01; todo fin tiene un comienzo.

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Changbin, Chan y Jisung era un trío bastante peculiar. Changbin tenía una personalidad bastante versátil, la ropa negra y fracciones duras le daban un aire brusco, pero había que saber observar más allá de los músculos y cadenas, su aura era pura y su personalidad suave. Chan, por otro lado, era amigable y su exterior lo hacía ver ingenuo y manipulable, siempre dispuesto a ayudar, nadie sabía que dentro de su cabeza maquinaba hasta el más mínimo de sus movimientos, era un líder nato, firme, conversador, directo. Jisung era totalmente diferente, sus mejillas regordetas y cuerpo delgado pero marcado le daban un aire inocente y pequeño, nada alejado a la realidad, era un pequeño niño asustadizo, quería recibir lo mismo que daba.

Caminaban por los pasillos casi siempre en el mismo orden, Jisung en medio con Chan y Changbin a sus costados, lo cuidaban, lo protegían, y el menor estaba más que agradecido. Chan tenía bastantes amigos, y así fue como Jisung conoció a Lee Minho, grande, buena apariencia y amable, fueron unos segundos para que Han decidiera que se sentía atraído a él, y durante las siguientes semanas Minho se comportaba como si fuera mutuo.

Pobre Han Jisung, inocente y crédulo.

No, Minho no era una mala persona, solo le gustaba tener a muchos a sus pies, la atención que le regalaban era su comida de todos los días y las miradas que le daban en los pasillos aumentaban su ego, todos sabían que era un jugador, usaba a las personas porque les gustaba ser usadas por él, por eso se acercaban en primer lugar, y cuando Jisung lo hizo solo supuso lo mismo sin pensarlo, se dio cuenta de su error demasiado tarde.

Debió darse cuenta por la forma en la que el menor se enredaba en sus brazos, por la manera en que le daba pequeñas miradas cuando cruzaba en los pasillos con su pareja del día, por como insistía en pasar tiempo con él o la forma en la que temblaba cuando le susurraba pequeños 'te quiero' en la oscuridad de los rincones, pero estaba tan perdido en la atención regalada que nunca vió más allá, nunca vio las pequeñas lágrimas del menor cuando no se sentaba en el asiento que le había guardado, la voz rota que tenía cuando cancelaba sus planes a último momento por acostarse con alguien más, sus sollozos cuando se enojaba por sus duras palabras, ni sus ojos brillosos de esperanza cuando lo buscaba para disculparse.

Eran un desastre, eran tóxicos, Jisung era dependiente y Minho un desinteresado, estaban propensos al fracaso, todo el mundo podía verlo. Los sentimientos de Jisung eran demasiado fuertes mientras los de Minho eran inexistentes, le gustaba el menor, le gustaba la atención que le daba, le gustaba como se sonrojaba cuando lo tocaba y que, sin importar la hora, siempre estaba dispuesto para él, le gustaba cuando lo empujaba a su cama y rozaba sus miembros sin pudor, le gustaba como gemía y la timidez que lo rodeaba, le gustaba su cuerpo y que se tragara su semen cuando se la mamaba.

¿Pero el menor en general? No.

Era quisquilloso y muy ruidoso, le contaba cosas que no le interesaban en absoluto y pedía ser abrazado constantemente, sofocaba a Minho en demasía y el mayor se lo aguantaba para tenerlo cuando lo necesitaba. Le gustaba en la cama, le gustaba en la intimidad, una vez que salían al mundo le estresaba, le irritaba, lo quería lejos.

Un día tuvo suficiente.

— Entonces Chan me dijo que mi mezcla estaba bien, pero siento que le falta algo, Minho, es que se escucha extraña, no entiendo...

— ¡Jisung, cállate por dos segundos!

Hubo silencio, Jisung estaba herido, mordió su labio para evitar hablar, esperó la disculpa venir, pero nunca lo hizo. Minho le dio la espalda mientras seguía con sus cosas, una vez más no lo notó.

No noto cuando el menor dio media vuelta y recogió sus cosas, ni cuando le murmuró un roto 'adiós' dirigiéndose a la puerta, honestamente Minho no esperaba que se fuera, lo tenía en la palma de su mano, era obvio, a esta altura ya lo había notado. No sabía como sentirse acerca de ese tema, normalmente la gente obtenía lo que quería de él, una buena follada, y se acababa. Así que su cabeza era un mar de indecisiones casi tan grande como la de Jisung, pero por razones diferentes.

— ¿Ahora que hizo? —Fue lo primero que dijo Chan al ver al menor entrar con ojos llorosos al departamento que compartían ambos con Changbin.

— Me gritó. —Dijo por lo bajo, sabía lo que estaba por venir.

Más no ocurrió, Chan no le reclamó, no le recordó lo idiota que estaba siendo, lo envolvió en sus brazos mientras suspiraba, abrazo el pequeño cuerpo del menor como si con esa acción pudiera unir las piezas rotas de su corazón. Jisung se dejó llevar, tiró sus cosas al suelo mientras enterraba su rostro en el pecho tan familiar respirando su aroma y lloró, lloró tan fuerte como se lo permitían sus pulmones, tembló y empapó la camisa del mayor, pero no importó.

— Tienes que dejarlo. —Le susurró Chan cuando el llanto desesperado se tornó en una llovizna tan tenue como la que caía en las calles en la madrugada.— Te esta haciendo daño, te esta lastimando y ni siquiera parece importarle, vales más que esto.

— ¿Como se termina algo que nunca empezó? —Su voz sonaba tan rota y pequeña que Chan tuvo que retenerse para ir a golpear a Minho.

La pregunta quedó en el aire, Chan no sabía que responderle y no es como si Jisung esperara una respuesta. Esa noche Jisung durmió en el sofá con sus dos amigos, Changbin tenía sus brazos alrededor de la pequeña cintura del menor mientras la cabeza de Jisung estaba enterrada en el cuello de Chan, eran un extraño trío, pero siempre estaban ahí para el otro.

El celular de Minho vibró por tercera vez en los últimos treinta minutos, no debía ver quien era para saber que era Jisung, aquello le hizo apretar los dientes, ¿acaso el menor no entendía? Lo había ignorado los últimos cuatro días, supuso que las indirectas eran más que claras.

Su humor empeoró cuando, al salir de clase, Jisung estaba parado esperándolo. Lo tomó del brazo de forma brusca mientras lo metía al, ahora, vacío estudio, el menor lanzaba un quejido tras otro.

— Minho, me estás lastimando. —Le dijo, pero el mayor estaba cegado por la ira.— Por favor.

— Jisung, diré esto solo una puta vez —Lo soltó con fuerza ocasionando que se golpeé levemente contra la pared del estudio, se contuvo el disculparse.— No sé qué clase de obsesión tienes conmigo pero déjame en paz, no me gustas.

Jisung de verdad quería poder evitar que aquellas palabras le dolieran, pero parecía imposible, aún más cuando las lágrimas se hicieron presentes.

— Pero tú me quieres... —Murmuró bajito, Minho rió tan fuerte ante aquello que empezó a aplaudir.

— Tal vez. —No había rastro de emociones en sus palabras.— Pero eres insoportable e irritante, tuviste suerte que me quedé alrededor tuyo tanto tiempo, y ya tuve suficiente.

Y con una mueca dio media vuelta y desapareció sin saber que junto a él se llevó una parte de Jisung.



palabras: 1219
editado: no

softcore; minsungWhere stories live. Discover now