El pasado conecta el presente.

30 3 8
                                    

Cada persona nace con una familia, nadie en este mundo nace solo; al momento de nacer un ser humano posee un padre, una madre, incluso puede ser que unos hermanos o hermanas. En mi caso mi familia era formada de cuatro personas: un padre que amaba su trabajo, una madre cariñosa siempre al lado cuando se necesita y después de un tiempo conseguí una pequeña hermana menor. Nosotras crecimos juntas a los cuidados de nuestros padres y éramos felices, aunque eso no duro mucho.

Aun si naces con una familia la vida puede quitártela de la noche a la mañana; de aquel día en el que nuestra familia dejó de ser igual solo logro recordar una cosa y eso es "un funeral", no recuerdo que día era ni lo que hacía antes de eso pasara, solo recuerdo a todos dándome su pésame y a mi hermana pequeña alejada de la gente, con una mirada indiferente que se dirigía hacia la tumba de nuestros padres.

-un accidente eh- esa oración hizo que la indiferente mirada de mi hermana pequeña cambiara por un ceño fruncido y al instante dirigió su mirada a esa persona.

-Una niña de 9 años no debería poner esa expresión. Hola Lucinda.-al ver el rostro de esa persona el ceño fruncido de mi hermanita cambio por una mirada sorpresiva, y la hizo retroceder un paso.

-Eh? tío Esteban?-dije sorprendida mientras lagrimas salían de mis ojos una tras otra.

-Ah! Antonia? realmente has crecido. Cuanto tiempo sin verte-

-¡tío! ¿Qué es lo que hace aquí?-dije interrumpiendo sus saludos-no se encontraba en Estados Unidos haciendo su investigación?-

-Lo estaba, pero al enterarme de todo decidí regresar a España inmediatamente.- explico mientras se ponía de cuclillas frente a nosotros y nos miraba a los ojos con una mirada seria- Ahora yo las cuidare-dijo mientras nos abrazaba con fuerza-No tienen que preocuparse de nada, yo me encargare de todo.-al escuchar eso sentí un alivio en mi pecho y las lágrimas en mis ojos aumentaron una tras otra cayendo sobre los hombros de mi tío. Los tres lloramos por la pérdida de nuestros seres queridos, abrazados hasta que nuestros ojos fueron incapaces de producir más lágrimas.

Nuestro tío Esteban nos llevó de la mano hacia un coche negro alejándonos más y más de la tumba de nuestros padres, gire mi rostro hacia aquel lugar y después mire a mi hermanita tomada de la mano de mi tío, de nuevo con una mirada indiferente y fría mientras caminaba.

-Lucinda. ¿Recuerdas tu promesa?-dijo mi tío 

-si-respondí mientras veía a mi tío con esa mirada indiferente y fría, de nuevo volteo a ver al frente con esa misma mirada como si estuviera en estado de shock.

Eso es todo lo que recuerdo de ese día, y aun no olvido aquello que cambio todo en nuestras vidas y que no sabía que cambiaría aún más. Además esa mirada fría que ocultaba una promesa que no conocía.

Un ser humano no puede conocer a una persona a la perfección, aun si se trata de tu familia, estas equivocado si crees que los conoces; puedes saber cómo son y sus preferencias pero aun así no llegas a conocerlos totalmente, porque hay cosas que ocultan en lo más profundo de sus mentes y no lo puedes ver.

Después de que el tío Esteban se hiciera cargo de nosotros, no pudo estar mucho tiempo con nosotras debido a que es un científico con estudios de campo uno después de otro, así que realmente su forma de encargarse de nosotras fue, comprar una casa en España en Asturias en un lugar tranquilo cerca de las montañas y dejarnos en ella (encargarse de nosotros si claro), sin embargo llama todos los días para saber cómo nos encontramos y la casa en la que estamos tiene un sistema de seguridad el cual hizo el mismo al parecer (vaya científico, ¿científico de que realmente?). Las cosas son diferentes a como era nuestra vida cuando estaban nuestros padres, ahora ya tengo 22 y Lucinda tiene 18. 

Familia en la mira.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora