Convivencia

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El artista limpiaba la cámara con sumo cuidado, mientras su nuevo modelo observaba curioso las fotografías que el pelinegro le había hecho tan solo dos horas atrás.

Las fotografías colgaban de varias cuerdas, sujetadas por una pinza de madera con sumo cuidado. Paseó por la sala casi a oscuras, sus pupilas dilatadas para poder acostumbrarse a la poca luz.
El castaño revisaba todas las fotografías, de las cuales él era el protagonista. Buscaba alguna mal hecha, alguna borrosa, alguna que no le agradase, pero tras las trece fotos, ninguna había conseguido provocarle desagrado, aunque YoungJae odiara verse a sí mismo en ellas, le parecían bonitas.

—Son buenas

—Lo sé

YoungJae se giró a ver al artista

—Egocéntrico

—Soy realista, soy consciente de que se me da bien esto, solo eso... también soy consciente de que soy terrible para dibujar. Sólo me conozco a mí mismo

YoungJae no contestó. Se quedó parado observando como el pálido terminaba de limpiar su preciada cámara para guardarla en su funda con extremada delicadeza

—Tratas mejor a esa cámara que a cualquier otra cosa

—Eso no es cierto, a ti te trato mejor 

YoungJae notó como sus mejillas se calentaron, por suerte (o desgracia) la poca luz evitaba que Jaebum pudiera verlo bien

—¿Cómo?

—Eres el modelo de mis obras, YoungJae. Al fin y al cabo, debes estar en perfecto estado.

—Mh...supongo que sí...

YoungJae dejó salir algo de decepción en su voz. Claro, él era la herramienta, debía estar en buen estado.

—Aunque estoy seguro de que si te hirieras también estarías igual de bien en las fotos 

—¿Que quieres decir con eso?

—Nada, que tu belleza es natural, de forma que vistas lo que vistas, y estés como estés, seguirías viéndote bien

YoungJae volvió a sentir sus mejillas reaccionar, y esta vez miró como su "Jefe" le miraba a los ojos directamente.

Parecía que el pelinegro podía ver en la mismísima oscuridad.

—No seas idiota, eso no es cierto

—Si lo es

YoungJae se limitó a apartar la mirada y seguir observando las fotografías, notando la mirada del pálido en su nuca.

—Jaebeom

El artista solo soltó un sonido desde la garganta como respuesta

—Nora se ha colado en esta foto

YoungJae señaló la foto número doce, y Jaebeom tuvo que acercarse para verla mejor, al fin y al cabo no podía ver tanto en la oscuridad.

—¿Dónde?

—Aquí, te dije que tenerla en la habitación cuando hacías fotos era mala idea...

YoungJae señaló una esquina de la fotografía donde se veía la cola de la gata.

—Bueno, no creo que sea un problema

—No me gusta...

Jaebeom miró al más bajo y soltó un suspiro

—¿Quieres repetirla entonces?

YoungJae dejó caer la última prenda de ropa en el suelo, exponiendo su cuerpo y dejándose en completa desnudez

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YoungJae dejó caer la última prenda de ropa en el suelo, exponiendo su cuerpo y dejándose en completa desnudez.
Caminó unos pasos y entró en la ducha, cerrando rápidamente para que el agua —que había encendido minutos antes— no saliera fuera.

Dejó que el agua mojara su cuerpo por completo primero, levantó su rostro y dejó que corriera por él, trazando un camino desde su frente por su cuello, pecho, abdomen, luego corrió por sus muslos, rodillas y hasta el suelo donde desaparecía en el desagüe.

Se echó el cabello atrás para que no le estorbara y agarró uno de los botes de champú que Jaebeom le había indicado anteriormente.
Pasó el contenido blanquecino por sus dedos antes de ponerlo en su cabeza y empezar a frotar.

Vivir con un artista no era tan malo al fin y al cabo, tenía sus inconvenientes, como que aunque en el contrato habían acordado que no podía hacerle fotos en horas libres, Jaebeom le sorprendía a veces con la cámara en medio del pasillo o cocina. Pero podía aguantar eso.

La confianza entre ellos dos había avanzado bastante, y aunque no llevaban tantos días viviendo juntos, YoungJae se sentía agusto con el mayor. Aunque a su parecer seguía siendo un acosador, un pesado, plasta e idiota, tenía cierta gracia.

Salió de la ducha y puso la toalla pequeña sobre su cabeza mientras enrollaba su cuerpo con la más grande, tapándose del frío que había caído sobre él al momento de salir.

Se secó con rapidez y removió la toalla en su cabello para secar este también, se dirigió a la silla allí preparada y soltó un suspiro pesado, molesto consigo mismo.
Se había olvidado la ropa de nuevo.

Su rostro hizo una mueca, no era la primera vez que le ocurría esto, incluso en su pequeño piso solía pasarle. Pero esta vez era la primera vez en una casa más grande y con gente en ella.

Sus pulmones atraparon todo el aire que podían y agarrando fuerte el borde de esa toalla a la altura de su pecho salió del baño directo al cuarto donde estaba durmiendo esos dias.

Jaebeom se había acostumbrado a no  cumplir una parte de su contrato

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Jaebeom se había acostumbrado a no  cumplir una parte de su contrato. Pues cada vez que se presentaba la oportunidad, fotografiaba el bello rostro de su modelo sin su consentimiento o incluso, muchas veces, sin que él se diera cuenta.

Una de las fotos que a Jaebeom más le gustaba era una donde salía el menor entrando en su habitación tras una ducha.
El cabello mojado, algo rizado cayendo sobre su frente, tapando un poco sus ojos, escondiendo sus orejas y goteando encima de la fina y suave camisa que llevaba, un pijama azulado, simple. Mientras el chico entraba a la habitación, una pose natural, rutinaria.

Le encantaba.

Así que, por segunda vez se coló en el cuarto donde se estaba hospedando su nuevo modelo y se sentó en la repisa interior de la ventana con la cámara enfocando a la puerta cerrada, esperando un momento perfecto para cuando abriera la puerta.

Oyó los pasos tras la puerta y se acomodó en su sitio.

Vió la manilla de la puerta bajar y alineó el ángulo de la cámara.

La puerta se deslizó lentamente hacia dentro del cuarto y él puso el dedo índice sobre el botón de la cámara.

Tres segundos.

Fueron lo que tardó en disparar la foto en el momento en el que la figura de Youngjae abrió la puerta por completo.

Y fueron otros dos segundos lo que tardó en volver a cerrarla en un portazo que resonó en los oídos del pelinegro como un despertador de lo que había echo.

Una húmeda toalla reposaba en el suelo.

La foto salió de la cámara y se posó en el mismo.

Jaebeom aturdido, miró la foto y su pálida piel cambió de color a un tono rosado.

Había fotografiado a Youngjae casi desnudo.

Fotografías Nocturnas {2Jae} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora