C I N C O "Recuerdos Distorcionados"

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Karol.

Me encontraba caminando por las calles silenciosas de Los Angeles. Había ido a la biblioteca de la ciudad a buscar algunos libros que necesitaba para mi discurso literario.

Las calles estaban silenciosas, estaba escasa de personas, algunos puestos cerrados, minimarckets de veinticuatro horas abiertos, con luces led como letrero.

Llevaba casi media hora caminando para buscar el transporte público, ya que me resigne al estar insistiendo en llamar a Carolina, para que me recogiera.

Algo me estremecía. Me sentía observa por algo, o alguien. Paré en seco, pero solo pude ver como una camioneta negra blindada se estacionaba.

Exageras.

Continúe con mi camino y comenzé a acelerar mi paso hasta llegar a la estación del bus. Saqué el celular y nuevamente volví a marca el número de mi hermana.

«Hola soy Carolina, desearía poder contestarte pero no quiero, así que deja tu mensaje. Adiós.»

Gracias por la atención, hermana.

El chillido que emitió un auto en  seco al frenar, me hizo caer el móvil. Con el corazón acelerado, me agaché para recogerlo y encontrarme con el responsable de mi susto.

Estaba con una sudadera, con algunos mechones que se le escapaban de la capucha negra que llevaba puesta. Su mirada la traía al frente.

No dijo nada. Lo conocía. Y no diría nada.

Seguí caminando sin importar su presencia. Debía alejarme.

—Sube. —soltó con un tono de voz frío.

Esa petición no me hizo parar y seguí caminando con él y su auto de compañía. Yo estaba en la acera y él al costado en la pista.

—Son las doce de la mañana. No puedes estar sola. —habló nuevamente.

Pero ni escuchar la hora me hizo parar. Lo ignoré nuevamente y seguí caminando.

—No vendrá el transporte público, es demasiado tarde. Sube por favor. —pidió esta vez mas calmado.

Aun así seguí caminando.

Clásico de él.

Me dolió recordar esas cosas, y todo ese dolor era gracias a él. Recordar que fuiste usada dolía y mucho. Mi corazón punsaba cada madrugada al recordar. No lograba dormir bien, y dolía más saber que yo no le preocupaba. Él nunca sería capaz de acercarse a mi y reconocer su error, y pedir perdón. Y sí, lo que hice también estuvo mal pero él no iba a ser él único que dijera las verdades.

Sí, yo y mi puto orgullo.

—Esta bien.

No dije nada. Escuché que puso en marcha su auto. Cuando sentí que se movía, mi corazón empezó a palpitar mucho mas rápido. Si que es muy tarde, es demasiado peligroso, hace poco estaba sintiendo que me seguían.

Cuando ví como se iba, y con la resignación a que siguiera rogando, paró en secó unos metros mas adelante y bajo del auto. Con las manos en los bolsillos se aproximó a mí.

¿Que va a hacer?.

Cuando estaba a pocos centímetros de mí, entrelazó nuestras manos y jaló delicadamente.

—No me importa si no quieres responder, te llevaré a arrastras si es posible. No te dejaré sola. —soltó mientras caminabamos.

No dije nada y caminamos en silencio.

Cuando menos lo esperaba - [HOT]© [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora