza a las 4pm y acostándose a las 2 de la madrugada, pues la relación había llegado a su fin.

Emilio en un mes, había conocido a alguien que borrara casi el año y medio que yo le había dedicado.

Emilio en un mes, me hirió para toda la vida.

SoledadWhere stories live. Discover now