Marcos

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El chirrido del timbre anunciaba el momento favorito de la mañana para Marcos, el tan anhelado receso o descanso, no porque fuese un chico sociable que amara estar en un patio jugando con sus compañeros o socializando con ellos, a decir verdad eran chicos diferentes a él, desde que había llegado a ese colegio lo menospreciaban por ser becado, por el tan poco glamuroso trabajo de su padre como mensajero o el humilde puesto de empleada doméstica de su madre, extrañaba sus viejos amigos del barrio, pero esta era su nueva realidad no podía desilusionar a su familia, su padre todos los días llegaba rendido debido a la ardua jornada por las calles, aunque ello no era impedimento para que este lo saludase con una sonrisa en el rostro, una de esas sonrisas que están llenas de orgullo por donde se le miren, incluso en ocasiones escuchaba a su padre presumiendo a sus amigos que su hijo era brillante y estaba en uno de los mejores colegios del país gracias a su inteligencia

—Ayer me acorde de ti mientras pintaba —exclamó la voz de Paula, ella era la razón de que el descanso fuese el momento favorito para Marcos, una chica de rizos achocolatados que caían frondosos a cada lado de su rostro moreno, Paula la de los ojos nebulosos como la llamaba Marcos, la única chica que le hablaba en aquel lugar

—¿Por qué te acordaste de mí? —respondió Marcos de manera tímida

—Recordé que me habías contado que el cielo es azul por el reflejo de los océanos, entonces me puse a imaginar que si los océanos hubiesen sido purpuras viviríamos en un mundo donde los cielos serían de ese hermoso color y por qué no, quizás tendríamos lluvia purpura como en la canción de Prince, así que estoy pintando el cielo purpura en la pintura que estoy empezando

—Vaya imaginación la que tienes Paula, aunque no sería descabellado pensar en cielos purpuras, quizás en alguna galaxia no muy lejana la atmosfera de algún planeta tenga esa tonalidad y los habitantes de aquel lugar sueñen con cielos azules como los que tenemos en nuestro planeta

—Vaya imaginación la que tienes Paula, aunque no sería descabellado pensar en cielos purpuras, quizás en alguna galaxia no muy lejana la atmosfera de algún planeta tenga esa tonalidad y los habitantes de aquel lugar sueñen con cielos azules como l...

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—Sería hermoso ver algún día un paisaje cósmico como el que describes Marcos y cuéntame ¿En qué andas ahora? —dijo Paula jugando con sus rizos entre los dedos

—Estoy leyendo sobre polímeros biodegradables

—En español por favor

—Lo siento, estoy leyendo sobre plástico que no dure años si no que se disuelva en el agua o en la tierra y así los animales y el planeta no sufrirían por la contaminación

—Es maravilloso ojalá eso pronto sea una realidad

Paula había conocido a Marcos a los pocos días de que este había ingresado al colegio, no estaban en el mismo curso, pero le causó curiosidad verlo bajo los árboles sentado mirando entre las hojas sin hablar con nadie, se veía profundamente triste, eran muy diferentes él era un chico muy inteligente, amante de la ciencia y de la tecnología, mientras ella solo amaba los colores y la música, aunque algo si tenían en común amaban con locura lo que hacían.

Paula había conocido a Marcos a los pocos días de que este había ingresado al colegio, no estaban en el mismo curso, pero le causó curiosidad verlo bajo los árboles sentado mirando entre las hojas sin hablar con nadie, se veía profundamente triste...

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De nuevo la campana que le daba alegría momentánea a Marcos regresaba para quitársela, Paula se despidió con un beso en la mejilla, aquellos besos hacían que Marcos generase energía eléctrica, al menos eso pensaba el chico al sentir como cada poro de su piel se irrigaba de energía.

De nuevo la campana que le daba alegría momentánea a Marcos regresaba para quitársela, Paula se despidió con un beso en la mejilla, aquellos besos hacían que Marcos generase energía eléctrica, al menos eso pensaba el chico al sentir como cada poro...

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Púrpura en Re menor - IlustradaWhere stories live. Discover now