2. Otoño, época de amor.

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Anime: Fairy Tail.

Canción: I ran.

Artista: A flock of seagulls.

Palabras: VHS, pulsera, tiempo, lunes, frambuesa e inspiración.

Cantidad de palabras: 2250.




Click.

Un segundo después del pitido, tras el pino aledaño al parque de su facultad, se mostró la fornida silueta de un joven enamorado. En sus manos colgaba la última moda del momento, conseguida a partir de lágrimas al realizar una dura y cruel despedida a sus ahorros, mas el latir desbocado retumbando sobre su pecho mientras sujetaba la fotografía instantánea le advirtió que los sacrificios no fueron en vano.

Veía el momento capturado con infinita dulzura, detallando los contrastes de las luces en el escenario como en el personaje que lo transportaban a la escena de una encantadora risa perteneciente, como algunos profetas dirían, a una diosa. El cabello de tintes rojizos, mejor dicho, un bellísimo color escarlata y su rostro adornado con ojos pardos revestidos en voluminosas pestañas.

En definitiva, Erza era su musa, su inspiración para crear arte.

Mientras caminaba por la avenida a sus cortos trece años, nunca creyó conocería a una chica como ella, menos con su desinterés por los temas del amor. Sin embargo, fue hechizado por el deslumbrante cabello de la joven, así como sus orbes, acreedores de un brillo hipnotizante. De un momento a otro se encontró siguiendo las mismas rutas que ella con tal de apreciar su belleza mucho más tiempo, descubriendo de esta forma su gusto por el popular helado de frambuesa que enorgullecía a los Strauss, y también las películas VHS del negocio Vermilion (del género romance, según su ojo observador).

Siendo un chico introvertido, durante semanas se dedicó a elogiar su hermosura desde el pensamiento a distancia, sin agarrar coraje para plantarse delante y profesar las semillas de sus sentimientos. En más de una ocasión se vio frustrado por Meredy, quien lo acusó de comportarse como un acosador de mucho cuidado y manifestaba que, si tanta era su atracción por la celestina chica, solo se atreviera a dar el primer paso en hablarle, no había necesidad de usar palabras, un mínimo saludo de mano bastaba.

Jellal se escandalizó hasta un punto extremista, ofuscado, negándose a siquiera ser merecedor de respirar el mismo aire que su doncella. Como estudiante promedio, carente de amistades y nulo talento para cualquier cosa, considerar la comparación entre una estrella nacida para brillar y un meteorito propuesto solo a traer calamidad le parecía inaudito.

―Estás haciendo una tormenta en un vaso de agua ―recalcó Meredy con gesto cansino, frotando sus sienes ante un silencioso Jellal― luce como una chica agradable y sencilla, del tipo que accedería a ser tu amiga por lástima.

Disimulando su ofensa por la insinuación, el joven se aclaró la garganta.

―Sigo sin estar seguro.

―Hagamos algo simple, ¿bien? Toma ―le extendió una pulsera de acero, en el centro se hallaba un zafiro diseñado en forma de gota― lo único que debes hacer es entregarle esto y preguntar si desea entablar una amistad contigo. Puedes hacerlo, ¿verdad?

'Pan comido', sonaría en la cabeza de varios, pero en la mente del menor era todo lo contrario.

Lo pensó días, noches, tardes, madrugadas, inclusive en el baño de la escuela; la respuesta que necesitaba nunca apareció.

Un lunes, motivado por un impulso estúpido ―llamado hormonas adolescentes―, decidió interceptarla cuando se encontraba en compañía de una amiga disfrutando una amena conversación frente a la fachada de la heladería. Los nervios en manos y piernas le azotaron rápidamente, peor aún al notar que su sorpresivo ataque casi provoca que los helados terminen esparcidos por el suelo y estas le otorgaran miradas desconfiadas. Su boca emitió balbuceos desde incomprensibles hasta inaudibles, ocasionando un intercambio de susurros indiscretos entre ambas señoritas cuyas miradas molestas no cesaban.

Catchy Melody! 【Wattstock19】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora