¡Holis! Estoy de vuelta con este pequeño one-shot. Espero que le gusten.
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La cabeza estaba a punto de explotarle, como si le hubieran golpeado con decenas de martillos. El mundo parecía darle vueltas. Abrió el único ojo en el que no había perdido la vista. Dio un fuerte suspiro. A pesar del dolor, estaba vivo. Había sobrevivido esos malditos cuatro años del infierno. Sonrió.
—*Jebači, no pudieron... —Intentó reír a carcajadas, pero incluso eso le producía un intenso dolor:—No pudieron conmigo —se dijo a sí mismo.
Se recostó por la pared de lo que quedaba de un edificio en Belgrado. Se palpó el cuerpo, parecía que no estaba herido de gravedad. Había perdido muchísimo peso desde el comienzo de la guerra, eso sí. ¿Tal vez 20 kilos? Tendría que volver a ajustarse el cinturón, para no tener que pasar vergüenza ante el resto del mundo.
En su mente pasaban distintas escenas de la guerra. Aquella estúpida carta de Austria-Hungría... Esa maldita carta. Si tan sólo le hubieran dado más tiempo y si las demandas hubieran sido más realistas, nada de esto hubiera pasado. ¿Cuántas vidas se habían perdido por culpa de ella? Había visto a su propia gente morir, de formas que no había concebido en su larga vida. Todo lo que trajo esa carta era devastación.
Le dio un ataque de tos. Sentía como si sus propios pulmones estuviesen a punto de abandonarlo. Luego se calmó.
—Jebem ti**—se quejó.
Utilizando toda la fuerza que aún le quedaba en el cuerpo, se puso de pie. Cada paso era como si estuviera cargando con una roca de una tonelada. Sin embargo, se negaba a flaquear. A pesar de que era la sombra de lo que había sido hacía cuatro años atrás, su voluntad jamás le había abandonado y éste no era el momento en el que lo iba a ser.
Se mordió los labios al ver lo que había dejado la guerra. El dolor físico no era nada en comparación a lo que estaba experimentando en su interior. Golpeó con fuerza la pared por la cual se estaba sosteniendo y estuvo a punto de caerse. Sólo dos brazos amigos le habían impedido que ello ocurriera.
Ahí estaba él. Él también había sufrido las consecuencias de la guerra. El silencio se adueñó de ambos.
—Te ves como la mierda —murmuró el montenegrino.
—Lo mismo digo —añadió el serbio.
Ambos se echaron a reír al unísono, pese al triste estado de aquella ciudad. Vúk colocó ambas manos sobre los hombros de Danilo y lo estudió por un instante. Por supuesto, hubo una duda que le asaltó en ese preciso instante.
—¿Qué haces aquí? —Elevó una de sus cejas, sin dejar de observar al otro.
—¿Quieres que me vaya? —preguntó Danilo, pretendiendo hacerse el ofendido:—Porque si eso quieres, me puedo largar... —Se separó de Vuk y le dio la espalda.
Vuk se mordió el labio. No, no le iba a rogar. Pero tampoco deseaba que se marchara. Sintió una tremenda contradicción.
—Haz lo que quieras —respondió por lo bajo, antes de caerse de rodillas. Estaba exhausto. La cabeza le daba vueltas.
Danilo se dio la vuelta y se arrodilló frente a él. Estudió el rostro de Vuk. ¿Cuántas guerras habían luchado juntos? Sin duda alguna, aquella había sido la peor a la que se había enfrentado. Pero Vuk seguía ahí. No se había amedrentado, a pesar de todo lo que había pasado. De alguna manera, habían salido de aquel desastre.
Por supuesto, se preguntaba cuántas guerras más tendrían que luchar todavía. Había escuchado la frase "La guerra para acabar todas las guerras". Sin embargo, los siglos de vida le habían enseñado que los humanos poseían una naturaleza destructiva. Sacudió la cabeza, aquel no era el momento de pensar en ello. Vuk necesitaba de él y él necesitaba de Vuk.
—Entonces me quedaré a tu lado —Danilo se sentó frente a Vuk y le acarició el rostro. Él estaba también cansado, pese a la sonrisa en su rostro.
Vuk levantó la mirada. Quiso contestarle de forma sagaz, pero no se le ocurría nada. Absolutamente nada. Abrió la boca y la cerró nuevamente. Unas lágrimas cayeron por sus mejillas. Apretó los labios de rabia.
Danilo rodeó a Vuk entre sus brazos. Era la primera vez que lo había visto quebrarse de ésa manera. Incluso los hombres más fuertes tienen su punto de quiebre, pensó.
—No... —Vuk no podía ni siquiera hablar en forma.
—Tu secreto está guardado conmigo —le prometió Danilo mientras que acariciaba su cabello. Cerró los ojos. Un instante de paz. ¿Cuánto duraría?
Pequeño glosario de términos:
*Jebači = Hijos de su madre/Fuckers.
**Jebem ti= Carajo.
¡Gracias por leer!
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Un nuevo amanecer [Serbia/Montenegro]
FanfictionFinalmente había terminado aquel infierno que había sido la Guerra Grande.