Narrador Omnisciente:
Ese día tan importante para todos los universitarios, era la graduación, su graduación,mientras todos sus compañeros compartían una gran felicidad, el y su corazón estaban destrozados, ese día horas atrás había conseguido el valor para declararse al chico que le robo el corazón desde el inicio de su carrera;pero no salió como lo planeo.
Entre más oscurecía, el sentía que su corazón estaba más roto,¿como no lo estaría? ¿Acaso debería de sentirse bien ser rechazado? ¿Era acaso su suerte que se burlaba de él de nuevo?¿Cómo se hiba a levantar de esto? No conocía alguna salida, la última vez que se enamoro y lo rompieron fue a los 12 años, pero ahora el tenía 23 años debería de haber madurado en ese sentido ¿verdad?
—Vida de Mierda — susurro al vacío mientras siente que sus manos tiemblan por el frío de la noche, puede sentir como un nudo en su garganta se va forma, al recordar la vos del menor al rechazarlo no puedo coresponderte lo siento, yo amo a alguien mas Zabdiel.
—Soy un estúpido, de nuevo estoy en el mismo abismo y esta vez creo que duele más —en sus ojos inchados y rojos se forman unas cuantas lágrimas que caen en sus mejillas dejando su camino, ya a estado haci por lo menos 3 horas, su madre a subido a verlo en determinado momentos, después de ver a su hijo subir a su recamara con su diploma y una sonrisa destrozada, sabe que algo le a pasado.
En las últimas horas solo se a limitado a verlo mientras siente como se estruja su corazón al verlo así.
Pero sabe que no es prudente irlo a consolar, su esposo le a metido a su hijo en la cabeza que un hombre nunca llora y lastimosamente su hijo se plantó esa mentira en su cabeza, haciendo que sea incapaz de poder recibir algún consuelo sin reaccionar mal.
La madre del rizado ahora rubio, se limitó a dar un gran suspiro pesado y retirarse.
Mientras que el chico rubio se instaló en mirar las estrellas, bueno las pocas que se podían apreciar desde su ventana, además de que la noche contaba con algunas nubes impidiendo la apreciación de los hermosos luceros.
Dobla sus piernas pegandolas a su cuerpo, ya a dejado de llorar, bueno de ser estúpido diría el. Solo se dedica a mirar a un espacio específico en el cielo, cuando siente en su bolsillo la vibracion de su teléfono, con mucha lentitud lo saca revisando sus mensajes.Encontrando un mensaje de un su amigo de la Universidad.
"Playa ahora"
Preciona el botón de apagar y deja el aparato en la parte del colchón de su sillón junto a la ventana,se estira un poco para tratar de quitar un poco la pereza que siente en su cuerpo, se dirije al guarda ropa, y saca un conjunto sensillo pero adecuado.
Ingresa al baño, se quita el traje de graduando y posteriormente se mete a la ducha, pasa el jabón por su cuerpo bien trabajado,para después de ello echar Shampoo a su cabello.
Al terminar sale de ahí, pone una toalla al rededor de su cintura y va hacia el espejo viendo la irritación de sus ojos.
—Estoy hecho una mierda —susurra para sí mismo mientras puede sentir enojo hacia su persona, se a dejado derrotar de nuevo. Con su puño contra la pared siente una corriente eléctrica recorrer su cuerpo al sentir el impacto contra el azulejo.
Al terminar de alistarse y asegurarse de no dejar ningún rastro de tristeza en sus ojos baja.
—Mamá voy a salir, tal vez venga tarde no te me vayas a preocupar-se despide de ella dejando un beso en la mejilla de la misma—oh tal vez vuelva asta mañana.
—Ahí tienes cuidado —la mujer sentada en el sillón de la sala mira a su hijo, el cual pone su mano en la perilla de la puerta para abrirla aun observándola atento.
