Día 3: Celos

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Quinientos años y veintiocho.

Notas de la autora: Un poco diferente para variar. Siempre es Rusia el que se comporta con mayor madures, pero es México quien le supera en edad. Así que quise jugar un poco con este hecho y ver que pasaría en una relación entre estos dos con varios años de diferencia. Aquí México sera alguien que lleva viviendo siglos en una relación con un chamaco que desde la caída de la URSS apenas va a cumplir los 28 años.

Espero que les guste.

Cita hoy en la noche a las 9 en el Chemodan.

Eso era todo lo que decía el mensaje que le había enviado Rusia hoy en la mañana. Y solo con eso México ya estaba emocionado por verlo.

Cuando ya solo faltaba un par de horas para la cita que tenia con el alto y guapo contry México empezó a alistarse para la cena. Conociendo a Rusia probablemente el Chemodan seria uno de los mas costosos y elegantes restaurantes de todo Moscú así que luego de probarse algunos trajes que había traído consigo al viaje eligió uno negro y en buen estado de su mejor época, durante el milagro mexicano, que buenos tiempos fueron. Recordó México con nostalgia. Aun estaba vivo URSS, y su economía estaba a la alza. Que diferencia con lo que eres ahora. Pero a la hora de ponerse el traje sintió como algunas partes le quedaban apretadas. Maldecía por dentro pues era su mejor traje, claro que tenia otros pero este era su consentido. ¿Justo ahora tenia que quedarle apretado?

Ahora México se debatía si mejor cambiarse el traje o correr el riesgo de reventarlo durante la cena. Maldito panzón de mierda. En eso se debatía cuando tocaron a la habitación donde se hospedaba.

-¿Quien es?- pregunto en su idioma el mexicano, solo para pegarse luego en la frente al recordar que se encontraba en un país extranjero en el cual no hablaban su idioma. Pero para su sorpresa el que le esperaba al otro lado de la puerta le respondió claramente en español.

-Soy Tabasco México, ábreme- dijo su hijo desde el otro lado de la puerta. Claro que ya no te llama papá.

México abre y saluda a Tabasco, pero claramente no esta de humor, así que solo le responde como cortesía.

-¿Puedo pasar?- pregunta Tabasco a la vez que hace un gesto con la mano hacia la habitación.

-Claro por supuesto hijo- Dice México a la vez que se aparta de la puerta para dar paso libre a Tabasco. Aunque también nota el ceño fruncido de este luego de que le llamo hijo.

Una vez dentro México le pregunta el motivo de su visita, pues no puede ser cualquier cosa si ha traído a Tabasco fuera de su casa; el estado sureño esta acostumbrado a aislarse del resto de la familia y del mundo. No siempre fue así, pero tu tienes parte de la culpa de que él sea así.

-México... ¿que estas haciendo?- Pregunta un poco irritado Tabasco.

-¿Yo? Pero que preguntas hijo, estoy aquí para un tratado de negocios con Rusia yo...

-Eso fue hace tres días y Marcelo ya regreso a casa, ¿Por que no te fuiste con él?- Pregunta Tabasco mucho más molesto y cortando cualquier excusa que pudiera decir México. Su mirada también le indica que no tiene humor para juegos.

- Pues... Rusia después de la reunión me invito a pasar algunos días más en su casa y ofreció el pagar mi vuelo de regreso, ¿que tiene de malo? ¿O... ha habido algún problema en casa?- La ultima pregunta que hace México es con un poco de miedo de que pudiese ser el motivo por el cual Tabasco se encuentre ahora en Rusia y molesto con su padre.

- No- Dice Tabasco con fastidio.

- Bueno, entonces... ¿que te trae por acá?- dice México con un poco mas de preocupación y empezando a frotarse las manos. Maldita ansiedad.

Semana RusMexWhere stories live. Discover now