PARTE I. Geondal Do

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PARTE I. GEONDAL DO

Rojo.

Brillante y caliente.

Saliendo a raudales como si de un río carmesí se tratara.

El chico observaba con los ojos desorbitados y la conmoción estampada en su rostro, desde el borde de sus parpados inferiores comenzaron a rodar gruesas lágrimas de desconsuelo.

Y aquel hombre de elegante silueta lo observaba con una fría indiferencia, el ceño ligeramente fruncido y los labios vilmente estirados en una macabra mueca. Abrió la boca para pronunciar con su envolvente voz grave, las palabras que marcarían el resto de su vida.

—Te concederé la maldición de permanecer con vida— comenzó a hablar el sujeto, vestido con un costoso traje tipo sastre, cubierto del rojizo líquido viscoso que había salpicado toda la habitación —para que puedas cargar con la consciencia de los actos que tu padre cometió.

El chico temblaba, sus labios tiritaban del miedo, con las manos juntas sobre el pecho.

—Y como prueba de que si estropean las cosas con los Do...— el hombre guardó el revólver dentro de su pantalón y se giró completamente para encarar al chico —...estarán tan muertos como tu familia.

Las lágrimas acumuladas en los ángulos internos de sus ojos terminaron por caer, manchando su rostro de la salina sustancia, desvió la mirada desde el hombre que había asesinado a sus padres y hermanas hasta los cuerpos inertes de su familia, todos con un hoyo sangrante en medio de la frente, los ojos abiertos carentes de vida al igual que la boca que había dejado salir un último aliento.

El hombre le dedicó una última y frívola mirada antes de marcharse, dejando al joven completamente destrozado.

ChanYeol cubrió su rostro con ambas manos y dejó caer todo su peso sobre sus rodillas, sollozó de tristeza al decir adiós a sus únicos seres queridos de aquella violenta manera y bramó con furia al sentirse impotente al no poder ser capaz de realizar mucho por salvar la vida de su familia. Los puños bien apretados y con la mirada al techo, marcó su vida bajo la maldición de la venganza.

A como diera lugar y sin importar cuánto tiempo le tomara... haría pagar a los Do, sobre todo, haría que el capo principal rogara por el perdón.

Aquel nombrado como el jefe de la organización criminal, respondía al ser llamado Do Yi Fan. El primogénito y único hijo del afamado Do Dong Hyun, temido mafioso del geondal, esa secreta sociedad de crimen que se dedicaba entre varios asuntos fraudulentos a la comercialización ilegal de sustancias ilícitas, tráfico de armas y lavado de dinero. La dinastía Do se había forjado desde los años sesenta como organización puramente familiar pero con la expansión del mercado se vino la asociación de otros grupos delictivos que terminaron por formar una asociación con un el mero fin del poder lucrativo.

Do Dong Hyun estuvo al mando desde principios de los años ochenta cuando su padre, el fundador de la organización, fue capturado por mandos de la policía, se armó un revuelo en el submundo del crimen, una fuerte ola de muertes se desató y los índices de inseguridad sumergieron al país en la vergüenza internacional por la incapacidad del gobierno de poner fin al crimen organizado. Dong Hyun fue calculador con sus movimientos e hizo del Geondal Do la más respetable (si es que ese adjetivo les calzaba) mafia dentro del país.

Y como toda historia de criminal, su vida personal se vio intestada por sucesos violentos, su matrimonio fue mal visto por sus allegados más cercanos, por desposar a una mujer extranjera; Wu Yun Lian. Los miembros principales del clan pensaban que era una ofensa para su herencia que contrajera nupcias con una mujer china, pero al primer hombre que se atrevió a cuestionar su decisión, sufrió la sangrienta consecuencia de ser degollado en frente del resto del consejo.

DAMN [ChanSoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora