• SIMON • [Reddie]

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Ningún fin de verano había sido tan colorido y alegre como aquél, si a Richie le hubieran dicho que aquella mañana de sábado (El último antes de entrar a la escuela) se iba a enamorar más, él lo hubiera creído siempre y cuando se tratara de Eddie Kaspbrak. Su amigo. Su primer y único amor.

Eddie y Ben se habían pasado toda una semana jugando "SIMON", un juego de seguir el patrón de los colores. Richie felicitaba a Eddie cuando ganaba, lo abrazaba y aprovechaba la excusa para tocar de más a su amigo, claro que tenía que hacer lo mismo cuando Ben ganaba para actuar natural.

Pero llegó un punto en que los celos de Richie y la frustración le impidieron seguir dejando que Ben se llevará toda la atención del asmático, así que usando su ingenio, Richie decidió jugar contra Eddie. Y claro que no le iba para nada bien.

— Rojo, azul, rojo, verde. — Dijo Richie para sí mismo tratando de recordar los colores que hace segundos el juego le había marcado.

— No, idiota. Era rojo, amarillo, rojo, verde. — Le corrigió Eddie al chico de lentes, pero este no le creyó.

— ¿Y si mejor yo te dejo roj-

— Beeb Beep Richie. — Le interrumpió Eddie tocando los botones en el orden que había dicho y ganando la partida. — Acéptalo, nunca podrás ganarme en un juego en donde tengas que usar tu cerebro y no tu bocaza.

— ¿Y-ya dejaron de jugar eso o te-tendré que quitarle las pilas? — Intervino Bill llegando con los demás perdedores que traían comida chatarra.

— Yo se las quitó por tí, tartaja. No te preocupes. — Dijo Richie arrojando lejos el juguete en alguna parte del garage, Eddie hizo una mueca, pero no dijo nada y fue en busca del probablemente ya roto juego.

Richie se sintió mal por el resto del día en el garage de Bill, puesto que todos disfrutaban la comida y las charlas, menos Eddie, que intentaba reparar el juguete que había arrojado.

Es que aún roto le pone más atención que a mis geniales chistes. Pensó el moreno llevando una fritura a su boca y viendo a su amado Eddie trabajar aquel sábado.

El padre de Bill llego después de las 8 de la noche indicándole a todos que fueran a sus casas y así fue, todos tomaron sus bicicletas para montarlas, Richie pudo ver cómo su amigo y próximo novio asmático hablaba con Bill sobre dejarlo llevarse aquel juguete.

Debes estar bromeando. Pensó de nuevo Richie ya más harto que nunca. Maldijo a Bill cuando incluso le regaló aquella basura a Eddie y este sonriente lo metió a su mochila para después montar su bici.

Richie sin preguntar decidió acompañar a Eddie hasta su casa o hasta donde el castaño le permitiera, hartó del silencio como buen hablador que era, decidió preguntarle el porque había traído ese estúpido juguete con él.

— Es más divertido que tus chistes sobre mi mamá. — Había contestado el asmático mientras pedaleaba. Richie hizo una mueca siguiéndolo en su bicicleta.

— No sirve, deberías tirarlo. — Hablo refiriéndose al juguete.

— De seguro eso dijo le dijo el doctor a tu mamá cuando naciste y mírate, aquí estás. — Los chistes de Eddie casi nunca eran buenos, Richie hizo una mueca molesto. — Aparte... ¿Por qué te empeñas tanto en tirar el juego? Nadie te obliga a verlo y mucho menos a jugarlo.

— Simplemente no me gusta, es estúpido que se diviertan solo con colores brillando, es muy infantil hasta para ti, Eds. — Hablaba sin pensar tratando de evitar todo rastro de celos en su reacción.

— Era de esperarse de alguien que pierde a cada rato. — Bufó el menor.

— ¡Hey, soy tan perdedor como tú! — Richie detuvo su bicicleta y Eddie hizo lo mismo, ambos se miraron desafiantes. — Verás que te pateó el culo ahora, saca esa mierda de juego y juguemos, Eds.

Eddie sonrió aceptando el desafío, en unos minutos logró reparar a SIMON y se sentaron en la banqueta para poder jugar por lo que fueron horas para Eddie, pues nunca espero que el de lentes realmente pudiera jugar bien.

— ¿Hasta cuándo piensas parar de jugar? — Preguntó Eddie entre un bostezo. — Ya entendí, eres bueno... Estamos a mano.

— Cuando la luz de la luna sea la única luz que veamos. Está mierda se tiene que quedar sin pila para poder parar. — Eddie se sorprendió por las palabras dichas por Richie, sus mejillas se sonrojaron y miro a su amigo parpadeando. El moreno miraba el nuevo patrón que aparecía en el juego sin poner atención a sus palabras, iba bien de no ser porque sintió la mirada de Eddie sobre él y olvidó el último color que "SIMON" le había marcado.

Eddie veía los colores reflejarse en los lentes de su amigo y sonrió encantado, había veces y aunque le costará admitirlo, que Richie le parecía realmente tierno.

— Era azul, Richie. — Le dijo Eddie con un tono de voz tranquilo, el mencionado presionó el último botón y ganó.

¿Por qué no se sentía como el ganador? ¿Dónde estaba su premio?

Richie levantó la mirada y oh sorpresa, se encontró a Eddie mirándolo como solo él podía, con cara de enamorado. Y ni siquiera lo estaba intentando ocultar. El moreno se sonrojo.

— ¿Tengo algo en la cara? — Preguntó arrepintiendose al instante ajustándose sus anteojos.

— Aún nada.

— ¿Aún? — Eddie asintió y se acercó a su amigo para tomarlo del cuello de su camisa y poder juntar sus labios con los del contrario en un inexperto, pero deseado beso que no duró más de cinco segundos.

Para cuando Richie parpadeo reaccionando, su amigo ya se había separado mostrando media sonrisa apenado.

— Santa mierda... — Soltó el moreno aún sin creer lo que acabada de pasar y que los carnosos labios de Eddie se habían pegado a su sucia boca.

Eddie tomó aquel murmuró y la reacción de Richie como una negativa, se mordió el labio y comenzó a reír nervioso.

— ¡So-Solo bromeaba, idiota! Está oscuro así que no ví donde te bese y — Saco su inhalador y comenzó a usarlo un par de veces. — ¡Ya me tengo que ir, mi mamá me va a matar! — Monto su bici y pedaleo lo más rápido que pudo olvidando el juego y más que nada la respuesta verdadera de Richie.