Hay momentos duros, en los que me doy cuenta que hay que vivir el presente y disfrutar los preciosos momentos -que, no vuelven, por cierto-.
Cuando me encuentro en mis días de sentirme en un lago detrás de los árboles y con mil gotas cayendo de las nubes deslizándose sobre mis mejillas, siento que quiero huir de ese profundo hueco, pero no sé cómo escalar.
Cuando alguien se marcha, es duro, similar a los peldaños que me podían sacar de los suburbios, pero los mismos me empujaron a este.
Los días preciosos son los mejores. Pero no cuando te das cuenta en ese profundo hueco de que eran mentira -en algunos casos-. Por eso no puedo ser un lirio a flor de piel, no, los peldaños dicen que se quedarán pero demuestran lo contrario, si, se alejan, y lo peor, te dejan en tu peor momento, si, cuando los veías como tu apoyo, eso, se van, como en la vida real.
Danzo, porque me siento libre, mis pétalos negros llenos de dolor se van momentáneamente, mientras giro, mientras hago cada movimiento, no soy yo, soy un lirio a flor de piel.
Quiero un día precioso, que sea verdadero, por cierto.
