25 de marzo de 2019
Al llegar a casa saludé, pero nadie contestó. Se me había olvidado otra vez. Aquel día que había sido como muchos otros, se tornó triste y frío en una milésima de segundo; el silencio ya hacía que mis oídos dolieran. Dejé la mochila en el suelo y apoyé la espalda en la puerta para deslizarme hasta el suelo. Enterré mi cara entre mis manos pero no lloré, solo me sentí vacía, solo sentí que hacía mucho que no me entendía.
Me rugieron las tripas, pero no tenía hambre, mi madre me decía constantemente que empezaba a quedarme en los huesos, pero yo solo podía ver los kilos de más. Miré hacia el salón iluminado con el sol de medio día y me fijé en los pájaros que había sobre la mesa, me miraban con su habitual curiosidad. Empecé a llorar y ellos comenzaron a piar. Me acerqué hasta su jaula y pensé en que no éramos tan diferentes, puesto que cada uno estábamos atrapados de una manera distinta.
ESTÁS LEYENDO
Donde Crecen Las Margaritas
RandomEsta historia es una recopilación de cosas que tenías escritas desde hace mucho y no quería que se quedasen en un cuadernos sin que nadie las leyese, seguro que alguien necesita escuchar que no es el único que se siente como me siento yo Son capítul...