u n o

149 18 2
                                    

Changkyun sentía como sus pulmones se quedaban lentamente sin aire, debía de aceptar que tenía muy mal estado físico, y es que desde que era más joven no se ejercitaba tanto como lo hacía antes.

Para ser las 8 de la noche, todavía había bastante gente en las calles de Seúl. El cielo se tornaba cada vez más gris y triste, lo que pronosticaba una tormenta bastante fuerte, ahg, Changkyun odiaba las tormentas, le daban miedo, incluso a sus 28 años.

Gracias al cielo había alcanzado a comprar todo lo necesario para la cena de esta noche, y es que Chang la llevaba planificando en su mente desde hace semanas y, a pesar de que no era muy bueno cocinando ya había practicado dos veces lo que prepararía esa noche, todo debía de ir muy bien, no podía cometer ningún error.

Y es que su séptimo aniversario de matrimonio no era cualquier celebración, era algo importante y más para Changkyun, pues últimamente las cosas no iban muy bien en la relación.

Se habían casado bastante jóvenes, y aunque el amor había sido intenso por mucho tiempo, con el paso de los días aquella llama intensa se fue debilitando. No podía echarle a él completamente la culpa, Chang sabía que tampoco estaba dando lo mejor de sí para mantenerse a flote, pero el estrés de su trabajo y su constante cansancio no le hacían fáciles las cosas.

Había conocido a Lee Jooheon en su Tercer semestre en la Universidad, y a pesar de la mala fama de éste, Chang debía de admitir que calló enamorado inmediatamente, Joo era un joven atento, carismático y atractivo, claro que tenía sus desventajas, pero Chang estaba perdidamente encantado con él.

Su relación creció bastante y en poco tiempo terminaron siendo más que sólo amigos, y es que la relación estaba llena de pasión por parte de ambos, tenían una fuerte conexión y parecían estar hechos el uno para el otro.

Los sentimientos fueron tan intensos que con sólo 6 meses de relación decidieron casarse y convertirse en todo una familia, y aunque muchas personas no estuvieron de acuerdo con su decisión, ambos hicieron caso omiso a las advertencias y siguieron en su romance de película.

Las cosas no iban mal, a pesar de estar todo este tiempo juntos, Chang seguía amando a Jooheon como el primer día, la única diferencia era su nivel de madurez y que ahora ya no era más un adolescente intenso y apasionado.

Mientras se dirigía a su apartamento, se emocionaba cada vez más, hace mucho que no le preparaba una sorpresa a su marido, y mucho menos una que tuviera que ver con sus pocos talentos culinarios.

Se suponía que esa noche Jooheon y él llegarían tarde del trabajo, pero Chang ya le había pedido a su jefe permiso para salir antes y poder tener tiempo suficiente para preparar una bella velada romántica que podría mejorar el ambiente de la relación y reforzarla un poco más.

El apartamento seguía siendo el mismo desde el día que decidieron emprender una vida juntos, y aunque era pequeño, estaba ubicado en un buen barrio, tenía un precio decente y era más que suficiente para ellos dos solos. Además que tenía un ambiente acogedor desde que Chang se había propuesto a remodelarlo y a redecorar cada espacio de la casa.

Tenían una buena vida, lo único a mejorar esa falta de chispa en su relación, un poco más de pasión y todo sería perfecto, y con esta velada Chang planeaba arreglarlo todo, estaba listo para sorprender a su esposo y para hacer que el séptimo aniversario fuera inolvidable para ambos...

Cuando bajo del taxi se apresuró a subir las escaleras del pequeño complejo de apartamentos; cuando por fin llegó a su hogar, abrió la puerta dejando las bolsas en el suelo y apurándose a entrar decidido a empezar a preparar la cena para alcanzar a terminar antes de que él regresara.

Sin embargo...

Cuando Chang entro al oscuro recinto, encontró algo que lo inquieto... Un bolso y unos tacones se encontraban en la sala de estar, y sobraba decir que ninguna de las dos cosas era de él. Su corazón empezó a latir cada vez con más velocidad, y casi le da un infarto cuando escucho unos ruidos que provenían del cuarto de invitados, su corazón le decía que no debía de ir, pero su mente y la curiosidad le decían que fuera, y si era algún tipo de... ladrona?

Chang trato de encaminarse hacia la habitación con pasos silenciosos y entre más se acercaba sentía como sus rodillas se ponían más débiles, mientras rezaba y esperaba que no fuera lo que el temía...

Cuando llegó frente a la puerta, noto que ésta estaba entre abierta y cuando se asomó lentamente a ver qué era lo que provocaba esos gemidos su corazón dejo de latir...

Su esposo... Su esposo estaba con una mujer en la cama, y ambos parecían muy felices de estar allí. Chang jamás había sentido tanta tristeza y dolor juntos, su corazón se había quebrado y una parte de su alma se había ido.

Se quedó inmóvil tras la puerta y con una lágrima cayendo lentamente por su mejilla se fue alejando de la habitación.

Su mente le decía que hablara, que hiciera un alboroto y reclamara lo que era suyo, que tomara a esa chica y la botara de su hogar, pero su corazón vacío y triste solo le rogara que se fuera de ahí, que huyera muy lejos y que jamás regresara.

Tomo las llaves de su auto y su bolso y se acercó a la puerta con las mejillas llenas de lágrimas, cuando salió del apartamento sintió como éste ya no era un lugar cálido, ahora se tornaba oscuro y frio...

Tomo las compras que había hecho para preparar la cena y empezó a caminar lentamente hacía las escaleras. Su mente no dejaba de proyectar pensamientos, y sus ojos no dejaban de llorar, pero él, él no sentía nada, no sentía dolor ni rabia, solo sentía un vacío en su pecho y estómago, y aun así no entendía porque seguía llorando mares...

Llego al auto y encendió el motor silenciosamente, no podía pensar con claridad, estaba en un estado de parálisis por lo que estaba sucediendo.

Se marchó de Ahí, de lo que alguna vez creyó que era su hogar, pero que ahora se daba cuenta cual equivocado habia estado y de lo ciego que fue. Mientras más se alejaba más se daba cuenta de las señales y entendía lo que estaba sucediendo...

No dijo ni una palabra, no hubo un sollozo o grito que saliera de sus labios, no hubo rabia ni amargura. Ahora en él sólo había un vacío que se llenaba lentamente con tristeza y lástima hacia el mismo. En todo el camino sus ojos no dejaron de llorar, y él no dejó de pensar...

Cuando llegó a el apartamento que tanto conocía se apresuró a subir y tocar la puerta. Cuando su pequeño amigo abrió la puerta se dejó caer en sus brazos y por fin dejo salir un grito de dolor de su interior.

Esa noche, Changkyun entendió por primera vez lo que era la verdadera tristeza, lo que era el ser engañado y traicionado por alguien a quien amas. Y por sólo cinco minutos quiso que todo esto sólo fuera una pesadilla de la que pronto esperaba despertar...

----------------------------------------------------------------------------------------------

dagato

FIVE MINUTES [JOOKYUN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora