capitulo 1

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¡Joder para ya! - siento los pequeños pies de mi hermana hundirse en el colchón y su voz chillona de todas las mañanas.

- Venga levanta marmota - sigue diciendo mientras da saltitos y se hace con las finas sabanas rosas.

- Me quieres dejar ya pesada - Tiro con fuerza de la sabana, lo que provoca que Malia caiga encima mía. - Y a parte de pesada eres una torpe. - Al decirle eso ella me abraza fuertemente para luego someterme a una corta sesión de cosquillas.

- ¡¡Malia!! - Las cosquillas es una cosa que odio porque mi hermana no tiene ningún tipo de piedad por mi y es una sensación terrible e insoportable ya que ella no para por mas que le suplique. Ella solo se burla de mi mientras yo sufro.

- Para por favor Malia - Consigo decir entrecortadamente por la risa ya que prácticamente no puedo hablar por la falta de aire, pero lo peor es la desesperación de sentirlas y no poder hacer nada.

-Lose, te ha encantado tu despertar ¿a que si? - Dice orgullosa haciendo una pose rara, muy común en ella - Pues ahora levanta tu hermoso culo de la cama y a desayunar que en una hora nos vamos - Dicho esto, desaparece por la puerta de mi habitación perdiéndose en el pasillo.

Me levanto de la cama y me dirijo a la ventana, que se sitúa justo enfrente de la puerta. Levanto un poco la persiana y retiro las cortinas para que entre la luz de la mañana. Hace un día precioso y las vistas desde esta ventana son espectaculares, realmente esto lo echaré de menos. Decido darme una rápida ducha para espabilarme, aunque con las cosquillas de mi hermana creo que ha sido suficiente. Una vez fuera del baño escojo la ropa, y me decanto por unos short claros, un chaleco blanco un poco más corto de lo normal en el que pone 'Wild spirit' y una pequeña pluma de bajo y mis inseparables vans. Me recojo el pelo en una coleta alta un poco despeinada y bajo a desayunar. La verdad que me pintaría un poco pero no tengo ganas, no soy de pintarme mucho pero de vez en cuando no queda mal.

-Buenos días - Me abalanzo sobre mi madre la cual esta preparando el desayuno.

- Buenos días y ahora despégate de mi si quieres desayunar - Dice deshaciéndose de mi, pero yo sigo agarrada a ella dándole besos. Si, soy la personas más pesada del mundo, después de mi hermana.

- Kate venga déjame - Repite riéndose mientras quita las tostadas de la tostadora. Antes de poder contestarle siento sus dedos en mi barriga. No, ¡cosquillas no! Nuestras risas se escuchan por toda la casa, algo que me encanta, escuchar a mi madre reír. Una de las cosas que voy a extrañar mucho, los momentos con mi madre. Todavía tengo presente ese pensamiento, si hago mal en dejarla sola.

- No olvides que te quiero mucho mamá- Poco a poco sus ojos se van cristalizando y se me hace imposible no lanzarme a sus brazos.

-No me dejéis atrás - Se escucha el grito de Malia y de repente siento unos brazos alrededor de nosotras.

-Te vamos a echar de menos mamá - Veo como Malia empieza a llorar. Siempre hace creer que nada le afecta, que todo está bien y eso la hace todavía más fuerte de lo que es.- Pero si necesitas algo sabes que.. - No termina la frase ya que mi madre la corta.

-Chicas, chicas que voy a estar bien. Tampoco vamos a estar tan lejos, así que ahora a empezar a desayunar, que cierta personita me ha entretenido.

Cuando terminamos de desayunar y recogerlo todo mi madre nos dijo que esperáramos a Acacia pero no se el motivo. Ella es mi mejor amiga, nos conocemos desde primaria y desde entonces somos inseparables.

Después de unos 20 minutos esperándola suena el timbre, si ella es muy parecida a Malia, las dos son el desastre en persona y las más impuntuales.

- Hola bicho - Se tira encima de Malia nada más abrir la puerta.

- Que guay que os tendré como vecinas - Empieza a dar saltitos y tocar las palmas pero al darse cuanta de nuestra cara de confusión se quedo estática - No os lo ha dicho ¿verdad?

-No.

-Bueno pues eso, que seréis mis vecinas. Estoy en el bloque de al lado - Contesta naturalmente.

Tras un cuarto de hora hablando de tonterías y esperando a mi madre nos montamos en el coche rumbo a nuestra nueva casa. Hace poco que me mudé a esta casa y la verdad que echaré de menos esto ya que en dos meses te acostumbras a un sitio nuevo.

Mi madre nos dijo que nos alquilaba el piso para que esté más cerca de la facultad, de hecho está solo a dos manzanas. La facultad de psicología está a conjunto con la de medicina y están en frente de la de periodismo, por lo que estaré al lado de Acacia. Un poco más retirado del nuevo piso se encuentra el instituto de Malia, ella cursa en el último curso y luego podrá entrar en la facultad de medicina que es en la que le gustaría estar. Luego de un largo viaje en el incómodo coche de mi madre paramos frente a unos grandes edificios azules con grandes ventanales y varios balcones.

- Valla pasada- dice mi hermana llevándose la mano a la boca, en señal de asombro.

-Anda vamos dentro, si os impresionais por esto esperar a verlo por dentro - Habla mi madre muy convencida.

Entramos al edificio y a la izquierda se encuentran todos los buzones de todos los propietarios, a un lado el gran ascensor que ya está tardando mucho en abrirse y justo en frente unas enormes escaleras.

-Por fin - Digo nada más que las puertas se abren. Pulso el quinto piso y esperamos a que las puertas se vuelvan abrir. Nada más que las puertas se abren intentamos salir todas a la vez y sin darnos cuanta de que alguien nos observaba.

-Hola, soy Nash. Vosotras tendréis que ser las nuevas vecinas ¿no? - Habla un chico alto, un poco blanquito de piel y unos increíbles ojos azules.

Mi CompañeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora