A lo largo de mis años, he visto a miles, de millones, de billones y billones de personas tenerle miedo a la muerte. Y no es un chiste, tampoco es una exageración.
Cada día, a cada hora, me vengo a encontrar con un sujeto que le tiene pánico a subirse al autobús porque hace una semana ha volcado uno que se dirigía hacia su ciudad, y cree que justo su viaje terminará igual; o a una mujer que tiene que operarse de urgencias, porque si sigue esperando más tiempo, aquel problema en su riñón será más que un dolor que se "
“alivia” con un remedio casero, pero no quiere entrar al quirófano por el terror que le da el solo pensar que la anestesia la dormiría de más, o que uno de los cirujanos se puede equivocar, o que su riñón va a “explotar” sobre la cara de los profesionales y todo se desataría en un caos, incluyendo su muerte.Los humanos suelen ser muy estúpidos.
Ese mismo hombre que prefiere despertar a las cuatro de la mañana para prepararse e irse al trabajo de pie en lugar de tomar el autobús, hace veinte años fue un adolescente que conducía a toda velocidad con sus amigos mientras escuchaban sus cassetes de rock e intentaba impresionar a las chicas más guapas del colegio guiñándoles el ojo, estando sentado en el asiento del conductor.
¿Qué tiene que ver entonces el pasado de este sujeto con su presente?
Imagina que hace veinte años atrás, en uno de sus intentos por impresionar a la chica más guapa de su año, centra su mirada en ella al verla detenida a un costado de la carretera, saca su cabeza hacia afuera y le muestra los músculos de sus bíceps como su fuese un modelo sensualón. Bien, ahora imagina que se me ocurre cruzarle un camión en su camino y hago que se lleve por delante al pequeño carro del muchacho, aplastando cada parte de su cuerpo, dándole una muerte segura mientras sus órganos explotan internamente y, debido a la intensidad del accidente, su rostro comienza a sangrar sin detenerse y queda irreconocible una vez que logran sacarlo de ahí abajo. Ah, y la chica a la que tanto quería seducir termina con un trauma de por vida, tratamientos psicológicos y pesadillas causadas por una de mis mejores amigas. Todo por culpa de un estúpido humano adolescente y su falta de cerebro.
Sí, si se habrán dado cuenta, mencioné un ejemplo en el que yo colocaba a ese camión en su camino solo porque sí, porque se me dio la gana y, porque si fuera por mí, haría exactamente lo mismo con todos y cada uno de esos tipos ridículos que hasta el día de hoy hacen ese tipo de estupideces para llamar una innecesaria atención. En serio, me colapsa el estrés cada vez que los veo.
Yo soy la Muerte, una figura que nadie puede ver, pero de la que nadie se puede esconder.
Sé que quizás muchos me odian, o se preguntan sobre mi existencia, o me maldicen por llevarme a uno de sus seres queridos; así como hay otros tantos que me adoran y han hecho pedestales a mi honor a lo largo y ancho de la Tierra, orando súplicas hacia mí como si se tratase de un Dios o de un Santo.
Aun así, yo tengo sentimientos, así como tú.
Yo también siento como mi universo se viene abajo cuando me llegan con una mala noticia, así como tú. O también me río a las carcajadas en soledad tras recordar una anécdota graciosa del pasado, o incluso, me carcome la paciencia el oír a una persona haciendo ruido al comer o tarareando en los momentos de trabajo.
Entonces, hay veces en las que si me llevo a alguien, ha sido porque se me dio la gana, como el caso de ese sujeto que, al fin y al cabo, todavía sigue respirando porque alguien me gritoneó al oído que tenía que dejarlo vivir.
¿Y quién ha sido ese alguien? Mi fiel compañera, la mismísima Vida.
Muchas veces discutimos acerca de quién debe irse y quién no, pero sin lugar a dudas muchísimas veces hemos estado de acuerdo en que nuestras decisiones son terribles y duras. En especial a mí. Les dije que tengo sentimientos, y me quema completamente tener que llevarme a alguien que siento que no tendría que haberse ido tan rápido. En esos casos, Vida es quien me guía a hacerlo. Ella sabe cuándo una vida se marchita y ya no tiene salida, entonces es mi turno de actuar.
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Relatos de los Últimos Atardeceres [Spin-Off saga Almhara].
RandomUn noche, tan solo en una simple noche, una voz ronca y un par de ojos tristes les dio la bienvenida a un mundo el cual nadie jamás imaginó su existencia. Almhara, Tierra de Muertos, hogar de las almas que buscan descansar en paz y esconderse de las...