Capítulo 8: ¡ES UN VAMPIRO!

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Estaba dispuesta a bajar en ese mismo instante para cerciorarme de cerca de que lo que había visto era verdad y no un juego de mi mente. Pero no lo hice, porque pensé que como se estaba mudando a aquel edificio en los días siguientes tendría tiempo de sobra para conocerlo, además sus elegantes y firmes movimientos casi lo confirmaban.

Me quedé confundida, no entendía que hacía un vampiro en esta misma ciudad, ni caía en cuenta si el hecho que viniera a vivir justo al mismo lugar que yo era solo una coincidencia o era algo más.

Al tiempo que pensaba en todo esto, miraba por la ventana. Lo observaba muy minuciosamente.

Era como todo vampiro, un cuerpo y rostro perfectos y atractivos (arma natural para atraer a sus víctimas), su piel marmórea, su cabello rubio y despeinado, labios sexys. En fin, la perfección en persona. Lo único que no pude ver fueron sus ojos, que se escondían detrás de esas gafas que llevaba puesto. Por el aspecto calculo que va por sus 23 a 25 años, pero como es vampiro no me atrevo a adivinar su verdadera edad.

De pronto un escalofrío me hace tiritar, ¿De qué color serían sus ojos? Si fueran dorados, como los únicos ojos que vi en persona, estaría segura y sin problemas. Pero si fueran rojos carmesí, como las imágenes que veía en vampiros de otros clanes ¿qué debía hacer? Eran muchas incógnitas que rondaban por mi cabeza, estaba tan sumida en mis pensamientos y al mismo tiempo tan concentrada en no perderme ni un movimiento de mi nuevo vecino que no me di cuenta que Heather se levantó.

-Nnnnnicky! -Me dijo y yo me sobresalté.

-Caramba mujer, uno de estos días me causas un paro cardiaco- le dije, a modo de chiste porque eso no podía pasarme.

-¿En que estabas pensando? Te quedaste colgada... ya se! No es en que, es en quién!!

-Tienes razón

-¿qué?- me dijo un poco sorprendida porque no esperaba esa respuesta.

Le señalé la ventana y fue directo hacia ella para mirar lo que yo estaba viendo.

-¡No mames! Que chico más guapo! ¿Y viene a vivir acá? No niña, mañana mismo me vengo a vivir aquí- me dijo Heather, y yo me concentré más en el no mames que en lo que dijo porque era muy rara la vez que ella hablaba así y solo alcancé a reír.

-¿Qué estás diciendo Heather?... yo pensé que Rodrigo era el amor de tu vida y ahora así tan rápido lo cambias.

-¿Pero estas viendo lo mismo que yo? Eso que ves... eso es perfección!... papasito!- dijo elevando la voz, viéndolo y mordiéndose el labio inferior. Me gustaba mucho esa faceta de Heather, rara vez la sacaba a la luz pero cuando lo hacía me divertía mucho.

-Shhh! No lo digas que te va escuchar

-No lo creo, estamos muy lejos- pero yo sabía muy bien que no necesitaba gritar para que él la escuche, ya que sus oídos de vampiro le permitía oír incluso lo que susurrábamos.

-Sólo por las dudas

-Ok, niña santa- me dijo, no me importaba pero para pasarla bien y además guiada por mi curiosidad dije:

-Mira lo que la niña santa hace- tomé una ducha a la velocidad de la luz, entré a mi armario y me puse leggings negros y un polo suelto color celeste, sandalias, me hice una trenza a un lado y me dirigí hacia el ascensor.

Heather solo fue detrás de mí:

-No me digas que...

-SI! Le voy a hablar y me voy a presentar, como la buena vecina que soy.

-Pero no me lo quites...tú tienes a Erwin- me puse a reír y baje en el ascensor. Sabía que bromeaba y no me importaba.

Una vez que estuve en la planta baja, me detuve porque sabía que él ya había sentido mi presencia.

Otra vez la inseguridad, que últimamente se estaba volviendo algo típico en mí, me dominó. No sabía si estaba haciendo bien al ir donde él, pero aun así continué.

Él estaba descargando cajas muy grandes y cuando estuve lo suficientemente cerca dije:

-Pero que fuerza.

-No es nada, las cajas están livianas- respondió el sin inmutarse por mi presencia y sacando una nueva caja del camión de mudanza y llevándolo hacia dentro del edificio.

-Mi nombre es Nicole, Nicole Houston y soy tu vecina- no me respondió hasta después de haber dejado la caja que tenía en las manos y fue entonces que se quitó las gafas para mirarme.

-Soy Miguel y puedes llamarme Mike- dijo mirándome fijamente a los ojos.

No sabía que pensar de lo que acababa de ver...
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Estoy muy emocionada al escribir esta historia...espero de corazón que la disfruten!!!

Déjame tu voto..si no lo haces Anabelle te visitará esta noche muaajaja<-- risa malvada

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